Hojas de otoño | Capítulo 25. DLH.
Los cinco artistas miraban incrédulos el papelito que estaba sobre la mesa con el nombre del nuevo DLH que debían hacer. Habían anotado todas las propuestas que tenían en ese momento y las metieron en un pequeño jarrón de cristal para sacar a la suerte el que sería el nuevo vídeo; sin embargo, había una propuesta en particular que agregaron y ninguno quería que saliera ya que el nivel de exigencia que tenía era demasiado grande.
—La próxima vez no vuelvas a decir “¿cuál es la probabilidad de que el más difícil salga a la primera?” antes de hacer la rifa —reclamó Clara a Carbajo.
—Lección aprendida —respondió el animador sin apartar la vista de aquél papel.
—Igual no debimos meter esa propuesta al jarrón en primer lugar —comentó Mingo para estirar los brazos hacia arriba—. Serán unos meses muy cansados.
Sabiendo ya el tema central del nuevo vídeo, comenzaron a trabajar en él, investigando para obtener los datos más relevantes que a Pascu y a Rodri les servirían para componer la letra de la canción, mientras el equipo de músicos de DLH trabajaba en conjunto con Rodri para determinar el género musical que usarían y así empezar a componer la melodía.
Si bien habían tenido problemas con varios vídeos, ese en específico lo catalogaron como el peor de todos ya que desde la composición de la letra empezó el martirio; aunque tenían la información en sus manos, les fue difícil acomodar todo en una canción que rimara y, a su criterio, fuera del agrado de los demás. La melodía también fue un caos ya que no podían adaptar bien el ritmo elegido con la letra que se estaba escribiendo, así que conseguir esa sincronía les llevó bastante tiempo.
—Hora de cavar nuestras tumbas —anunció Pascu a Mingo y Miguel ya que empezarían a trabajar en los bocetos de la animación.
Mientras Rodri seguía trabajando con el equipo musical para terminar los ajustes de la melodía, el equipo de animación se dedicó a trabajar hasta el cansancio en los personajes, fondos y transiciones del vídeo: Pascu haciendo los bocetos principales, Mingo y Miguel enfocándose en los fondos y detalles secundarios, y Clara asegurándose de marcar bien la línea de trazo de todos los dibujos para tener el diseño final de los mismos.
Un par de días más tarde, Rodri llamó a Pascu para que escuchara el resultado final de la melodía que compusieron, de manera que pudieran empezar a grabar sus voces para anexarlas a la canción y terminarla de una vez por todas para enfocarse en acabar la animación. Teniendo lista la canción, Rodri se unió a la masacre restante para ayudar a Miguel a colorear los fondos que había hecho mientras Pascu y Mingo veían por la fluidez de la animación al mismo tiempo que Clara luchaba con las líneas de trazo de los bocetos más complejos que Pascu había hecho para ese vídeo.
—Ya no puedo más —mencionó Mingo, recargando la espalda sobre su asiento—, esto ha acabado conmigo.
—Te comprendo, a mí me arden los ojos y creo que ya estoy viendo borroso —respondió Miguel para fijar la vista en la tableta que tenía enfrente—. Solo quedan algunos detalles, los podemos terminar temprano y el vídeo estará listo para subirse antes de la hora usual en la que se suben los DLH.
—¿Por qué no van a dormir? —Sugirió Pascu— Yo me encargo de terminar lo que falta.
—No te dejaremos la carga de trabajo.
—Descuiden, me quedaré con él —replicó Rodri antes de estirar los brazos hacia arriba—. Clara, tú igual deberías... —al girarse hacia su hermana, la encontró durmiendo con la cabeza recostada sobre la mesa.
—Mingo y yo iremos por las almohadas, si no despierta, me hablas para que me la lleve cargada.
—Gracias, Miguel —se levantó de su asiento para acercarse a su hermana—. Clara —sacudió despacio uno de sus brazos—, Clara despierta.
—¿Qué? Sí, estoy bien —respondió asustada al abrir los ojos.
—Ve a dormir.
—¿De qué hablas? Aún no hemos terminado.
—Ya fue suficiente —dijo colocando una mano sobre el hombro de la mujer—. Ve a mi habitación a descansar.
—¿Pero qué hay de ti y de Pascu?, ¿dónde dormirán?
—No te preocupes por nosotros —replicó el actor.
A Clara le tomó unos segundos asentir para levantarse de su asiento y dirigirse a la habitación de su hermano, arrastrando los pies por el cansancio. Pascu y Rodri intercambiaron miradas antes de salir del estudio para preparar café y lavarse la cara ya que sería una noche larga editando lo que restaba del vídeo, por lo que permanecieron despiertos hasta casi las cuatro de la mañana ya que en el proceso encontraron varios errores que debían corregir.
—Por fin lo terminamos —dijo el compositor con alivio para recostarse en el respaldo de su asiento—. Esto fue un asco.
—Ni que lo digas, pero al menos podremos dormir bien después de haber terminado con esta masacre.
Bostezó para luego fijar su vista en el actor.
—Ya estoy cansado.
—Todos lo estamos.
—No, me refiero a que ya estoy en mi límite. Este último DLH nos ha costado mucho terminarlo, no sé si somos nosotros que ya perdimos el toque o si este ha sido el tema más difícil de abordar, pero se nos ha hecho un martirio y no podemos seguir así.
—¿Y qué sugieres?
—Creo que tal vez debemos tomarnos un descanso y no hablo de irnos de vacaciones, sino de alejarnos de DLH por un tiempo para recuperarnos de este desgaste.
Pascu observó detenidamente el monitor donde habían terminado de editar el vídeo.
—Sí, yo también lo he pensado, pero creí que no iba a ser necesario hasta lo que pasó esta vez.
—¿Crees que sea lo correcto? —Preguntó entrelazando su mano con la de Pascu.
—Pues una cosa es segura y es que a nuestro equipo le encantará la idea.
—¿Y qué crees que opine el público? —Se talló el ojo izquierdo con su mano libre—, ¿tomarán bien la noticia?
—Sabes muy bien que no —depositó un beso en la mano de Rodri que tenía entrelazada con la suya—, pero tendrán que aceptarlo porque ninguno de nosotros puede continuar así.
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—¡¿Están locos?! —Exclamaron los tres completamente escandalizados.
—Los locos serán ustedes que no quieren aceptar.
—Pascu, no es que no queramos, es solo que el público nos va a matar —respondió Miguel con seriedad.
—La idea de alejarnos es tentadora —comentó Clara—, pero no queremos enfrentarnos a los fans.
—¿Y prefieren seguir con este desgaste? —Preguntó Rodri sorprendido y confundido a la vez. — Solo miren este DLH, todos nos enfermamos durante el proceso de creación y ninguno ha podido comer ni dormir como se debe.
—Chicos, es por nuestro bien —añadió Pascu—. No estamos diciendo que Destripando la historia va a terminar, tan solo será un descanso para que podamos recuperarnos y, cuando digamos volver, lo haremos de una forma tan épica que todos van a agradecer que hayamos desaparecido por un tiempo.
—Mingo, ¿tú qué opinas? —Preguntó Miguel a su compañero.
—Yo fui el primero que anoche dijo que ya no podía más —suspiró—. Realmente no quisiera hacerlo porque ni yo ni ninguno de ustedes vamos a poder sobrellevar la lluvia de comentarios y quejas que la noticia va a traer consigo —se cruzó de brazos—, pero es un hecho que todos hemos perdido nuestras vidas por este proyecto. Necesitamos un respiro si queremos seguir haciendo lo que nos gusta y, como dice Pascu, es por nuestro bien y eso incluye el futuro de DLH.
Miguel y Clara intercambiaron miradas de angustia, pensando y analizando con detalle la situación para al final aceptar que en verdad necesitaban ese descanso pese a lo que el público pudiese decir, así que estuvieron de acuerdo con la propuesta planteada. Teniendo al equipo central en la misma sintonía, Rodri contactó con el equipo musical para informarles sobre la decisión que habían tomado, de manera que ellos igual podrían descansar del ajetreo musical que cada DLH traía consigo. Siendo las tres de la tarde, prendieron la cámara con la que grabarían el mensaje que colocarían al final del vídeo que subirían dentro de unas horas.
—¡Hey! Yo soy Pascu.
—Y yo soy Rodri.
—Y aquí tenemos a todo el equipo detrás de estos vídeos: tenemos a Clara, a Miguel y a Mingo —presentó el actor.
—Y nos hemos reunido todos porque tenemos un mensaje muy importante que darles y esperamos, de verdad, que nos puedan comprender.
Tras las palabras de Rodri, los cinco respiraron profundamente antes de hablar al unísono.
—Destripando la historia tendrá una pausa.

