Dos palabras | Capítulo 01. Roommates.

Los primeros rayos de sol entraban por las ranuras de aquella ventana que las cortinas de color lila dejaban ver para que la habitación comenzara a iluminarse. Una mañana tranquila y soleada era lo que se podía vislumbrar para ese día, excepto para aquella joven que dormía plácidamente en su cama, con la mitad de su cuerpo cubierto por su sábana mientras que una de sus piernas y su brazo colgaban desde la orilla de la cama.

—¡Hange! —Exclamó entrando a la habitación.

—¡¿Qué?! —Respondió exaltada, cayéndose de la cama por el susto—. Ay, eso dolió —se quejó sobándose la espalda baja—, ¿qué pasa, Moblit?, ¿no sabes que es de mala educación entrar gritando a las habitaciones de los demás?

—No era mi intención asustarte —le extendió la mano para ayudarla a levantarse—, pero era necesario, se nos está haciendo tarde para el examen.

—¿Examen? —Preguntó la joven bostezando—. Mierda, el parcial de bioquímica. ¿Qué hora es?

—Las siete treinta.

—¡¿Y por qué no lo dijiste antes?! —Exclamó para sacar a su roommate de su habitación—, estaré lista en cinco minutos.

«Nunca vas a cambiar, ¿verdad?», pensó Moblit para dirigirse a la puerta del apartamento.

Hange Zoë y Moblit Berner, dos jóvenes de veintitrés años que se encontraban cursando el último semestre de universidad. Se conocieron en un parque cuando tenían cinco años y fue Hange, con su personalidad extrovertida, la que tomó a Moblit del brazo para invitarlo a jugar; desde ese momento los dos entablaron una larga amistad que los llevó a vivir juntos en un departamento mientras estudiaban en la misma escuela y en la misma carrera.

La amistad que los dos tenían era tan envidiable que en más de una ocasión trataron de provocar que se separaran, pero el vínculo que ambos habían formado era tan fuerte que confiaban plenamente el uno en el otro. No era sorpresa que gracias a ello más de uno pensara que eran una pareja, más aún sabiendo que vivían juntos, pero en todo momento negaron tener una relación más allá de una simple amistad; o tal vez... no se habían dado esa oportunidad.

—Por un momento me sentí como en “Drake y Josh”, cuando Josh no llegó a su examen por culpa de Drake.

—Drake es Hange, ¿cierto? —Preguntó Levi Ackerman al tiempo que dejaba su bandeja con comida sobre la mesa.

—Sí, pero llegamos al examen, así que no hay problema con que haya sido Drake por un momento —respondió mientras tomaba asiento a lado de su amigo—. Estuvo trabajando en su tesis hasta tarde, es normal que no haya escuchado su alarma.

—Y ahí está el gran salvador Moblit para despertarla —le dio un mordisco a su manzana—, eres su amigo y su roommate, no su niñera ni su madre.

—No me importa cuidar de ella.

—Admiro tu paciencia. Si fuera yo, le habría dado un buen jalón de greñas para que se vuelva responsable, ¡ya es un adulto, Berner! —Comentó haciendo que el contrario esbozara una sonrisa—. Igual no te culpo, estás tan enamorado que harías cualquier cosa por ella.

Moblit se atragantó con su jugo tras escucharlo, de manera que Levi tuvo que darle pequeños golpes en su espalda para que se calmara.

—Déjame adivinar: le recordaste su amor por Hange —dijo Erwin Smith, colocando su bandeja a lado del de Levi.

—No dije ninguna mentira —respondió Levi al tiempo que Moblit dejaba de toser—, ahora dícelo tú, cejas.

—Moblit, ya tardaste mucho en declararte.

—¿Por qué siempre sacan el tema? —Preguntó Moblit con cierta dificultad—, ya les dije que Hange...

—Es sólo una amiga —respondieron ambos para completar la típica frase que su amigo solía decir.

—Ya te engañaste muchos años con lo mismo, es más que obvio que sientes algo por esa cuatro ojos.

—No la llames así.

—Sabes que Levi le pone apodos a todos, pero no lo hace con mala intención —comentó Erwin—, sin embargo él tiene razón, ya debes dejar de negar lo que sientes.

—Fácilmente puedes saltarte la etapa de noviazgo e irte directo al matrimonio para formar una familia, al cabo que ya viven juntos —mencionó Levi para darle un sorbo a su té. Cuando alzó la mirada, se encontró con el rostro de Moblit completamente rojo—. ¿Qué te pasa?

—Creo que lo rompiste.

—¿De qué hablas, cejotas?

—Bueno, supongo que la sola idea de estar casado con Hange y tener hijos lo dejó así.

—Pero, no dije ninguna mentira —se acercó a Moblit para chasquear los dedos frente a él—, oye, moburrito, ¿estás bien? —Preguntó mientras Erwin ahogaba su risa por el apodo que le había puesto.

—¿U-ustedes creen... que aceptaría casarse conmigo?

—¿De verdad lo preguntas? —Cuestionaron al mismo tiempo.

—Su sincronía a veces me asusta.

—Igual a mí —dijo Levi soltando un leve suspiro—. Escucha, Hange y tú tienen un sentimiento mutuo, pero son muy estúpidos para darse cuenta de ello. No dudes y actúa de una vez, el cejas y yo cooperamos para el anillo si es necesario.

—Mike y Nanaba igual estarán dispuestos a hacerlo —añadió Erwin tras darle un mordisco a su sandwich.

—Esperen, esto está yendo demasiado rápido, ni siquiera somos novios, además yo no estoy...

—Vuelves a decir que no estás enamorado de la cuatro ojos y te clavo mi tenedor en la mano.

—¿Por qué esa agresión? —Preguntó Moblit asustado.

—Llevo esperando siete años a que ustedes dos tengan algo, no estoy dispuesto a esperar más. Erwin, desembolsa para el anillo.

—Deja le marco a Mike para que igual deposite.

—¡Alto!

—Di una sola palabra y ahora sí te lo clavo —amenazó Levi sujetando su tenedor con la mano derecha.

—Déjenme hablar con ella primero. No sé si en verdad quisiera casarse o saltarse la etapa de noviazgo, me gustaría saber lo que piensa antes de actuar precipitadamente. Además, crecí con ella, suele decirme que soy como el hermano que nunca tuvo, así que nada asegura que me vea con otros ojos —sus mejillas comenzaron a tornarse de color rojo—, por no mencionar el hecho de que apenas estoy admitiendo que sí siento algo por ella.

—Ya era hora de que lo dijeras —comentó Erwin con orgullo.

—Bien —respondió Levi rodando los ojos—, haz lo que quieras —soltó su cubierto—, pero más vale que no tardes en hacer canon mi shipp.

—Tantos años de conocerte y no sabía que shippeabas personas.

—No lo hace, Hange y tú son los únicos, por eso está eufórico —respondió Erwin, dándole su té a Levi para que se tranquilice—. Si vas a hablar con Hange, no tardes mucho. En unos meses nos graduaremos y cuando eso pase, sus caminos se podrían separar.

—Ya llegué —anunció la joven para dirigirse a la cocina—. Huele muy bien, ¿qué cocinas? —Le preguntó a Moblit.

—Sopa de cebolla.

—¿De verdad? —Preguntó con un brillo en los ojos.

—No recuerdo que te gustara la cebolla.

—La detesto, pero en tu sopa me fascina.

—Me siento halagado por ello.

—Me alegra que así sea —le dijo con una sonrisa—. Deja te ayudo.

—Ni hablar. Ve a cambiarte en lo que se termina de cocer.

—De acuerdo, señor mandón, pero yo voy a lavar los trastes.

Pese a estar en la misma carrera, sus actividades escolares eran muy diferentes. Hange estaba completamente inmersa en su tesis, se quedaba un par de horas después de clases en la biblioteca investigando o hablando con sus profesores para que le aclararan sus dudas y esto se debía a que el tema de investigación que había elegido la apasionaba muchísimo y estaba más que entusiasmada por empezar con la etapa de experimentación; por su parte, Moblit se llevaba su tesis con más calma, al igual que Hange solía quedarse en la biblioteca buscando información, pero su tema no era tan complejo como el de su amiga, razón por la que no se desvelaba tanto como ella y por la que siempre llegaba primero al departamento.

Eran ya las ocho de la noche, después de una larga jornada por fin podrían comer a gusto juntos. Moblit sirvió dos platos con sopa en la mesa en lo que Hange sacaba del refrigerador dos latas de refresco con el que acompañarían su cena.

—No te agradecí por haberme despertado. Un minuto más y no llegábamos al examen, no sabes lo mal que me siento por arrastrarte con mis desgracias.

—Levi dice que ya debes ser más responsable porque eres un adulto.

—Ese enano debe dejar de ser tan amargado.

—Tal vez —dijo con una sonrisa—. Solo procura no desvelarte tanto para que no vuelva a pasar lo de hoy.

—Me dormiré temprano, lo prometo.

—Hange.

—Dime.

—¿Puedo hacerte una pregunta?

—Creo que acabas de hacerla —respondió para sonreírle—, ¿qué pasa?

—¿Tú alguna vez... haz pensando en... formar una familia? —Hange lo miró con una expresión de confusión—. No ahora, quizá más adelante, en el futuro.

—¿Te refieres a casarme, tener hijos y todo eso? —Moblit asintió—. Es una pregunta difícil. En estos momentos estoy enfocada en convertirme en una profesional, quiero ir a la NASA y el tener un esposo e hijos serían un inconveniente y algo muy fuera de mis planes.

—Claro, lo entiendo —dijo bajando la mirada.

—Sin embargo —suspiró—, la idea de un mini yo corriendo por todos lados no suena tan mal.

—Acabas de decir...

—Ya sé, pero, en más de una ocasión he pensado en lo lindo que sería tener hijos que, al igual que yo, se conviertan en científicos; la idea de irlos a buscar a la escuela y que tengan la cara embarrada de dulce y que en los momentos de llanto yo vaya con ellos a abrazarlos para consolarlos, me hacen tener ganas de en algún momento ser mamá —empezó a jugar con sus dedos mientras esbozaba una sonrisa—. Tan solo trata de imaginar en lo lindo que se vería un mini Moblit corriendo por todos lados.

—¿Un mini yo?

—¿Tú haz pensado en tener una familia? —Preguntó rápidamente.

—Yo... sí —sonrió—, pero estoy seguro de que sería un pésimo padre.

—¿De qué estás hablando? Cuidas de mí como nadie lo ha hecho, estoy segura de que serás un excelente padre.

—Gracias, pero igual dependerá de si la persona que me guste acepta casarse conmigo.

—¿Quién sería tan tonta para rechazar una propuesta de matrimonio tuya?

—¿Tú aceptarías? —Preguntó de forma impulsiva mientras su corazón latía con rapidez.

—Moblit, eres como mi hermano, la familia no puede casarse entre sí para formar otra familia —respondió para fijar la vista en su lata de refresco—. Pero, tú no eres realmente mi hermano, ¿cierto?

—H-Hange...

La mencionada tomó rápidamente lo que quedaba de su bebida y se levantó de la mesa. —Gracias por la comida, estuvo deliciosa —dijo recogiendo los platos vacíos para retirarse hacia la cocina.

Moblit no tuvo tiempo de decirle algo y realmente tampoco podía hacerlo debido a que estaba completamente sorprendido por lo que su roommate había dicho. Aunque mantuvo la mirada hacia abajo mientras recogía los platos, Moblit podía asegurar que las mejillas de Hange se habían teñido de rojo, lo que lo dejó pensando aún más en lo que había pasado.

—Pero, tú no eres realmente mi hermano, ¿cierto?

Recordó esas palabras que fueron dichas con un suave tono de voz y con algo de timidez.

«No, no lo soy».

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