Dos palabras | Capítulo 04. Parrilla.

—¡Júralo! —Exclamaron al mismo tiempo.

—Lo juro —sonrió—, nos besamos.

Con la misma emoción con la que se celebra un gol del equipo favorito de fútbol, fue que Erwin, Levi, Mike, Keiji y Abel gritaron con felicidad al saber que su amigo por fin había dado el primer paso (y uno muy grande) para poder estar con la chica que le gustaba.

—Muy bien, Moburrito, ya eres todo un hombre —mencionó Levi dándole un golpe en la espalda—, ahora apresúrate a hacer canon el shipp.

—E-eso llevará su tiempo.

—¿Cuánto más? Si ya se besaron y, por lo que cuentas, la cuatro ojos se ve que está más que dispuesta a tener algo contigo.

—Tiene razón —comentó Abel—, los dos dieron un paso agigantado y desde lejos se ve que se corresponden, ya deberías animarte a pedirle que sea tu novia.

—O mínimo quedantes —añadió Mike para llevar su vaso con refresco a la boca.

—Lo tengo —exclamó Keiji al tiempo que chasqueaba los dedos—. Mañana es el cumpleaños de Erwin y el plan original era que tengamos un día de chicos para celebrarlo al estilo Las Vegas, pero podríamos cambiar eso.

—Ya entiendo, quieres invitar a las chicas para que entre todos armemos el ambiente perfecto que le permita a Moblit declararse —Abel se acomodó las gafas—, el problema es que todos estén de acuerdo en modificar el plan, sobre todo Erwin, al fin de cuentas él es el festejado.

—Por mí no hay problema, más regalos y más cerveza para mí fiesta.

—Entonces está decidido —comentó Mike—, ninguno de nosotros se opone a la idea si con eso podemos ayudar a Moblit a conseguir novia.

—Pero...

—¿Dijiste “pero”? —Preguntó Levi en un tono amenazante al tiempo que apretaba con fuerza su vaso con agua.

—¿Tan desesperado estás porque ella y yo andemos?

—No es una opción que no terminen juntos. Ahora, ¿cuál es tu objeción?

—No es que me niegue al plan, es solo que será una fiesta de cumpleaños, ¿cómo piensan armar el ambiente perfecto para que me declare en medio de una borrachera?

—Moblit —llamó Erwin—, eso déjanoslo a nosotros.

—¡Júralo! —Exclamaron las chicas al enterarse de lo que había sucedido en la cita.

Justo como pasaba con Moblit, Hange se reunió con Nifa, Nanaba y Petra para contarles cómo le fue en su “salida de castigo”, siendo Petra la más sorprendida de las tres ya que ella no sabía nada de la supuesta cita hasta que Nifa le contó por llamada una vez que ella y Nanaba dejaron a Hange en el parque.

—Espera —interrumpió Nanaba la conmoción—, ¿cómo le hicieron para volver a su departamento? Y hoy, ¿se pudieron ver a la cara?

—Fue más complicado de lo que se imaginan —respondió Hange con un leve rubor en las mejillas—. Ayer volvimos en silencio pero... tomados de la mano.

—¡¿Qué?! —Exclamaron sorprendidas.

—Fue de forma inconsciente, no nos dimos cuenta hasta que llegamos al departamento y cuando lo vimos, solo nos reímos para poder entrar —fijó su vista en la taza de té que sostenía en sus manos—. Hoy en la mañana tampoco pudimos hablar, solo nos sonreímos y ya; es difícil entablar una conversación después de habernos besado.

—Pues tendrán que hacerlo, quieran o no —comentó Nifa—, primero, porque viven juntos, y segundo —giró su celular para mostrarle a las tres chicas el mensaje que había recibido— porque tenemos una fiesta y él estará ahí.

—“Erwin en Las Vegas” —leyó Petra—, qué nombre más original para una fiesta de cumpleaños, pero el mensaje es claro también: será una borrachera.

—Igual y nosotras llevamos un buen tiempo sin salir a tomar —mencionó Nanaba—, la fiesta de Erwin es la excusa perfecta.

—Pero mañana es domingo —dijo Hange—, no vamos a querer ir a la universidad el lunes si nos ponemos hasta el cuello de ebrias.

—Pues empezarán desde el medio día —señaló Petra en el mensaje—, si tomamos hasta la seis, tendremos tiempo suficiente para dormir y despertar medio bien el lunes.

—¿Piensas tomar hasta la seis? —Preguntó Nifa sorprendida—. Eres mi ídola, yo pensaba terminar a las ocho, pero bueno, me gusta tu idea. ¿Les confirmo entonces que iremos? —Lanzó la pregunta al aire, pero en realidad fue más para Hange ya que las tres la voltearon a ver en busca de una respuesta.

—Está bien, iremos con ellos.

Domingo al medio día y todos ya estaban ansiosos por llegar a la casa de Erwin para la fiesta estilo Las Vegas, cuyo nombre le habían puesto debido a que se dedicarían a jugar juegos de mesa con apuestas mientras bebían todo el alcohol que pudieran ingerir y que tuviesen disponible en la nevera. Fue Levi el que decidió ayudar al cumpleañero a limpiar ya que, en sus palabras, Erwin era bueno para todo excepto para tener su vida ordenada, incluyendo su casa; en cuanto a Moblit, Keiji y Abel, se encargaron de comprar todo lo que Erwin les había encargado para la comida que harían: hamburguesas a la parrilla.

Aproximadamente a la una de la tarde fue que las chicas llegaron al lugar, felicitando primero a Erwin para después saludar a los demás chicos y ver en qué los podían ayudar.

—¿Qué es lo que cocina, señor Berner? —Preguntó Hange al acercarse al joven.

—“Le hamburguesé a la parrillé”, no se dice así, pero me entendiste.

—Se escuchó muy profesional de todas formas —sonrió—, ¿por qué tú vas a cocinar? Creí que Erwin lo haría.

—En palabras de Levi, Erwin es bueno para todo excepto en algo y en mis palabras la cocina forma parte de ese algo —comentó haciendo reír a la mujer—. Prefiero cocinar yo a dejar que Erwin nos intoxique.

—Eres nuestro héroe —dijo irónicamente—. ¿Me dejas ayudarte?

—Sería un honor que lo hagas.

Mientras los dos se enfocaban en preparar las hamburguesas, los demás comenzaron a poner la mesa y se sirvieron sus cervezas para comenzar a brindar por el festejado.

—Se ven bien juntos —mencionó Nanaba, señalando con la mirada a Moblit y Hange—, es una lástima que tarden tanto en avanzar.

—Ya amenacé a Berner, solo me falta amenazar a la cuatro ojos para que se apresuren a ser novios —comentó Levi para darle un trago a su bebida—. Estoy por levantarme para ir con ellos y juntar sus cabezas para que vuelvan a besarse.

—No intervengas más de lo que debes —le dijo Erwin—, una cosa es ayudar y otra muy distinta es obligarlos y hacer que se pierda la magia. Dejemos que los dos avancen a su propio ritmo y estoy seguro de que esta vez no tardará mucho, ambos ya dieron el primer paso.

—Si de ayudar hablamos, entonces podemos hacer esto —Nifa le dio un trago a su cerveza para girarse con su silla en dirección a los mencionados—: ¡Qué bien se ven cocinando juntos, tortolitos!

Hange soltó el cuchillo con el que cortaba la cebolla y Moblit dejó caer precipitadamente una porción de carne a la parrilla, ambos ruborizándose de inmediato al escuchar las palabras de Nifa. Petra, quién en ese momento era la que más ya había tomado, le siguió el juego a Nifa, siendo Keiji y Abel los que se unieron después, dejando nerviosos a los susodichos que no buscaban cómo seguir haciendo la comida sabiendo que los estaban exponiendo de esa manera.

No fue hasta que el fuego de la parrilla aumentó su intensidad que todos se calmaron, siendo Mike y Erwin los que se levantaron de sus asientos para ayudar a Moblit a apagar el fuego que estaba quemando la porción de carne que el joven había dejado caer. Pasada la tragedia, un pequeño silencio se hizo presente para ser interrumpido a los pocos segundos por la risa que cada uno soltó ante la situación que los había asustado; cuando por fin se calmaron, decidieron preparar la comida entre todos para asegurarse de que no volviera a ocurrir algo así, alejándose los dos enamorados para cada uno hacer algo distinto, pero intercalando miradas y sonrisas nerviosas en cada momento, estando, de alguna forma, más seguros ahora de querer declararse al otro.

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