Capítulo 12

—No lo entiendo, ¿por qué no avisaron de esto con antelación? —Preguntó Erwin con el ceño fruncido.
—No querían preocupar a su hijo. Más de una vez quise ir con ustedes para notificarles pero me rogaron con lágrimas que no lo hiciera.
—¿Tenían forma de salvarse? —Preguntó Nanaba.
—Es muy difícil saber. El veneno de la serpiente fue demasiado tóxico y no pude encontrar la forma de sustraer por completo el veneno de ambos y la fiebre que habían contraído era cada vez más difícil de tratar. Ojalá hubiera podido hacer algo más.
Tras haber leído la carta, Moblit y Hange cabalgaron hacia la pequeña aldea en donde los padres del joven habitaban mientras Levi y Marlene se encargaban de avisarle de lo sucedido a los demás.
—Está completamente devastado —mencionó Nifa—, ni siquiera Petra ha podido tranquilizarlo.
—Fue un golpe muy duro —dijo Abel para soltar un suspiro—. Debemos hacer lo posible para no dejar caer a nuestro compañero.
Tras decir estas palabras observaron a Hange acercarse al joven que yacía de rodillas, con Petra a su lado, frente a las lápidas de sus padres.
—Tu soldado te necesita.
Fueron las palabras que Levi le había dicho para que recuperara la cordura pues había entrado en pánico al ver a Moblit quebrarse por completo.
Petra besó la mejilla del joven para ponerse de pie al ver a Hange detrás de ellos. Le dedicó una pequeña sonrisa a la mayor y se alejó para dejarlos solos, teniendo la esperanza de que Hange pudiera ser capaz de tranquilizarlo.
—No necesito que me digas que todo estará bien.
—No lo haré —respondió para arrodillarse a su lado—. No diré nada, tan solo permaneceré a tu lado en silencio hasta que te sientas mejor.
—¿Y si eso no pasa? ¿Y si no logro recuperarme pronto?
—No pienso alejarme de ti —respondió tomando una de sus manos.
—Los perdí, Hange. Los perdí a los dos.
Moblit rompió en llanto a lo que Hange optó por abrazarlo con fuerza tratando de consolarlo. No le dijo que dejara de llorar porque sabía perfectamente lo mucho que aquella pérdida le dolía, así que permaneció abrazándolo hasta que este dejó de llorar.
—Nadie puede aceptar una pérdida tan fácilmente —le dijo al separarse del abrazo para limpiar las lágrimas del contrario con sus manos—. Cuesta mucho mantener la cordura pero, a pesar de las pérdidas, debemos seguir avanzando.

—Este es el reporte completo de todos los experimentos que se realizaron junto con sus resultados. Infortunadamente los titanes que capturamos han perecido antes de lo esperado.
—En la próxima expedición podremos capturar otros dos —mencionó Erwin tomando los expedientes que Hange le entregaba—. Asegúrate de que tanto tu escuadrón como el de Levi entrenen bien para la próxima captura.
—Sí, señor.
—Hange —la tomó del brazo evitando que se marchara—, ¿qué ocurre?
—¿De qué hablas?
—La situación de Berner te ha afectado demasiado, ¿cierto?
—Eso pasó hace un par de meses.
—Pero el que Berner no se haya recuperado por completo te tiene mal y está bien, preocuparse por tus soldados es bueno pero tampoco debes cargar con toda la responsabilidad —dijo soltando el brazo de la contraria—. Tú no mataste a sus padres.
—Sé que yo no los maté, Erwin.
—¿Y qué es lo que te tiene así?
—Es que no pude ser lo suficientemente fuerte para él.
Después de aquella pérdida Moblit se vio severamente afectado, su rendimiento en la legión disminuyó y en más de una ocasión había decidido renunciar a la división. De no ser por la intervención de sus amigos Moblit se hubiera marchado de la legión, pero con ayuda de ellos pudo sobrellevar la situación, más aún contando con el apoyo de Hange quien estuvo a su lado todas las veces que entraba en crisis, a pesar de que ella igual había sido afectada por las circunstancias, nunca dejó solo a su fiel acompañante.
—¡Listo! —Exclamó Nifa levantando su equipo de maniobras—. Ya podemos empezar a entrenar.
—Tranquila, no todos hemos terminado con el mantenimiento —mencionó Keiji.
—Moblit, ¿no deberías revisar tu equipo?
—Le di mantenimiento anoche, Abel —respondió sin quitar la vista de su cuaderno.
—¿Y qué se supone que estás haciendo? ¿Dibujando? —Moblit le dedicó una pequeña sonrisa a la pelirroja para enseñarle a todos sus bocetos—. ¿Qué es eso?
—Un prototipo para la próxima captura. Miren, de estas cajas saldrían disparadas las lanzas con las sogas amarradas a ellas; si se hace un mecanismo de cruce, el titán quedaría atrapado en un abrir y cerrar de ojos. Y este de aquí —dijo señalando uno de sus bocetos— es una red de captura pero todavía estoy encontrando una forma de poder hacer un mecanismo que nos permita usarlo.
—¿Se te ocurrió a ti? —Preguntó Abel observando con detenimiento los dibujos de Moblit.
—Fueron ideas de la líder. Los estoy ilustrando para ampliar su visión y de ser posible usar esto en la próxima captura.
—¿Próxima captura? —Los cuatro voltearon a verla—. Creí que era la única obsesionada con ello. ¿Qué tienen ahí?
Abel le extendió el cuaderno con los bocetos de Moblit mientra este le explicaba la forma en la que había interpretado e ilustrado sus ideas. Hange quedó maravillada, pero el tiempo que tenían no sería suficiente para crear esos mecanismos antes de la siguiente expedición, así que decidieron comenzar a crearlos para utilizarlos en las siguientes capturas.
—Procuren no morir.
—Gracias por el ánimo, Riko —mencionó Nanaba subiéndose a su caballo—. No hagas sufrir tanto a los nuevos —dijo fijando su vista en un par de miembros de la tropa de adiestramiento que iban pasando.
—Haré lo que pueda.
Ese día en que la legión saldría de los muros a una nueva expedición, la tropa de adiestramiento se encontraba en servicio monitoreando el muro.
—Me pregunto con qué tipo de titanes nos encontraremos —exclamó Hange con un brillo en los ojos.
—Ya tenemos una especie rara.
—¿Heh? ¿En dónde?
—Justo aquí —respondió Levi tomándola de la cabeza para que lo viera a los ojos.
—Suéltala.
—¿Qué? —Preguntó Nifa para fijar su vista hacia la escena que Moblit miraba—. Vaya, de verdad hacen una linda pareja.
—No digas tonterías.
—¿Hasta cuándo piensas decirle? Tan solo míralos, el capitán te la podría quitar en cualquier momento.
—No, no lo hará —dijo para tomar las riendas de su caballo e ir hacia donde estaba Hange—. Líder de escuadrón, ¿le molesta que la acompañe? —Preguntó colocándose en medio de ambos.
Ante la señal de Erwin, las puertas del muro se abrieron dando inicio a la nueva expedición.
Qué poco les duró el gusto.
—Hange —Mike se dirigió hacia ella y su escuadrón—. Debemos irnos.
—¿Por qué? Apenas y estamos comenzando —dijo al tiempo que una mancha de sangre en su capa se iba evaporando.
—Hange, tomaron el muro.

—¿Después de cinco años pasa esto? Creí que ya estábamos a salvo.
—Más vale que nos demos prisa o la historia se repetirá.
Toda la legión cabalgaba a toda prisa para llegar al muro. Tras haber sido notificados no podían perder el tiempo o las personas dentro de los muros no vivirían para contarlo.
—¿Crees que estén bien?
—La guarnición y algunos miembros de la policía militar están ahí. Ellos podrán defender el muro, además está el equipo de élite del comandante Pixis, podrán mantener la situación al margen en lo que llegamos.
—Estás siendo demasiado confiado, Erwin.
—Levi tiene razón —mencionó Nanaba—. Si el titán colosal y el acorazado aparecieron de nuevo, nada nos asegura que en estos momentos estén controlando todo.
—Entonces aumentemos el paso.
Al llegar al muro, toda la legión se desplegó abarcando todo el lugar para exterminar a los titanes que se encontraban dentro del muro. Grande fue la sorpresa de todos al ver que habían tapado el agujero con una piedra y no fue hasta que terminaron con la exterminación de titanes que se enteraron de lo que había ocurrido en realidad.
—¡¿Qué?! ¡¿Un niño que se puede convertir en titán?! ¡Necesito verlo!
—Líder de escuadrón, trate de tranquilizarse —mencionó Moblit sujetándola con fuerza.
—Lo siento, Hange, pero no podrá ser posible.
—¿Por qué?
—No tenemos idea de quién es ese sujeto, cuatro ojos. No sabemos si está de nuestro lado y mucho menos cómo es que se puede convertir en titán.
—Levi y yo vamos a interrogarlo. En estos momentos se encuentra inconciente en una celda, así que cuando despierte hablaremos con él.
—¿Y por qué no me dejan ir?
—Primero, porque no tenemos idea de lo que es capaz de hacer y segundo, no es momento para que experimentes con él.
—Pero...
—Hange, hay dos titanes que fueron capturados, sería bueno que empieces a analizarlos en lo que Levi y yo nos encargamos de esta situación.
—Está bien —respondió a lo que Moblit la liberó de su agarre.
—Vamos, líder de escuadrón, comencemos con los experimentos —le dijo con una sonrisa a lo que Hange asintió.

—¿Un juicio? —Preguntó Nanaba sorprendida.
—La policía militar quiere tenerlo bajo su custodia.
—Erwin, no puedes permitir que se lo lleven —mencionó Marlene—. No sabemos si este chico de verdad es un aliado pese a lo que les dijo, entregarlo a la policía militar sería algo erróneo.
—No lo vamos a entregar. Este chico estará en la legión y será Levi quien se encargue de su cuidado y Hange —fijó su vista en la chica—, todo lo que hasta el momento has investigado y descubierto con tus experimentos deberás usarlo con él.
—Entendido.
Al día siguiente, Hange insistió en ir a buscar a aquel chico para llevarlo a la sala donde sería juzgado. Fue tanta su insistencia que Erwin y Levi terminaron accediendo con la condición de que Mike la acompañara para evitar que se dejara llevar por sus impulsos con él.
Aquél joven de cabello oscuro llevaba por nombre Eren Jaeger y Hange estaba fascinada con el hecho de que pudiera convertirse en titán, por lo que pidió con todas sus fuerzas que el juicio fuese ganado a su favor. Y así fue.
—¿No pudiste golpearlo más fuerte? —Preguntó con ironía mientras curaba las heridas del joven.
—Era la única forma —respondió Levi para tomar asiento en el sofá, a un lado de Eren.

—¡Le estaba volviendo a crecer el diente!
Hange le estaba contando con entusiasmo a su escuadrón lo que había pasado. Al igual que ella, los cuatro chicos compartían la misma emoción pues ahora sus investigaciones podían expandirse y estaban seguros de que con ayuda de Eren tendrían muchos descubrimientos que ayudarían a la humanidad.
—No debería ir por ahí tan tarde.
—Descuida, Moblit. Iré a ver a Levi y a los muchachos, no me tomará mucho tiempo.
<<Algo me dice que no será así>>, pensó el joven.
Y no se equivocaba, Hange había pasado toda la noche en aquella cabaña platicando con Eren sobre sus experimentos y descubrimientos que había obtenido a lo largo de todo este tiempo.
—Creo que tendré que ir a buscarla.
—Espera, galán, primero ayúdanos a destapar a los titanes —mencionó Abel.
Sin embargo, para sorpresa no solo de ellos sino de toda la legión, aquellos dos titanes que Hange había nombrado Sawney y Bean, habían sido aniquilados.

—¿Por qué me los quitaron?
Hange estaba devastada. Jamás se hubiera imaginado que alguien sería capaz de asesinar a sus dos titanes. Estaba molesta, frustrada y confundida, sus investigaciones habían tenido que parar pero eso era lo de menos, la pregunta que no dejaba de atormentarla era el por qué alguien había decidido acabar con Sawney y Bean quienes no estaban atacando la ciudad ni nada por el estilo, ¿por qué exterminar a dos titanes indefensos?
—Están haciendo las averiguaciones, encontrarán al culpable —le dijo extendiéndole una taza de té.
—Debí haberme quedado con ellos otra vez.
—Nadie se imaginaba que esto iba a pasar —dijo tomando una de sus manos para darle ánimos—. Por cierto, tienes algunas ojeras, ¿no dormiste? —Ella negó con la cabeza—. ¿Por qué?
—Pasé la noche en vela conversando con Eren. No creí que el tiempo se me fuera así de rápido. —Le dio un sorbo a su bebida—. ¿Sabes? Ese chico es increíble, escuchó todo lo que le dije y compartió alguna de sus ideas conmigo. Me dijo que está dispuesto a someterse a toda clase de experimentos que puedan ayudar a la humanidad, ¿no es genial? ¡Trabajaremos con un chico que puede convertirse en titán!
Hange estaba más que entusiasmada con esa idea. Aquella tristeza y enojo que tenía por su pérdida se desvaneció de inmediato al mencionar a Eren y Moblit se dio cuenta de ello pues los ojos de Hange brillaron con una intensidad como nunca antes lo habían hecho y al percatarse de ello sintió como si una daga se le estuviera clavando en el corazón.
—¿Estás interesada en ese chico?
—Por supuesto que sí. A partir de este momento quiero estar cerca de él —tomó una de sus manos—. Estaremos cerca de él.
—¿Los dos?
—Todo el escuadrón. Ese chico puede ser la clave para encontrar la respuesta a todas nuestras interrogantes. Tan solo piénsalo, nuestras investigaciones por fin tendrán sentido.

