Hojas de otoño | Capítulo 15. Démeter.
—Tres... dos... uno... ¡Feliz año nuevo! —Exclamaron todos con entusiasmo para reventar sus bazucas de confeti con el sonar de las campanas de media noche.
Entre risas y abrazos celebraron de la festividad en casa del compositor, teniendo el comedor lleno de platos con varias comidas, botanas, vasos con refresco y una que otra botella de cerveza.
—Deja eso ahí —mencionó Miguel Carbajo al tiempo que el quitaba su vaso con refresco a Rodri—, es año nuevo, vas a brindar con nosotros como se debe —le extendió una copa con champagne que Clara recién había servido.
—Gracias, pero dije que en mi vida vuelvo a tomar una sola gota de alcohol.
—No te hagas el exquisito que bien que te trajo un beneficio haber tomado en aquella ocasión —comentó su hermana señalando, con la copa que sostenía en su mano, a Pascu—. Solo para el brindis, por favor.
Rodri dudó pero al final terminó accediendo a la insistencia de Miguel y Clara, así que aceptó la copa que su compañero le extendía y, una vez todos tenían una copa en sus manos, las alzaron para brindar por un nuevo año lleno de felicidad, trabajo, salud y amor.
—Todavía no entiendo cómo pude embriagarme esa noche si ni quiera puedo pasar del primer trago —dijo tosiendo tras haber tomado el champagne.
—Clara y yo nos seguimos haciendo esa misma pregunta —comentó Pascu, tomando la copa de Rodri para colocarla en la mesa junto con la suya—, pero agradezco que la sed de alcohol te haya poseído o de lo contrario ahora no podría decir que tengo la dicha de tenerte de novio.
—No sé cómo sentirme al respecto.
—Afortunado, conquistaste a este galán —le guiñó el ojo, ganándose un golpe ligero en su brazo sano por parte de Rodri—. Venga, hagamos nuestro propio brindis —tomó un vaso con refresco y se lo extendió a su pareja para luego tomar un vaso para él—, porque quiero seguir trabajando a tu lado en este proyecto que iniciamos juntos.
—Porque quiero seguir desvelándome contigo tratando de componer una canción o coloreando tus dibujos.
—Porque quiero seguir abrazándote y decirte lo mucho que te quiero.
—Y porque quiero seguir viéndote a los ojos y acariciar tus mejillas mientras me besas —cambió su expresión de inmediato al darse cuenta de lo que había dicho—. No es lo que... es decir...
—Está bien —dijo entre risas—, no tienes que excusarte cada vez que dices algo así.
—Que conste que tú lo dijiste —sonrió para acercar su vaso al de él—. Feliz año nuevo, Pascu.
—Feliz año nuevo, Rodri.
🍁
A la primera semana de enero el brazo de Pascu fue liberado de su prisión de yeso, estando completamente recuperado y su muñeca fuera de peligro, de esta manera Rodri por fin pudo volver a su casa con su gato y no es porque no le hubiese gustado haber estado con Pascu por esos días, sino porque su espalda ya extrañaba la comodidad de su cama y el calor de su propio hogar.
Con el pasar de los días, fueron retomando sus actividades en lo que quedaban a la espera de noticias por parte de la editorial a la que le habían entregado el proyecto del libro finalizado. Mientras eso pasaba, Rodri ayudó a Ramsés a dar algunas clases de música en la academia donde el cantante trabajaba, en cuanto a Pascu, se dedicó a practicar junto a Clara y Miguel Ángel para unas audiciones que habría en unas semanas y del que los tres estaban dispuestos a participar.
—¿La bella y la bestia? —Preguntó Rodri sorprendido— Jamás creí que te volvería a ver en esa puesta en escena.
—Todavía no verás ahí, la relación de seleccionados saldrán hasta dentro de una semana.
—No hay que ser un genio para saber que vas a quedar, eres un actor estupendo y sería muy tonto que no te acepten.
—Igual aparecen nuevos actores que se roban el escenario.
—No te menosprecies, Álvaro, eres muy buen actor y estoy seguro que vas a quedar, tanto tú cómo Miguel y Clara. Nada me ilusiona más que ir a verte en primera fila.
—Ese es el ánimo que necesito en mi vida —tomó la mano de su pareja para besarla.
—¿Ya me dirás qué papel quieres pelear?
—Adivina.
—Contigo es difícil —frunció el entrecejo—, ¿Gastón?
Pascu lo miró sorprendido.
—¿Cómo supiste?
—Me dijiste que adivinara.
—Sí, pero no creí que le atinaras a la primera.
—Bueno, años de amistad y casi dos meses de noviazgo son suficientes para conocerte bien —sonrió—. Tan solo te visualicé como Gastón y te va bien: tienes la voz, el carisma, el traje te quedaría bien y ni hablar de tu versatilidad para interpretar personajes; en definitiva puedes hacer tuyo a Gastón y créeme que ahora muero de ganas por verte actuar ese papel —giró la cabeza para ver a su novio, encontrándolo con una expresión de incredulidad—. ¿Qué pasa?
—Rodri, dirás qué estoy loco pero, cuando trataba de decidir qué papel pelear, escuché tu voz susurrándome las mismas palabras que me acabas de decir.
—¿Qué?
—Eres mi alma gemela —dijo tomando las dos manos de Rodri.
—¿De qué estás hablando, Álvaro?
—Leí hace un tiempo que las almas gemelas suelen ayudarse mutuamente a tomar las mejores decisiones y gracias a ti es que elegí a Gastón.
—Pero no tiene ningún sentido, tú tomaste la decisión mucho antes de hoy.
—Quizá tu alma me ayudó.
—No tiene coherencia —suspiró—, pero es lindo pensar que en verdad se trata de ello. Ahora que recuerdo, yo igual leí sobre las almas gemelas hace un tiempo, pero fue algo completamente distinto a lo que tú mencionas.
—¿De qué se trataba?
—Se supone que cuando estás con tu alma gemela puedes escuchar, ya sea en la mente o, en casos más grandes, en el entorno, una canción que terminará siendo muy especial para los dos.
—¿Una canción?
Rodri asintió y, antes de que pudiera decir algo, en aquél parque donde ambos estaban se comenzó a escuchar la canción de Démeter que estaba siendo interpretada por un artista callejero que tocaba la melodía de aquella canción con su guitarra.
—¿Te refieres a algo así? —Preguntó Pascu.
—Eso fue muy acertado.
Los dos habían hablado de lo mucho que les había gustado la canción que hace unos años destriparon sobre esa figura griega, haciendo énfasis en la lenta melodía y en cómo sus voces se pudieron sincronizar; incluso un día Pascu bromeó sobre hacer de esa su canción de relación ya que, aunque la canción no era de amor, a los dos les había encantado el resultado de su trabajo y eso era suficiente para hacer suya la melodía, cuestión que Rodri empezó a considerar porque la idea le gustaba.
—¿Debemos tomar esto como una señal del destino?
—Yo ya lo hice —respondió Rodri para mirar a los ojos del contrario—, después de todo, Démeter es nuestra canción, ¿cierto?
—Sí que lo es —afirmó Pascu con una sonrisa para entrelazar su mano con la de Rodri—, la canción que terminará siendo muy especial para los dos.

