Dos palabras | Capítulo 02. Persecución.
—Nada como respirar aire fresco por la mañana.
—Es el mismo aire de siempre, Nifa.
—Te equivocas, este es un aire totalmente natural proveniente del “bosque alto” —respiró profundamente—. Más allá del bosque se encuentran las montañas del este que en esta época del año deben tener un ligero toque de nieve, lo que le da frescura a esta mañana; me cuesta creer que no puedas diferenciar la densidad y limpieza entre el aire de la ciudad y el que hoy tenemos el privilegio de respirar.
—No soy un biólogo como tú, Nifa.
—Eso se puede solucionar —dijo para colgarse del brazo de Keiji—, estos tres días yo seré tu guía —le sonrió animada.
—No creo que Keiji sobreviva los tres días —comentó Moblit a Abel con quién observaba la escena desde atrás.
—¿Lo dices porque estará a solas con Nifa o porque ella se le piensa declarar y posiblemente él no sepa cómo reaccionar? —Cuestionó mientras se acomodaba sus gafas.
—Ambos, pero estoy casi seguro de que Keiji saldrá corriendo antes de que a Nifa le de tiempo de decirle algo.
—¿De qué tanto hablan ustedes dos? —Preguntó Hange, colocándose en medio de ambos chicos para abrazarlos—. Ya veo, así que ellos dos estarán juntos en el viaje. Tal vez deba darles un pequeño empujón para que se declaren.
—¡No! —Exclamaron los dos chicos evitando que Hange se alejara de ellos.
—Dejemos que los dos lo hagan solos —comentó Abel—, además, Nifa está decidida a dar el primer paso, así que no intervengamos.
—Está bien, pero los voy a vigilar de cerca, por si acaso.
En el campus de ciencias naturales y exactas de la universidad “Shingashina” se organizó un viaje de estudio al “bosque alto” en dónde los alumnos de todas las licenciaturas llevarían a cabo un proyecto de exploración y aplicación de conocimientos durante tres días, fomentando el trabajo en equipo entre colegas ya que los proyectos eran tan variados que tendrían que intervenir estudiantes de distintas carreras para ello.
Abel y Keiji estudiaban física y su trabajo lo harían junto a Nifa y Petra, estudiantes de biología; Levi estudiaba química aplicada y su trabajo lo realizaría con Erwin, quien estudiaba biomedicina, y Mike que estudiaba biología marina. En cuanto a Hange y Moblit, quiénes estudiaban astrofísica, estarían trabajando con Nanaba quien, al igual que Mike, estudiaba biología marina. Pese a estar en distintas carreras, todos ellos se conocían y se llevaban bien debido a que se conocieron cuando estaban en preparatoria y desde entonces no han dejado tener contacto y apoyarse entre sí dentro del campus.
Si bien era un viaje de estudio, era inevitable para Nifa, Erwin y Hange tomarlo como tal, para ellos se trataba como unas mini vacaciones y eran los que más estaban entusiasmados con la exploración y el campamento que en la noche armarían para dormir, razón por la que los miembros de sus equipos los tenían que vigilar constantemente para que no cometan alguna locura con la excusa de estar investigando. Caída la noche del primer día, se armaron campamentos conformados de tres a cuatro equipos de trabajo quienes dormirían en parejas en casas de campaña.
—¿No puedes dormir?
—No siempre pasas la noche en este lugar —respondió Hange manteniendo la mirada hacia arriba.
—Así que solo disfrutas la vista —mencionó Nanaba saliendo de la casa de campaña para sentarse a lado de Hange—, ¿o caso te incomoda dormir conmigo?
—¿Qué te hace pensar eso?
—No sé, tal vez la expresión de molestia que pusiste cuando Mike le dijo a Moblit que serían compañeros de casa —respondió provocando que su amiga tuviera una expresión de sorpresa en su rostro—. ¿Di en el blanco?
—No me molesta que nos hayan divido, es solo que se me hizo extraño. Mike y tú son novios, no tendrían problema con dormir juntos y, de la misma forma, Moblit y yo compartimos departamento desde que entramos a la universidad, tampoco hubiese sido raro si compartíamos casa.
—Supongo que Mike lo hizo para evitar alguna clase de incomodidad. Serán roommates pero, hasta que no formalicen su relación...
—¿Formalizar?, ¿de qué hablas?
—¿Me harás obligarte a admitir todo otra vez? —Preguntó en un tono amenazante para después suspirar—. Hange, te he dicho millones de veces que no reprimas lo que sientes.
—Y no lo hago, pero es complicado.
—¿Qué tan difícil puede ser estar enamorada de...?
—¡Cállate! —Interrumpió a Nanaba cubriéndole la boca con su mano—, ¿no quieres gritarlo a los cuatro vientos?
—Eso ayudaría a que des el primer paso —respondió alejando la mano de Hange—, creí que harías algo después de que hablamos.
—Esa era la idea, pero no sé ni cómo empezar —dijo al tiempo que abrazaba sus rodillas para dejar caer su cabeza sobre ellas—. Me siento ridícula, soy capaz de resolver problemas matemáticos y físicos pero no soy capaz de idear un plan para resolver este problema sentimental.
—Nadie es un experto en estos temas, a todos nos cuesta muchísimo, pero, si en verdad quieres que esto pase, tienes que dar ese paso que estás evitando dar.
Nanaba se colocó detrás de Hange y con delicadeza tomó su cabello para deshacer la coleta que tenía y comenzar a trenzarlo. En ese pequeño momento de peinado, las dos estuvieron en silencio, siendo la naturaleza con sus propios sonidos lo que se podía escuchar.
—Hace unos días, él me hablo de formar una familia.
—¿Te pidió que tengan hijos? —Preguntó entusiasmada, tomando a Hange de los hombros para girarla hacia ella.
—¡No! Me preguntó si yo había pensado tener hijos en algún momento y luego me hablo de sus planes de formar una familia en el futuro. Nunca habíamos hablado de ello, pero con esa plática me di cuenta de que a él parece gustarle alguien.
«Sí, tú», pensó la rubia. —¿Le preguntaste?
—No pero, por la forma en la que se expresó de sus planes, estoy segura de que ya hay alguien en su corazón. Si es así, no hay nada que yo pueda hacer.
—Pero tampoco estás segura de ello, y si es así, tal vez tú seas esa persona.
—Por favor, Nanaba, ¿tú en verdad crees que Moblit siente algo por mí? Él me ve solo como una amiga... no, como una hermana. Ese cariño fraternal no es algo que pueda cambiar.
El segundo día de exploración inició desde temprano. Cada equipo retomó su proyecto en dónde lo habían dejado la tarde anterior, dando pie a una etapa de experimentación. El equipo de Hange, Moblit y Nanaba logró terminar su experimento antes de la hora límite que sus profesores les habían dado, por lo que decidieron aprovechar el tiempo que les quedaba para jugar un poco.
—Piedra, papel o tijera —dijeron las dos mujeres al mismo tiempo para mostrar la seña que habían hecho con sus manos.
—¡Sí! Yo voy a correr.
—Vete poniendo el cinturón —comentó Nanaba para voltearse en dirección a Moblit—. Tú la vas a perseguir.
—Creí que lo íbamos a decidir con piedra, papel o tijera.
—Sí pero tú eres más rápido que yo, así que le podrás seguir el paso a Hange.
El juego que habían escogido era el de policías y ladrones, de manera que el ladrón sería Hange y Moblit sería el policía que la estaría persiguiendo. Nanaba añadió un extra al juego: Hange llevaría puesto un cinturón con un mosquetón incrustado mientras que Moblit tendría consigo una cuerda que, al momento de atrapar a Hange, tendrá que amarrar en el mosquetón del cinturón, como si la estuviera esposando. Ellos dos no lo sabían, pero todo era un plan de Nanaba ya que mientras ella permanecería en el campamento tomando el tiempo de treinta minutos que Moblit tendría como límite para atrapar a Hange, ellos dos estarían juntos dando un “paseo” por el bosque.
—Hange tendrá ventaja de correr un minuto antes que Moblit. Se vale escalar los árboles o simplemente correr en tierra, pero eso sí, si Hange regresa aquí justo para los treinta minutos y no está atada a la cuerda, ella gana y escogerá el castigo para Moblit.
—¿Y si la atrapo antes de que acabe el tiempo? —Preguntó el joven al tiempo que estiraba los brazos hacia arriba.
—Entonces tú ganas y escoges el castigo para Hange. Yo seré una simple espectadora y juez del juego —respondió Nanaba para después sacar su teléfono en busca de la opción de cronómetro para tomar el tiempo—. ¿Lista, Hange?
—Cuando tú digas.
A la señal de Nanaba, Hange comenzó a correr aprovechando su pequeña ventaja para que un minuto más tarde fuera perseguida por Moblit. Los primeros minutos llevaron la persecución corriendo en tierra, hasta que llegaron a la sección del bosque en dónde sus compañeros de campus estaban realizando sus proyectos.
«Pasar sobre ellos no es una opción y rodearlos me robará tiempo y ventaja», pensó Hange, deteniéndose por unos segundos para observar a su alrededor sin perder de vista la distancia que Moblit iba acortando entre ellos.
—Tiene que ser una broma —se quejó con la voz entrecortada por su respiración al ver que Hange comenzó a balancearse entre las ramas de los árboles para recorrer la sección sin interrumpir a sus compañeros.
Para sorpresa de muchos, aquella joven científica que se la pasaba leyendo en la biblioteca tenía una excelente condición física y no era para menos, tanto ella como Moblit y todos sus amigos pasaron un arduo entrenamiento en la preparatoria debido a que su escuela les pedía formar parte de un club científico y uno deportivo/artístico; Hange había entrado al club de gimnasia y Moblit al de Taekwondo, por lo que ambos consiguieron resistencia y agilidad que no perdieron con el pasar de los años gracias a que continuaron entrenando.
Moblit respiró profundamente y tomó impulso para colgarse de una de las ramas del árbol más cercano que tenía y así continuar su persecución. En este punto, Hange tenía ya una gran ventaja pues escalaba con una mejor agilidad y velocidad, pero él no se iba a rendir tan fácilmente así que continuó avanzando poniendo su mayor resistencia en sus brazos y piernas para ir de rama en rama hasta que logró agarrarle el ritmo a las escaladas, comenzando a ir más rápido y presionando nuevamente a Hange para buscar otra estrategia que le permitiera estar a salvo.
Cuando ambos salieron de la sección de exploración estudiantil, bajaron de los árboles y continuaron su carrera en tierra. En dos ocasiones Moblit estuvo a punto de atraparla de no ser porque ella se giraba rápidamente para cambiar de dirección, despistando al contrario por unos segundos que le eran suficientes para escapar. Así estuvieron por un buen rato sin que Moblit consiguiera tomar un solo cabello de ella, de manera que pasaron veinte de los treinta minutos que tenía.
«Hora de volver», pensó Hange para comenzar a correr en dirección al campamento. «Si tomo este camino, evitaré pasar por la sección. Bien, a ganar el juego».
Con ese plan en mente, corrió a toda velocidad por un par de minutos hasta que se detuvo en seco al llegar al río que conectaba con las montañas del este. Mientras permanecía en pie tratando de regular su respiración para poder saltar al otro lado, Moblit la vio y no dudó en correr con todas sus fuerzas para no perder la oportunidad.
—¡Te tengo!
—¡Moblit, no! —Exclamó Hange al tiempo que el contrario se abalanzaba sobre ella.
Era tanta la fuerza con la que Moblit había ido por Hange que ambos terminaron perdiendo el equilibrio y cayeron al río. Por fortuna no era profundo y la corriente estaba tranquila, así que el único daño que recibieron fue haberse mojado por completo.
—Eres un tonto.
—No vi el río, lo juro —dijo para ponerse de pie y extenderle la mano a su amiga—, ven.
Hange tomó la mano de Moblit y, al momento de levantarse, dio un mal paso que la hizo tropezar hacia adelante, haciendo que empujara a Moblit por accidente mientras ambos volvían a caerse, estando esta vez ella encima de él.
—¿Te lastimé?
—No, pero estás algo pesada —respondió el joven, ganándose un golpe en el brazo por parte de Hange—. ¿Tú estás bien?
—Sí, no me pasó nada —observó las manos de Moblit que se encontraban sobre ella sujetándola de la cintura—, me atrapaste.
—Eso creo —dijo con cierto nerviosismo al darse cuenta de cómo la tenía sujetada—. D-debería...
—Atarme la cuerda, sí.
Hange se hizo a un lado para sentarse a lado de Moblit para que él hiciera lo mismo y pudiera desenrollar la cuerda que se había amarrado en su cinturón para no perderla. Hange levantó un poco el mosquetón para que Moblit pudiera amarrar ahí una punta de la cuerda, ya que él sujetaría la otra punta con su mano; hecho esto, ambos se miraron a los ojos y soltaron una pequeña risa por lo empapados que habían acabado. Un mechón de cabello había caído al ojo izquierdo de Moblit, por lo que Hange se acercó a él para acomodarlo detrás de la oreja e inconscientemente dejar su mano sobre la mejilla del contrario; Moblit igual se dejó llevar y colocó una de sus manos sobre el mentón de Hange para alzarlo un poco y, sin decir palabra alguna, ambos se fueron acercando lentamente al rostro del otro.
—¡Chicos! —Llamó Nifa desde cierta distancia, captando la atención de ambos—. Sabía que eran ustedes, ¿están bien? —Preguntó para ir corriendo hacia ellos siendo seguida de Keiji, Abel y Petra.
«Ay, Nifa», pensó Hange mientras soltaba un suspiro por haber sido accidentalmente interrumpida por ella.
—Escuchamos la voz de Hange y, cuando salimos a observar, los vimos a los dos en el río —mencionó Keiji llegando con ellos.
—Tuvimos un pequeño accidente, eso es todo —respondió Moblit para ponerse de pie y ayudar nuevamente a Hange a levantarse.
Entre Keiji y Abel ayudaron a Moblit a salir del río mientras que Petra y Nifa hacían lo propio con Hange.
—¿Y esto? —Preguntó Abel, señalando la cuerda que sujetaba Moblit y estaba atada a Hange.
—Un juego que armó Nanaba —contestó la científica—, debemos ir al campamento.
—Los escoltamos —mencionó Petra para que todos comenzaran a caminar.
Siendo acompañados por ellos, tardaron unos cuantos minutos en llegar al campamento y, cuando Nanaba vio lo mojado que estaban sus dos compañeros, no puedo evitar reírse a carcajadas por cómo había terminado el juego.
—Moblit, espera —dijo Hange, sujetando la cuerda para evitar que el chico siguiera avanzando hacia Nanaba.
—¿Qué pasa?
—Es que, me atrapaste... ¿cuál será mi castigo?

