Capítulo 06
—¡Hange!
Levi empujó a la joven y con ayuda de su equipo tridimensional subió hasta la nuca de aquél titán para acabar con él. Hange permaneció en el suelo, con la cara cubierta de sangre que poco a poco se iba evaporando mientras observaba aquella escena. Cuando el titán cayó al suelo, Levi se acercó a Hange para tomarla del cuello de su chaqueta.
—¡¿Qué demonios pasa contigo?!
—Me distraje.
—Pues más vale que te concentres, gafas de mierda, o no regresarás viva de esta misión.
—¡Ya lo sé! —Exclamó liberándose del agarre del contrario.
—¡Hange! ¡Levi! —Erwin llegó con ellos—. ¿Qué fue lo que pasó?
—Que te diga ella.
—¿Hange? —La mencionada permaneció en silencio, pasando de largo a ambos mientras cambiaba sus cuchillas—. ¡Hange!
—Sólo déjenme morir —respondió antes de irse usando su equipo de maniobras.
En todos estos meses, la legión la había pasado sumamente mal. Tras la última expedición a cargo del comandante Shadis, donde hubieron muchísimas pérdidas, el cuerpo de reconocimiento tuvo que pasar dos cuestiones importantes: la invasión de los titanes al Distrito Trost destruyendo el Muro María, y la renuncia de Keith Shadis nombrando a Erwin Smith como el nuevo líder de la legión.
Tras una nueva alineación organizada por Erwin, la legión se encaminó a pequeñas expediciones de exterminio de titanes para poder recuperar el muro, pero cada expedición se volvía más complicada y la meta de recuperar el muro se veía muy alejada.
Antes de salir a esta última expedición, Erwin había hablado con Mike, Nanaba, Levi y Hange en privado para comentarles sobre la nueva reestructuración en la legión; en otras palabras, Erwin los había elegido para ser los nuevos líderes de escuadrón.
—De verdad que eres un idiota —mencionó Levi cruzándose de brazos—. Yo no soy ningún líder, Erwin.
—Ninguno de nosotros lo es —añadió Nanaba—. ¿Por qué tomaste esa decisión?
—Porque ustedes son los únicos que pueden ocupar ese cargo. Cada uno cuenta con una habilidad que los ayudará a salir con su escuadrón.
—Estás dejando esto a la suerte, ¿verdad?
—Qué bien me conoces, Mike. Así es, estoy dejando esto a la suerte porque confío en ustedes y sé que son las mejores personas para hacerlo.
—Erwin... yo no quiero hacerlo.
—¿Hange?
—No sirvo para liderar, además ¿crees que tan siquiera me van a escuchar?
—Lo harán —Hange lo miró sorprendida—. Los cuatro escuadrones se darán a conocer cuando los reclutas de la tropa de adiestramiento se nos unan. Ellos saben quién eres, te escucharán y te obedecerán.
—Lo siento, Erwin, pero no voy a hacerlo. Me uní a la legión para exterminar a los titanes, no para convertirme en líder.
Dicho esto, se dio la media vuelta para dirigirse a la puerta de la oficina.
—Es una orden. —Hange se detuvo abriendo la puerta al escuchar a Erwin—. Si no lo haces, serás expulsada de la legión.
—¡Aaahhh!
Con todas sus fuerzas rebanó la nuca del titán al que estaba enfrentando. La sangre le había salpicado en las gafas y no podía contener la ira que sentía en esos momentos al recordar la plática que había tenido momentos antes de esa expedición.
—Si no lo haces, serás expulsada de la legión.
—Que así sea.
—No pudieron alejarse.
—Ni siquiera pudimos pasar del primer poblado otra vez. —Suspiró—. Cada vez es más complicado, Riko, los titanes no dejan de salir.
—Al menos no se han topado con el titán acorazado ni con el titán colosal.
—No sé si sea bueno o malo. No tenemos ninguna pista de ellos, ni siquiera sabíamos de su existencia hasta que invadieron el muro.
—¿Y Mike qué dice? ¿No puede sentirlos con su nariz?
—No, es como si se hubiesen esfumado. Es tan raro y preocupante a la vez.
—Porque en cualquier momento pueden aparecer.
—Así es.
—¿Interrumpo su plática? —Las chicas negaron con la cabeza a lo que Mike tomó asiento a lado de Nanaba—. Escuché que el comandante Pixis te nombró nueva miembro del equipo de élite.
—Increíble, ¿cierto? Ahora tengo un cargo mayor y una gran responsabilidad con ello.
—Así estamos nosotros —mencionó Nanaba—, Erwin hizo una reestructuración a la legión y ahora seremos los nuevos líderes de escuadrón.
—Se lo merecen. Ustedes eran el equipo élite de Shadis, me parece perfecto que ahora ocupen ese cargo.
—No a todos les agrada la idea.
—¿Por qué lo dices?
—Hange —respondió Mike.
—¿Se negó?
—Sí. Erwin le dijo que era una orden y a ella le valió, salió por la puerta diciendo que no lo iba a hacer.
—Y esta será la discusión en los próximos meses —añadió Mike.
—¿Por qué? ¿Erwin le insistirá?
—Tiene que hacerlo, o perderá a otro líder.
Riko miró confundida a Mike y antes de que pudiera decir algo, Nanaba se adelantó.
—Si Hange no acepta el puesto, él tampoco lo hará.
—Tiene que ser una broma.
—Los necesito al mando de un escuadrón.
—Con ellos tres es suficiente.
—Dos —interrumpió Levi—. Son solo ellos dos, cuatro ojos.
—Ya déjate de estupideces, no pudiste haber puesto esa condición.
—Sí lo hizo —mencionó Erwin—, cuando saliste de la oficina ocurrió.
—Si tú no aceptas, yo tampoco lo haré.
—Esto es ridículo, ¿por qué demonios pondrías esa condición?
—Nunca quise que me consideraran un líder y Erwin lo sabe. Sin embargo, si alguien se está negando a aceptar entonces yo también debo hacerlo, pues tampoco quiero cargar con esa responsabilidad.
—Pero, estás diciendo que si acepto tú también lo harás, no tiene sentido.
—Bueno, tampoco voy a dejar pasar la oportunidad de molestarte y aún tengo en pie la idea de matar a Erwin, esa cercanía me facilitará las cosas.
—¿Qué?
—Hange —llamó Erwin—, te necesito en esto, por favor.
—Lo siento, pero nada podrá hacerme cambiar de opinión.
—¡Hazlo ya!
—¡No puedo, Keiji!
—Solamente escribe "hola".
El joven asintió y colocó la punta de su lápiz sobre aquella hoja, pero cuando estaba a punto de escribir se sonrojó por completo al tiempo que su mano comenzaba a temblar.
—Yo lo haré.
—¡No! —Exclamó evitando que Nifa le quitara la hoja—. Y-Yo voy a redactarla.
—Moblit llevas una hora tratando de hacerlo y ni siquiera haz podido trazar una línea.
—Es que estoy nervioso.
—Tampoco es que le vayas a declarar tu amor por escrito —mencionó Keiji cruzándose de brazos.
—No es eso —dijo ruborizándose un poco—, es solo que nunca le había escrito una carta.
—Tengo una idea —comentó Petra acercándose al joven—. Usa esto como motivación.
—¿De dónde lo sacaste? —Preguntó sorprendido al tiempo que se ponía de pie al ver la hoja que Petra tenía en sus manos.
—Me pareció curioso que en su última visita, cuando ella no estaba contigo, sacabas tu cuaderno y un lápiz. Al principio creí que escribías, ahora veo que no era así.
—Moblit, ¿tú lo hiciste? —Preguntó Nifa sorprendida.
—S-Sí.
—Deberías mandárselo —mencionó Abel colocándose a lado de Petra—. Sería un buen gesto de tu parte.
—Dejemos a Moblit solo —dijo Petra colocando la hoja que tenía en sus manos sobre la mesa—, así podrá escribir a gusto.
Los chicos asintieron para salir de aquella habitación. Moblit tomó asiento nuevamente frente a la mesa, observó la hoja que Petra había dejado y, con una sonrisa, tomó el lápiz y la hoja que estaba en blanco para comenzar a escribir.
—Estoy muerta —mencionó dejando caer su cabeza sobre la mesa.
—Solo una pila más y terminaremos —comentó Nanaba.
—Sí y llegará más papeleo mañana y al día siguiente y al siguiente... ¡me quiero morir!
—Con gusto atravesaría tu garganta con una de mis cuchillas —mencionó Levi entrando a la oficina.
—Te estás tardando demasiado en hacerlo.
Nanaba soltó una pequeña sonrisa al escuchar el comentario de Hange.
—Oye, cuatro ojos, bebe esto.
—¿Té negro? —Preguntó reincorporándose en su asiento, observando la taza que Levi le había dejado.
—Te mantendrá despierta —respondió extendiéndole una taza a Nanaba.
—Se ven terribles —comentó Mike mientras entraba.
—Tú no te quedas atrás —mencionó Hange antes de darle un sorbo a su té.
—¿Qué traes ahí?
—Correspondencia, Nanaba —respondió dejando unas cuantas cartas sobre la mesa.
Entre los cuatro comenzaron a revisar el contenido de todas las cartas. Erwin estaba pensando que hacer otra expedición fuera de los muros, pero todavía no le habían dado la autorización correspondiente, además de que la legión no contaba con los fondos necesarios para ello así que también esperaban una resolución al respecto.
—Mike, varias cartas son de meses anteriores.
—Lo sé, Hange. Al parecer hay un problema con la entrega de correspondencia, según lo que me dijeron el enviar y recibir cartas estará tomando alrededor de tres a cuatro meses.
—¡Aquí están!
—Riko ¿qué pasa? ¿Por qué estás así?
—Hay titanes alrededor del muro.
—Comandante Erwin, ya revisamos en los alrededores, no hay ninguna señal del titán colosal o del titán blindado.
—Bien, regresen a sus puestos.
—¡Sí, señor!
—¿De verdad crees que ataquen de nuevo casi un año después?
—No lo sé, Nanaba. De verdad espero que no, la humanidad no resistiría la destrucción del segundo muro.
—Ya exterminamos a todos —mencionó Hange llegando con ellos junto a Levi—, solo quedan esos tres.
—¿Están seguros?
—El gigante de la nariz no detecta más.
—Bien. Acaben con ellos.
Los tres asintieron y con ayuda de sus equipos bajaron el muro para aniquilar a los dos titanes de cinco metros y al titán de ocho metros que quedaban. Fácilmente acabaron con los más pequeños, pero con el grande tuvieron problema.
—Levi y yo lo distraeremos, asegurate de rebanarle la nuca.
Y así lo hicieron. Levi y Nanaba comenzaron a distraer al titán de ocho metros mientras Hange se encargaba de llegar a la nuca de este para aniquilarlo.
—¡Ahora!
Ante la señal de Levi, Hange rebanó con todas sus fuerzas la nuca del titán. Fue tanta la fuerza que usó que terminó decapitándolo con un solo corte. Cuando el titán cayó al suelo, Hange se acercó a este y observó detenidamente aquel enorme cuerpo y la cabeza que yacía a centímetros de él.
—Nos vemos en el infierno.
Dicho esto, Hange le dio una patada a la cabeza del titán, quedando en shock tras haberlo hecho pues había descubierto algo que no dejaría de rondar en su cabeza durante mucho tiempo.
<<S-Su cabeza está hueca...>>
—¡Hange! —Nanaba llegó con ella interrumpiendo sus pensamientos—. Se terminó, regresemos al muro.
—S-Sí. —Miró por última vez el cuerpo y la cabeza de aquel titán—. <<¿Qué demonios son estas criaturas?>>.
Con esta duda en mente regresó al muro junto con Nanaba y Levi. Ya que se había asegurado de exterminar a todos los titanes, volvieron a la oficina del cuartel acompañados por Riko quien se ofreció a ayudarles a terminar con el papeleo que les quedaba.
—¿Y estas cartas?
—Llegaron en la tarde, las estábamos revisando antes de que tú llegaras —respondió Nanaba.
—Esta de aquí tiene el sello del cuerpo de adiestramiento —mencionó Levi observando detenidamente el sobre.
—Debe ser un aviso de preparación, para recibir a los reclutas que se unirán a la legión —comentó Riko.
—Léelo.
Levi asintió a las palabras de Erwin y abrió el sobre que tenía en sus manos.
—Hay dos hojas dentro.
—Dame una. —Levi le entregó una hoja a Nanaba quien de inmediato la desdobló para ver lo que contenía—. Hange...
—¿Sí?
Nanaba volteó la hoja que tenía en sus manos para que la joven (y todos los demás) pudieran verlo. Aquella hoja contenía un hermoso retrato de Hange dibujado a mano.
—Creo que sólo hay una persona que pudo haber hecho eso.
—Cállate, Erwin —exclamó la joven completamente sonrojada mientras tomaba la hoja que tenía Nanaba—. Un momento, esto vino en un sobre con dos hojas, ¿en dónde está...?
—"Querida Hange..." —comenzó a leer Levi en voz alta—, "mi bella Hange, mi única compañera para ver las estrellas..."
—¡Dámelo!
Hange trató de quitarle la carta a Levi, pero este se movía de un lado a otro por toda la oficina sin dejar de leer.
—"Te extraño tanto, nos haces falta en el cuartel".
—¡Levi!
—"Extraño ver tu sonrisa y tan hermosos ojos que se ocultan tras esas frágiles gafas..."
Hange se abalanzó sobre Levi haciendo que ambos cayeran al piso, quedando ella encima de él.
—Esto es mío —dijo para arrebatarle la carta y ponerse de pie.
—Qué agresiva, cuatro ojos —mencionó reincorporándose.
—Y no la haz visto molesta —comentó Mike entrando a la oficina con una bandeja que contenía seis tazas de té.
Mientras todos tomaban una taza, Hange se dirigió a una de las sillas y tomó asiento para comenzar a leer la carta.
"Querida Hange, mi hermosa Hange... mi única compañera para ver las estrellas.
Leí tu carta, bueno todos lo hicimos. De verdad que nos duele no tenerte aquí.
Te extraño tanto, nos haces falta en el cuartel. Extraño ver tu sonrisa y tan hermosos ojos que se ocultan tras esas frágiles gafas.
Extraño escuchar tu voz, extraño abrazarte, extraño tenerte a mi lado... de verdad que te extraño..."
Una enorme sonrisa se dibujó en el rostro de Hange al mismo tiempo que sus mejillas se ruborizaban, pero poco a poco aquella reacción fue cambiando a una llena de sorpresa y preocupación conforme seguía leyendo el contenido de dicha carta.
—Hange, ¿qué ocurre? —Preguntó Erwin frunciendo el entrecejo al ver a su amiga palidecer.
—Esta carta se me debió entregar hace meses.
—Hubieron interferencias, ¿lo olvidas? —Respondió Mike—. Apenas hoy pudieron hacer unas cuantas entregas.
—¿Qué ocurre? —Preguntó Riko a lo que Hange miró con seriedad a Erwin.
—Se va a unir.
—¿Qué?
—Se va a unir a la legión, Erwin.
—Había dicho que se uniría a la guarnición.
—¡Pues ya no lo hará! —Exclamó poniéndose de pie—. No puede unirse a la legión.
—No puedes intervenir en su decisión, Hange. Además, no estará solo, Keiji y Abel se unirán.
—Al igual que Nifa y Petra —Erwin la miró sorprendida—. Todos decidieron unirse, van a poner sus vidas en riesgo.
—Pero sólo la de él te preocupa.
Hange bajó la mirada, haciendo fuerza al cerrar sus manos como puños.
—¿Cuánto está tardando la correspondencia, Mike?
—De tres a cuatro meses.
—Erwin, déjame ir al cuartel.
—No vas a llegar a tiempo, Hange —mencionó Nanaba—. En estos momentos es demasiado difícil salir de los muros, el viaje tardará demasiado y la graduación es en menos dos semanas.
—Si ya decidió unirse a la legión...
—Es que... —permaneció en silencio. Se le cruzaron demasiadas cosas por la mente y solamente pudo encontrar una alternativa; sabía que se arrepentiría por el resto de sus días, pero era la única salida—. Acepto.
—¡¿Qué?! —Exclamaron todos con sorpresa.
—Hange...
—Voy a hacerlo, Erwin.
—Oye, cuatro ojos —dijo Levi con un poco de dificultad pues se había atragantado con su té por la sorpresa—, habías dicho que nada te haría cambiar de opinión. Erwin lleva insistiéndote por más de seis meses, ¿qué puede ser tan importante como para que ahora aceptes?
—Él... ellos son importantes para mí. Voy a hacerlo pero con algunas condiciones.
—Te escucho —mencionó Erwin.
—Todos ello se unirán a mi escuadrón, sin excepción. Ahora, ¿qué plan tenías para la escuadra?
—Ayuda estratégica.
—Bueno, quiero que el escuadrón se dedique a la investigación.
—¿Y eso de qué nos servirá? —Preguntó Levi cruzándose de brazos.
—No había terminado —respondió con seriedad—. El escuadrón se dedicará a la investigación en torno a los titanes. Hace unos instantes, con el titán de ocho metros, al patear su cabeza me di cuenta de que esta era ligera —todos la miraron incrédulos ante lo que había dicho—. No le puedo encontrar una explicación a esto; no sabemos absolutamente nada de estas criaturas, ¿qué son? ¿De dónde vienen? ¿Cómo podemos acabar con ellos?
—Quieres encontrar respuestas.
—Sí, pero con el mismo objetivo: exterminarlos.
Erwin permaneció en silencio por unos segundos.
—¿Alguna otra condición?
—No, por ahora.
—Bien, así será. —Hange asintió e hizo el saludo militar, dando a entender a los demás que su decisión de verdad iba enserio—. Hange Zoë, a partir de ahora, tú serás la líder del escuadrón número cuatro. —Mencionó llevando su mano derecha a su corazón—. ¿Entregarás tu corazón a la humanidad?
—Mi corazón... y mi vida.