Hojas de otoño | Capítulo 13. Jabón.

Acostado boca arriba sobre su sofá, observaba detenidamente el dije de la pulsera que colgaba de su muñeca, sonriendo mientras sus ojos comenzaban a brillar irradiando felicidad.

—Estoy enamorado, Clara —suspiró—, es horrible.

—Si no fueses correspondido, tal vez —se sentó a lado de Rodri, en el espacio que quedaba de aquel largo sofá, tomando el brazo izquierdo de su hermano para ver la pulsera que llevaba puesta—. Técnicamente hicieron un ritual de matrimonio.

—No era esa la intención, pero sí fue una propuesta muy linda, demasiado fuera de lo normal, pero...

—Fue suficiente para los dos —sonrió—, no sabes la alegría que me causa que por fin hayas encontrado nuevamente el amor y qué mejor que con Pascu, te llevaste a un partidazo como novio.

—Novio... —se reincorporó sentándose en el sofá para encarar a su hermana— Dios mío, tengo novio —le dijo con sorpresa.

—¿Te acabas de dar cuenta que en verdad eres gay?

—Esa plática ya la tuve con Ramsés, pero a lo que voy, cuando empecé a sentir algo por Pascu, jamás creí que podríamos llegar a ser esto.

—¿Aún piensas en el caos mental que te armaste hace unos meses?

—Te mentiría si digo que no, pero ambos acordamos hablar de ello, así que espero poder superarlo.

Clara estuvo a punto de hablar pero tocaron la puerta de la casa, así que se levantó para ir a ver de quién se trataba.

—Miren quién está aquí —exclamó al abrir la puerta—, nada más y nada menos que mi nuevo cuñado.

—¡Clara! —Llamó Rodri al tiempo que se ruborizaba.

—Veo que ya te dio la noticia —mencionó Pascu desde la entrada.

—Sí y bien escondidito que se lo tenían —respondió dándole un par de golpes con el codo—. Más vale que cuides de mi hermano, mira que te quiero muchísimo pero, si le haces algo malo, te mato.

—Primero él me lastima a mí antes que yo a él —sonrió—, te prometo que cuidaré bien de él —mencionó para entrar a la casa del compositor.

—Entonces yo me voy, no quiero hacer mal tercio —comentó para tomar su bolsa de la pequeña mesita que estaba en la sala—. No hagan travesuras, niños, que no llevan ni veinticuatro horas de relación.

—¡Vete de aquí! —Exclamó Rodri para cubrirse la cara con ambas manos, tratando de ocultar el tono rojizo que había adquirido.

—Adiós, tortolitos —se despidió Clara para salir de la casa, dejándolos solo a los dos.

—Me agrada tener a Clara como cuñada.

—Por favor, no empieces.

Rodri se descubrió la cara para ponerse de pie y quedar de frente al actor, cayendo los dos en cuenta de que no sabían cómo debían saludarse ahora que habían comenzado a salir; usualmente solo les bastaba con un “hola”, pero en ese momento sintieron que debían hacer algo más y no sabían qué.

—¿Debería besarte?

—N-no... no sé... —respondió Rodri bajando la mirada, a lo que Pascu se acercó para darle un beso en la frente que lo dejó sorprendido—. Me costará acostumbrarme a esto —mencionó haciendo sonreír al contrario—, por cierto, ¿a qué se debe tu visita?

—Escuché que en el centro comercial, en la cafetería donde comimos los pastelillos lunares, están vendiendo un pastel de temporada con crema de chocolate y fresas que ¡Dios!, en las fotos que están circulando se ve buenísimo. Quería preguntarte si quieres ir conmigo a probar ese manjar.

—Suena bien, solo deja voy por mi billetera. Pero eso sí, no quiero ningún beso indirecto como aquella vez.

—¿De qué estás hablando?

—Tú sabes muy bien a qué me refiero, fue un caos comer ese pastelillo de mermelada.

Pascu dejó salir una risa nerviosa al recordar lo incómodos que habían estado en ese momento.

—¿Y por qué no quieres que pase lo mismo esta vez?

Rodri se dio la media vuelta y comenzó a caminar en dirección a su habitación.

—Porque si tienes intención de besarme, quiero que sea un beso directo esta vez.

🍁

Los días de diciembre fueron pasando y faltaba ya poco para navidad. Durante esos días, los dos se la pasaron trabajando en el nuevo libro que habían dejado a un lado momentáneamente en lo que terminaban con el DLH infernal y, ahora que tenían tiempo, decidieron retomar el proyecto, además de que la editorial ya había comenzado a ejercer presión sobre ellos para que mandaran sus bocetos.

En cuanto a su relación, si bien no habían hablado sobre sus temores como tal, sí habían acordado mantener todo en privado siendo Ramsés, Miguel, Clara y todo el equipo de DLH los únicos que estarían enterados de ello; lo último que querían era ser la comidilla de los medios y que eso terminara por perjudicar a sus compañeros, razón por la que le pidieron a todos que mantuvieran el secreto y nadie se negó a ello, la idea de que ambos hayan decidido iniciar una relación les gustaba y estaban dispuestos a hacer todo lo posible por ayudarlos a mantener el tema al margen del público.

—El invierno se acerca.

—¿Qué clase de referencia a Game of Thrones fue esa? —Preguntó Rodri con una sonrisa.

—La más obvia: está comenzando a nevar —señaló hacia la ventana de su departamento donde se encontraba mirando a la calle—. Cuando regreses a tu casa, tendrás la barba cubierta de nieve y te parecerás a Santa Claus.

—Voy a pedir un taxi para que eso no pase.

Rodri había ido al departamento de Pascu para ayudarle a terminar los últimos dos bocetos que faltaban para enviar todo el trabajo que tenían a la editorial.

—Me voy a dar un baño rápido para acompañarte de regreso a casa, ¿te parece?

—Está bien, de mientras prepararé un poco de café —se levantó de su asiento—, tienes café, ¿cierto?

—Debe haber un poco por ahí.

—Ve al baño, yo lo busco.

Mientras Pascu se dirigía a su habitación para buscar su ropa, Rodri entró a la cocina para poner a calentar un poco de agua y buscar el sobre de café que supuestamente el actor tenía. Cuando por fin lo encontró, tomó dos tazas y un par de cucharas mientras quedaba a la espera de que el agua se terminara de calentar; al apagar el fuego de la estufa, un ruido se escuchó proveniente del baño acompañado de un quejido, por lo que Rodri fue corriendo para ver qué es lo que había pasado.

—Álvaro, ¿estás bien? —Preguntó desde la puerta.

—Creo que me fracturé el brazo.

—¿Qué?

—Se me cayó el jabón al piso y me resbalé con él. Caí sobre mi brazo y me duele.

—Entraré a ayudarte.

—¡No!

—¿Por qué?

—Estoy desnudo —respondió el actor haciendo que Rodri alejara la mano de la perilla de la puerta ya que estaba a punto de entrar.

—Cerraré los ojos —dijo lo primero que se le vino a la mente—, entraré de esa forma y me irás guiando para que te pase la toalla y la ropa, aunque sea la interior que te pongas para que pueda ayudarte a salir de ahí y llevarte a tu habitación, ¿te parece?

—¿Estás seguro de esto?

—No, pero es lo único que se me ocurre. Aquí voy —anunció para girar la perilla de la puerta del baño, cerrar los ojos y entrar dejando la puerta abierta.

Apenas lo vio, Pascu comenzó a guiarlo para que alcanzara la toalla y se lo extendiera, luego hizo lo mismo con la ropa pero, como le dolía el brazo, le costó ponerse la interior.

—¿Me ayudas con la camisa? —Preguntó algo agotado por el esfuerzo que había hecho con solo un brazo.

Rodri siguió la voz de Pascu para inclinarse un poco hacia él y ayudarlo a ponerse la camisa, tomando con cuidado el brazo que le dijo que le dolía para no dañarlo más de lo que ya estaba. Estando ya medio vestido, teniendo solo la ropa interior y la camisa, Rodri lo ayudó a levantarse, cuidando de no pisar el jabón que seguía en el piso y que Pascu le advirtió dónde estaba; tomando al actor de la cintura, cerró la llave de la regadera y salió del baño con él para llevarlo a su habitación, manteniendo los ojos cerrados hasta que Pascu se recostó en su cama y se cubrió la parte baja del cuerpo con la sábana.

—¿Me quieres explicar cómo demonios te caíste con el jabón? —Preguntó Rodri exaltado tras abrir los ojos y ver al contrario con el cabello mojado.

—Ya sabes, andaba haciendo mi concierto imaginario en la ducha y se me cayó —respondió para tratar de acomodarse en la cama, quejándose en el proceso al mover el brazo izquierdo.

—Iré por una venda, si es una fractura o no, es mejor que no muevas el brazo.

Mientras Pascu permanecía acostado en la cama, secando su cabello con la toalla que Rodri le había dejado, este fue en busca de una venda al botiquín que el actor tenía en el baño para luego volver a la habitación y comenzar a vendarle el brazo con cuidado de no lastimarlo.

—Me salvaste del puñetero jabón, eres mi héroe.

—No digas estupideces —mencionó el compositor al tiempo que terminaba con el vendaje—. ¿Cómo lo sientes?, ¿está muy apretado?

—No, así está bien, gracias.

Rodri tomó la almohada sobrante que estaba en la cama de Pascu.

—Estaré en la sala, me quedaré a dormir esta noche por si llegas a necesitar algo. En la mañana te acompañaré al doctor para que te revise.

—En verdad te lo agradezco, pero no es necesario que duermas afuera.

—Está bien, igual tú sueles hacerlo en mi casa —respondió para sujetar la almohada con una mano e inclinarse hacia el contrario para depositar un cálido beso en sus labios, colocando su mano libre en la mejilla del actor mientras este correspondía sorprendido al beso que le estaban dando—. Buenas noches, Pascu —dijo al alejarse del rostro del contrario, dejando ver un ligero rubor en sus mejillas.

—Buenas noches, Rodri —respondió con dificultad, sintiendo que su corazón estaba por salirse de su pecho tras haber recibido el primer beso por parte del contrario.

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