Capítulo 15

—Tendremos una reunión con los altos mandos para darles una explicación respecto a la misión.

—No tiene caso hacerlo si es más que evidente que quieren hundir a la legión tras esto —mencionó Levi al tiempo que rodaba los ojos.

—Estoy seguro de que no será así. Es difícil tratar con ellos pero confío en que podremos hacerles ver que esto era necesario.

—Aunque los destrozos en el Distrito se nos salieron por completo de las manos —comentó Hange acercándose a ellos—, eso es algo que usarán en nuestra contra y las disculpas que demos no serán suficientes para enmendar todas las pérdidas.

—Sin embargo este tipo —señaló a Erwin— es bueno persuadiendo a los demás, supongo que podrá convencer a esos ancianos y ojalá sea rápido que no quiero pasar toda la noche en esa reunión.

—Yo tampoco quisiera hacerlo, hay algo en lo que me gustaría trabajar de inmediato.

—Entonces dejen de quejarse y vámonos —mencionó el comandante—, hagamos esto rápido para que puedan ser libres.

Ambos asintieron y caminando detrás de Erwin se dirigieron al salón donde se llevaría a cabo aquella reunión donde los estuvieron interrogando respecto a las acciones tomadas para capturar al titán femenino y, justo como Hange había dicho, no dejaron de culparlos por los destrozos y pérdidas humanas que hubieron en el Distrito. A pesar de ello los tres capitanes mantuvieron la calma y fue el mismo Erwin el que explicó a detalle todas las circunstancias que orillaron a la legión a actuar de esa manera para traer un bien a la humanidad, logrando hacer dudar a los altos mandos sobre sus acusaciones pero, por desgracia, su discurso de persuasión no lo pudo terminar.

—¡Comandante Erwin! —Exclamó abriendo la puerta del salón precipitadamente mientras un par de militares trataban de evitar que él entrara al salón.

—¿Touma? —Dijo Hange con sorpresa al ver a aquél legionario frente a ellos.

—No puedes interrumpir una...

—¡Es una emergencia! —Interrumpió al militar que trataba de retenerlo—. El capitán Mike me envió, ¡la muralla Rose ha sido penetrada!

Todos en aquella sala permanecieron en silencio sin poder ocultar la sorpresa que tenían por aquella terrible noticia. Los tres capitanes reaccionaron rápido y bastó intercambiar una mirada para empezar a actuar.

—Lo siento, señores, pero esta reunión tendrá que ser pospuesta —comentó Erwin levantándose de su asiento—. En estos momentos hay una prioridad mayor y creo que están conscientes de ello. Touma, ve por la guarnición y explícales la situación.

—Ya lo hice, señor, hablé con el comandante Pixis antes de venir aquí. Ya están yendo a evacuar a las ciudades cercanas.

—En ese caso no perdamos más tiempo. Levi, Hange.

—Sí —exclamaron ambos para salir tras Erwin de aquél salón.

—Líder de escuadrón —llamó Moblit acercándose a Hange al verla en el pasillo—. Dirá que estoy loco pero me pareció ver a Touma.

—No estás loco y sí, fue él a quien viste.

—¿Qué hace aquí? Creí que estaría haciendo vigilancia con los otros capitanes.

—Mike lo mandó, hay problemas y muy graves. Busquemos a los muchachos y a todos los legionarios que tengamos cerca, partiremos de inmediato.

—Espera —la detuvo del brazo—, ¿qué es exactamente lo que está pasando?

—La muralla Rose ha caído.

—Justo cuando habíamos logrado capturar a la titán hembra, un nuevo problema tuvo que empezar.

—Estamos a tiempo para detener el ataque —respondió Moblit a Nifa—, ahora mismo están alertando a todos para partir lo antes posible de aquí.

—Entonces terminemos rápido de guardar todo.

Tras el aviso sobre la caída del muro, toda la legión se movilizó de inmediato para preparar las carretas y guardar todo lo que habían llevado al Stohes. El escuadrón de Hange se encontraba dando vueltas de un lado a otro, guardando papeles y artefactos que Hange llevó en caso de tener que investigar algo, lo cuál ocurrió al momento de resguardar a Annie, así que mientras su escuadra se encargaba de guardar todo, ella se dedicó a observar un par de rocas a través de un microscopio.

—Líder de escuadrón, debemos irnos —comentó Moblit mientras sostenía en sus brazos varios papeles enrollados.

—Descuida, no tardaré nada —respondió sin apartar la vista del lente del microscopio.

—Es que no tenemos tiempo, debemos ir al siguiente distrito.

—Lo sé, solo dame un minuto.

—¡Entonces dese prisa! —Exclamó para salir corriendo de aquella sala.

«Lo sabía», pensó alejándose un poco del microscopio. «Esto es...»

—Un día de estos volverás loco a tu asistente —mencionó Levi, desde la puerta de aquella sala, interrumpiendo así los pensamientos de la mujer—. Si lo descuidas, lo traeré de vuelta a mi escuadra.

—No lograrás quitarme a Moblit —respondió para colocarse nuevamente sus gafas—. ¿Están todos listos?

—Sí, Erwin permanecerá aquí con un grupo de legionarios y a nosotros nos encargó ver por los tres mocosos.

—No creo que causen tanto problema.

—Más vale que no o valdrá la pena terminar de romperme la pierna por golpearlos.

—No olvides que solo uno de ellos se puede regenerar.

—Por desgracia —dijo cruzándose de brazos—. ¿Ya estás lista? ¿O deberé arrastrarte del cabello para irnos?

—No será necesario —respondió para guardar en el bolsillo de su chaqueta la roca que había estado observando para así salir de aquella habitación—. Oh, lo olvidaba, ¿nuestro invitado ya está listo?

—¿Qué invitado?

Las últimas carretas terminaron de prepararse por los soldados para así dar marcha hacia el Distrito Hermha dónde harían una parada para reorganizarse antes de dirigirse a la muralla. La tensión se podía sentir entre todos los legionarios, tan solo con imaginar que la muralla cedió ante esas criaturas les hacía sudar frío, más aún por no saber cuál era el estado actual de la situación.

—Touma está preocupado por su capitán —mencionó Nifa, acomodándose su chaqueta—, teme que le haya pasado algo.

—El capitán Mike es fuerte, al igual que toda su escuadra. Estoy seguro de que estarán bien —respondió Keiji tratando de animar a su compañera—, ahora vamos a concentrarnos en llegar al Distrito, principalmente porque el comandante no vendrá con nosotros.

—¿Y quién estará a cargo?

—Nuestra bella líder —comentó Abel llegando con Moblit a la carreta dónde sus dos compañeros estaban—, el comandante depositó su confianza en ella y a nosotros nos corresponde apoyarla. Aunque siempre lo hacemos, ahora es más que imprescindible que uno de nosotros permanezca a su lado.

Tras las palabras de Abel, tanto él como Keiji y Nifa fijaron la vista en Moblit, mientras poco a poco iban esbozando una sonrisa que el joven soldado podía describir como tenebrosa.

—Tú eres el elegido.

—¿Para qué?

—Para cuidar al amor de tu vida.

—¡Nifa! —Exclamó ruborizándose al instante—. Todos podemos estar junto a Hange.

—Las carretas solo pueden ser conducidas por una persona, así que ve y conduce la de ella.

—No soy el único que puede hacerlo, Abel.

—¿Entonces quieres que uno de nosotros tres lo haga? —Preguntó Keiji alzando una de sus cejas.

—No... yo lo haré —respondió para darse la media vuelta.

—Nos vemos en el Distrito, picarón —exclamó Nifa mientras veía a su amigo dirigirse a la carreta dónde viajaría Hange.

—Aquí es donde el sacerdote y yo nos bajamos —comentó Levi una vez que llegaron a la entrada del Distrito Hermha.

En aquella carreta se encontraban los jóvenes soldados Eren, Mikasa y Armin, el capitán Levi, Hange y el pastor Nick a quien Hange había nombrado como su invitado de honor. Mientras viajaban al Distrito, la mujer científica les explicó que el pastor Nick sabía sobre el secreto de los muros y que con este viaje podían tener una posibilidad de hacerlo hablar sobre ello; además, Hange les habló sobre su hallazgo con la estructura de la piel endurecida del titán femenino y los fragmentos de la muralla y lo hizo con tal entusiasmo que Moblit no pudo evitar sentirse algo celoso de los viajeros que podían ver el brillo en los ojos de Hange por esa emoción.

—Preparen sus equipos y reagrupense cuando estén listos, partiremos a la muralla Rose de inmediato —ordenó la mujer a los soldados—. Nifa, asegúrate de preparar un suministro médico, debemos estar precavidos para atender a nuestros heridos.

—No hay problema.

—Estas son las estadísticas que pidió —dijo Keiji entregándole varias hojas.

—Gracias, ve con Abel y ayúdalo con los caballos —pidió para comenzar a revisar las hojas que Keiji le había dado—. Ya veo, entonces más allá de este punto todo se convirtió en territorio de titanes —comentó mientras caminaba, siendo seguida por Moblit y Eren.

—¿Crees que puedas montar un caballo? —Le preguntó al joven de ojos color esmeralda.

—Puedo hacerlo.

—Bien, entonces démonos prisa —mencionó para luego fijar su atención en Hange quien había detenido su andar—. ¿Líder de escuadrón?

—Dame un segundo —respondió para dirigirse a la entrada donde el pastor Nick y Levi se asomaban—. ¿Y bien?, ¿cambiaste de opinión? —Preguntó pero el pastor permaneció en silencio—. ¡Ya no hay tiempo! ¡Decide si vas a hablar o no!

—Espera aquí —pidió Moblit a Eren para acercarse a Hange y tratar de calmarla.

—No puedo decir nada —respondió Nick.

—¿Estás bromeando? —Exclamó haciendo más notoria su molestia—. Pasar por tanto para que al final digas eso, ¡gracias por la ayuda!

—Hange —Moblit la tomó del brazo, diciéndole con la mirada que se calmara a lo que ella simplemente soltó un gruñido.

—Nadie... ninguno de nosotros puede hablar —mencionó Nick, captando la atención no solo de Hange, sino de todos los que estaban ahí—. Les diré el nombre de la persona que sí puede hacerlo.

—¿Piensas entregarle la responsabilidad a alguien más? Qué descaro protegerte de esa forma.

—Escúchalo —dijo Moblit en voz baja de manera que solo Hange pudiera oírlo.

—Es lo único que puedo hacer para ayudarlos.

Ante las palabras de Nick, Hange volteó a ver Moblit quien asintió, de forma que Hange dejó salir un suspiro antes de aceptar escuchar a Nick. Cuando el pastor reveló el nombre de aquella persona, Eren, Armin y Mikasa no dudaron en decir que la conocían pues, al igual que ellos, formaba parte de la promoción 104.

—Debe estar en la línea fronteriza ahora mismo —comentó Hange.

—Entonces debemos llegar ahí de inmediato —exclamó Eren dándose la media vuelta para dirigirse a la entrada, pero terminó chocando con una de sus compañeras de promoción que había llegado al Distrito—. ¿Sasha? ¿Qué haces aquí?

—¿Qué? —Preguntó la joven algo aturdida por el golpe para de inmediato levantarse del piso y dirigirse a Hange—. ¡He venido hasta aquí para entregarle esta información! —Exclamó para extenderle unos pergaminos.

—Gracias —dijo tomando esos documentos y entregándole una papa cocida a la joven.

—¿Y ahora qué sucede? —Preguntó Levi al ver la expresión de Hange tras revisar aquellos papeles.

—Es probable que algo más grande esté por pasar.

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