El último show | Capítulo 28. Música.
Silencio es lo que había en aquella habitación de hospital cuyas máquinas de monitoreo eran las únicas que emitían sonido alguno, desesperando a la más joven de los que estaban ahí.
—¡Ya díganse algo! —Exclamó Alex casi gritando— No soporto está tensión, así que hablen, no me importa quién, pero que alguien inicie la conversación.
Alex se había impacientado debido a que Oli había entrado al cuarto para ver cómo estaba Ramsés, sabiendo que Miguel también estaría ahí lo cual aprovecharía para hablar con ambos de una vez, pero no pudo decir alguna palabra al cruzar la mirada con ellos dos y lo mismo pasó con la pareja al ver a la mujer frente a ellos, creando un silencio incómodo que terminó por sacar de quicio a la actriz.
—No quería interrumpir su reunión familiar así que, mejor regreso en otro momento.
—¿A dónde crees que vas? —Alex la tomó del brazo, evitando que abriera la puerta para irse— Ya estás aquí, no huyas.
—No estoy huyendo.
—Por supuesto que lo estás haciendo y no voy a permitirlo porque, si lo haces, tu consciencia no te va a dejar en paz. Me dijiste que querías hacer esto, así que hazlo ahora.
—Pero... —suspiró— eres demasiado persistente —fijó su vista en la pareja—. H-Hola.
—Estás bien —dijo Miguel con una sonrisa—, aunque no pudimos evitar esos moretones que tienes.
—Me salvaron, así que esto no es nada pero, los dos... sus heridas...
—Pudimos evitar una tragedia, eso es suficiente —respondió Ramsés, acomodándose, con algo de dificultad, sobre la camilla—. Lo importante es que tú y todos los que estaban en el banco se encuentran bien.
—Estás en una cama sin poder moverte y Miguel tiene que guardar reposo por unos meses, esto no hubiese pasado si solo...
—¡No! —Exclamó el matrimonio.
—Solo fuiste una víctima más —comentó Alex llevando una mano sobre el hombro de Oli.
—Lo siento.
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28. Música.
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En el aeropuerto de la ciudad, Rodri se encontraba en espera de que entraran los pasajeros del vuelo que había llegado de Nueva York. Había pasado ya una semana desde el accidente de Miguel y Ramsés y hace dos días recibió una llamada con una de las mejores noticias que pudo recibir y que le hizo olvidar por un momento aquella tragedia, motivo por el cual estaba ansioso de que los pasajeros entraran a la sala de espera.
—¡Rodri! —Llamó con emoción al compositor.
Corrió hacia la mujer para abrazarla con fuerza, tomándola de la cintura para alzarla y dar un par de vueltas con ella.
—¿Por qué te fuiste tanto tiempo?
—Solo seguí tu consejo —respondió dedicándole una gran sonrisa una vez que el contrario la bajó—. Te extrañé.
—Y yo a ti —se acercó a ella para darle un beso en la frente—. Bienvenida a casa, Clara.
Tras haber dado el último concierto de Destripando la Historia, terminando oficialmente con el proyecto, cada miembro de lo que fue el equipo de DLH tomó un camino distinto con el objetivo de superarse a sí mismos; Clara no fue la excepción, dio todo de sí para postularse en una compañía de animación extranjera que contaba con dos vacantes y que, gracias al apoyo de Rodri, ella se animó a intentarlo, impresionando a los ejecutivos que no dudaron en contratarla, de manera que tuvo que dejar Madrid para irse a vivir a Nueva York en dónde, además de trabajar para dicha empresa, se unió a una pequeña compañía teatral para no perder el gusto por las artes escénicas.
—¿No remodelaste nada en seis años? —Preguntó Clara al entrar a la casa de su hermano.
—Te fuiste, ya no tenía a nadie para hacerlo.
—Soy tu hermana, no tu esclava —observó a su alrededor—. Me trae tantos recuerdos este lugar.
—Vivían prácticamente aquí y ahora tú lo volverás a hacer, vamos a desempacar.
—Eso puede esperar —le dedicó una sonrisa—, en verdad te agradezco que me dejes quedarme en tu casa.
—Sabes que no hay problema con ello, aunque aún no me has dicho cuánto tiempo estarás en Madrid.
—Es que tampoco yo sé, pero luego te explico —se sentó en el sofá para darle unos golpecitos al mueble, indicándole a Rodri que se sentara a su lado—, ahora mismo tú y yo tendremos la plática pendiente que tenemos desde hace un año.
—¿A qué te refieres?
—Haz estado conviviendo con el que fue tu más grande amor por todo este año, hay muchas cosas que tienes qué contarme, más aún porque te negaste a hacerlo por teléfono.
—No estoy dispuesto a revivir todo un año con un intento de terapia.
—Pero sabes bien que necesitas hacerlo y no puedes decirme que no cuando nuevamente tienes esa mirada perdida —se cruzó de brazos—, soy tu hermana y puedo darme cuenta...
—Cuando algo está mal, lo sé —tomó asiento a lado de Clara y dejó salir un largo suspiro antes de hablar—. Es una larga historia.
—Estoy luchando con el jet lag, así que un chisme ajeno me ayudará a permanecer despierta —sonrió—, dame una introducción de todo en tres frases.
Rodri frunció el entrecejo mientras pensaba en cómo resumir todo de esa manera.
—Veamos... mis sentimientos hacia Pascu se volvieron un caos, me acosté con él y lo volví a arruinar.
—¿Que ustedes qué? —Preguntó sorprendida ya que no se esperaba un drama de esa magnitud.
—Te doy una cuarta frase: Oli volvió.
—¿Qué? Espera, ¿vivirá de nuevo en Madrid?
—Se supone que es solo temporal, pero estas tres semanas han sido complicadas.
—¿Volvió por ti? —Rodri solo la miró a los ojos—. ¿Qué clase de karma estás pagando como para reencontrarte con dos grandes amores al mismo tiempo?
—Me encantaría saberlo —suspiró—, creí que tú sabías de su regreso.
—Dejé de tener un contacto frecuente con ella, solo nos hablamos de vez en cuando —llevó su pulgar derecho a la boca para morder su uña—, me preocupa tu estabilidad emocional.
—Ya no tengo.
—Te ayudaré a recuperarlo, sin importar el tiempo que me lleve.
—¿Significa que tú y yo tendremos un intento de terapia?
—Sí —sacó su celular del bolsillo de su pantalón—, y si te niegas, le hablaré a un psicólogo para que te de una terapia de verdad.
—Tres días para el sábado —comentó Helena, extendiéndole una taza de té al actor—, solo eso queda para el último show.
—Y pensar que estuvimos más de un año en Madrid por esa obra —tomó un poco de su bebida—, me cuesta asimilar que es el final.
—Siempre te pasa lo mismo con cada obra que terminas, pero esta vez es diferente, ¿cierto?
—Te dije que no pondría más excusas.
—Aún no me la creo.
—¿Tanto desconfías de mí?
—Considerando el hecho que emocionalmente no estás bien, sí.
—Hice un compromiso contigo.
—Pero no estás del todo convencido. Si vas a cambiar el trato, hazlo de una vez.
Pascu fijó la vista en la taza de té que tenía enfrente.
—Si todo sale bien, ¿dejarías que ponga en duda mis acciones una vez más?
—Y ahí se va al carajo el “no habrán más excusas”.
—Lo siento, pero aún me cuesta lidiar con este dilema.
—Haz lo que consideres mejor —finalizó al tiempo que el timbre empezó a sonar—. Te toca.
—¿A mí por qué?
—Es tu departamento, no el mío.
Pascu se levantó de su asiento tras rodar los ojos para dirigirse a la puerta y ver quién esperaba afuera. Al abrir, su sorpresa fue tan grande que hasta su boca permaneció abierta al ver a quien en algún momento fue su cuñada, justo frente a él.
—Hola, Pas... —no pudo terminar su saludo debido a que el actor la abrazó de imprevisto— o-oye, no puedo r-respirar.
—Lo siento —soltó a Clara, aún si poder creer que la tenía enfrente—. ¿Cuándo volviste?
—Ayer al medio día, quise aprovechar hoy para venirte a saludar.
—¿Cómo supiste donde estaba?
—Rodri me dijo que aún conservabas tu departamento y me da gusto saber que no he olvidado cómo llegar.
—Clara, me haz alegrado la mañana y ya todo el día.
—¿Tan buena vibra doy?
—Eso no está a discusión —se hizo a un lado para dejar pasar a la mujer.
Helena salió del comedor para ver quién había tocado a la puerta y tanto ella como Clara se sorprendieron al verse ahí, estando confundidas por no saber quién era la otra y la relación que tenían con el actor.
—¿Dejaste de ser gay? —Bromeó Clara alzando una ceja.
—Sí, tomé unas pastillas para eso —respondió con ironía para fijar su vista en Helena—. Ven, te voy a presentar —le dijo a si roommate y esperó a que ella estuviera a su lado para continuar—, Clara, ella es Helena, mi prometida.
La mujer se atragantó con su saliva al escucharlo, tosiendo al grado de sacarle algunas lágrimas.
—Ya sé que me amas en secreto, pero no tienes que ser tan directo.
—¿Lo dice quien se me declaró al momento de conocernos?
—Esa no era yo.
Clara no pudo evitar reír ante los comentarios de ellos dos.
—Pascu, la próxima vez inventa una mejor excusa, dudo mucho que alguien crea que esa belleza de mujer esté contigo.
—No sé quién eres, pero con llamarme belleza ya me agradas —comentó Helena.
—Clara Septién, un gusto —le extendió la mano que fue correspondida por la contraria.
—Septién, ¿eres pariente de Rodri?
—Soy su hermana.
—Espera, ¿tú eres esa Clara? —Se cubrió la boca con una mano por la sorpresa— Creí que estabas en Nueva York.
—Ya volví.
—Mierda, fue un comentario muy estúpido de mi parte, lamento esa mala impresión.
—Culparé a Pascu por haberte incomodado con su presentación.
—Al fin alguien lo entiende —agradeció con una sonrisa—, por cierto, soy la representante y niñera de Álvaro.
—Dime que te pagan bien.
—No lo suficiente.
—Lo lamento tanto, deberías renunciar.
—Llevó una semana considerándolo.
—Sigo aquí —comentó Pascu para captar la atención de las dos mujeres que no hicieron más que reír.
—De verdad me agradas, deberíamos ir a tomar un café algún día.
—Yo encantada —respondió Clara con una sonrisa.
—Bueno, entonces los dejo, no quiero ser un mal tercio en su reencuentro amistoso. Regreso más tarde —le dijo a Pascu.
—¿Irás con Javier?
—No, iré a comprar un poco de crack —contestó para salir del departamento, haciendo reír a la actriz.
—Viéndolo de otra manera, harían una bonita pareja.
—Nos mataríamos a la primera oportunidad —llevó a Clara al comedor—. ¿Ya desayunaste? Te puedo preparar algo si quieres.
—Estoy bien, gracias. La verdad es que necesito hablar contigo.
—¿Qué sucede? —Preguntó tomando asiento frente a la mesa al mismo tiempo que la mujer.
—En realidad hay varias cosas que quiero hablar contigo, pero considero que este es el tema prioritario que me permitirá aclarar todo —suspiró—. Antes de venir a Madrid, escuché unos rumores muy fuertes.
—¿Sobre qué? —Clara le extendió su celular para mostrarle una captura de pantalla que le hizo palidecer—. ¿Esto es real?
—Sí, rondó por todos los grupos extranjeros. Hasta donde investigué, el rumor no llegó a Madrid pero, por la fecha en que estamos, no tardará en que...
—Lo sé —la miró a los ojos—, ¿le dijiste a alguien?
—Solo he hablado con Rodri, pero no le dije nada sobre esto, primero quería hablarlo contigo.
Pascu asintió antes de devolverle su celular y ponerse de pie.
—Te prepararé un té, será una plática muy larga.
Desde afuera de la casa de Ramsés y Miguel se podía escuchar música a un volumen considerado así como un par de voces armonizadas, como si de alguna clase se tratara, o eso es lo que Rodri pensaba; había ido a visitar a la pareja para saber cómo se encontraban y de paso darles la noticia del regreso de Clara (quién iría a visitarlos más tarde), pero no se esperaba encontrar el lugar emitiendo un sonido de tal magnitud.
—Perdona la tardanza —mencionó Miguel al abrir la puerta—, aún no puedo caminar a mi velocidad normal.
—Tampoco debes esforzarte de más —respondió Rodri para entrar a la casa—. ¿Se puede saber qué pasa aquí?
—Un experimento muy grande —guió a Rodri a una habitación especial que tenían para ensayar—. ¿Recuerdas el campamento que Alex le propuso a Ramsés?
—Es difícil que alguien lo olvide, quiso obligar a todos a convencer a Ramsés de hacerlo.
—Aparentemente lo consiguió, el asunto es que Ramsi quiere reclutar a varios cantantes para que lo ayuden a dar las clases, Oli está entre los candidatos —mencionó dejando sorprendido al compositor—; ella se negó porque ya llevaba tiempo sin cantar a nivel profesional, pero lo dijo en presencia de Alex.
—Que error más grande —dijo para soltar una pequeña risa—. ¿Qué método de tortura utilizó?
—En realidad la tortura es para ella, se ofreció como conejillo de indias para ver si Oli era capaz de mejorar su nivel vocal en un entrenamiento intensivo, si lo lograba, estaba más que capacitada para dar clases en el campamento.
—¿Oli aceptó eso?
—Creyó que Alex no sería capaz de aguantar un entrenamiento así, pero ya llevan una semana.
Miguel abrió la puerta de la habitación del pequeño estudio que tenían en la casa, dejando pasar primero a Rodri quien se sorprendió de ver a Oli y a Alex irradiar vibras de emoción en la habitación.
—Parece un campo de batalla, ¿cierto? —Preguntó Ramsés al compositor.
—¿Quién está matando a quién?
—Las dos están igual —respondió Ramsés—, solo espera a escuchar el resultado.
—Una última vez —dijo Oli a la actriz—, usa la técnica que te acabo de enseñar con todo lo que haz aprendido esta semana y no olvides abrir bien la boca para que tu voz pueda salir.
Alex respiró profundamente para asentir, siendo Oli quien le dio la señal a Ramsés para que reprodujera la pista en el punto crítico de la canción que a las dos mujeres les interesaba sacar. La música que empezó a sonar fue el instrumental de la canción “heart attack” de Demi Lovato y lo que Oli buscaba era que Alex pudiera cantar la última parte de la canción que requería un nivel vocal superior.
—You make me glow —comenzó a cantar la joven—, but I cover up, won't let it show.
—Abre más la boca, Alex —señaló Oli.
—So I'm putting my defenses up, 'cause I don't wanna fall in love. If I ever did that —tomó aire—, I think I'd have a heart attack.
Alex logró cantar esa última parte con el nivel vocal que tanto ella como Oli perseguían y, mientras las dos celebraban ese logro, Rodri permaneció inmóvil ante lo que había escuchado, la voz de Alex lo había impresionado tanto que su piel se erizó como la primera vez en la que escuchó a su propia hermana cantar.
—Te necesito en el campamento, Oli —comentó Ramsés desde la silla donde estaba sentado.
—De acuerdo, lo haré, pero solo porque Alex logró sobrevivir al entrenamiento —miró a la joven con una sonrisa para percatarse de que se encontraba tocando su garganta—, ¿qué pasa?
—Creo que quedé afónica.
—Necesito conocerla ya —mencionó Clara sorprendida por la anécdota que Rodri le había contado—, no todos aguantan un entrenamiento intensivo como ese.
—Alex es muy persistente.
—Muero de ganas porque ya sea sábado para verla en escena. Mañana iré a visitar a Miguel y a Ramsés, me ofreceré a ayudarlos a entrar al teatro ese día para evitar que sus heridas se abran.
—Eso sería de mucha ayuda —se levantó del sofá al escuchar que tocaban a la puerta—. ¿Álvaro?
—Buenas noches, Rodri, ¿está Clara? —La mencionada se levantó del sofá para acercarse a la puerta— Dejaste esto en mi apartamento —le extendió un llavero con un par de llaves en él.
—Llegué junto con Rodri y ni siquiera me di cuenta de que las perdí —tomó las llaves—, gracias por traerlas —Pascu asintió y ella se retiró en dirección a la habitación donde se había instalado. «Perdóname, Rodri», pensó mientras se alejaba ya que había dejado sus llaves intencionalmente para que Pascu fuera hasta ahí.
En la entrada se podía sentir la tensión que había entre los dos y no era para menos, no habían entablado una conversación como tal desde aquella noche en la que ambos se aventaron las cartas que se habían escrito y las últimas palabras que intercambiaron fueron en el hospital, cuando Pascu lo besó indirectamente en los labios.
—Ya me voy.
—Álvaro —llamó evitando que el contrario se diera la media vuelta—, no es el mejor momento pero, ¿qué va a pasar ahora?
—¿A qué te refieres?
—¿Qué pasará con nosotros?
—Fuiste muy claro aquella noche. Creo que lo mejor es no retomar el tema.
Pascu se estaba volteando cuando instintivamente Rodri lo tomó del brazo.
—No te vayas.
Ante la sorpresa del actor, lo jaló hacia él para que entrara a la casa y, cerrando la puerta tras de sí, llevó su mano libre a la nuca del actor para inclinarlo un poco de manera que pudiera besar sus labios. Pascu correspondió al beso hasta que Rodri empezó a demandarlo más, llevando una de sus manos debajo de la camisa del actor, lo que le hizo soltar un suspiro al sentir los dedos del contrario rozar con su piel.
—E-espera —alejó al compositor de él para verlo a los ojos—, no quieres hacerlo realmente, ¿cierto?
—No sabes nada.
—Te conozco perfectamente —tomó a Rodri del mentón para alzar su mirada hacia él—, ¿por qué te estás obligando a hacer esto?
—Porque te necesito —se aferró a la camisa del actor—, esa es la única verdad —acercó nuevamente su rostro al de Pascu, dejando los labios de ambos separados por unos pocos milímetros—. Aunque sea por última vez, quiero me hagas el amor.

