El último show | Capítulo 15. Baúl.
—¿Hasta cuándo vas a permanecer encerrado?
—¡Hasta mañana! —Exclamó desde el cubículo del baño donde se había encerrado.
—Por favor, Rodri, no puedes permanecer el resto de la fiesta ahí dentro.
—Tampoco tienes que estar aquí. Sal y disfruta de la fiesta mientras yo me quedo encerrado.
—Ese no es el caso —dijo en voz baja.
—Ramsés —llamó Alex desde la entrada del baño—, ¿cómo vas?
—Nada bien —respondió acercándose a la joven, señalándole el cubículo donde Rodri se encontraba—. Patearé la puerta para abrirla.
—No es necesario. Helena y yo nos imaginamos que se les estaba complicando hablar con ellos, así que ella fue a ayudar a Javier mientras yo venía a ayudarte a ti.
—¿Y cómo planeas hacer que salga?
—Solo observa —dijo llevando sus manos detrás de su espalda para entrelazarlas—. ¿Rodri?
—¿Alex? ¿Qué haces aquí? No deberías estar en el baño de hombres.
—En realidad estoy en la entrada. ¿Por qué no sales? ¿Acaso te sientes mal del estómago?
—No, es solo que...
—¿Acaso... no quieres estar en la fiesta conmigo?
—¿Qué? —Exclamó Ramsés incrédulo pues Alex había comenzado a quebrar la voz.
—Rodri, me rogaste para que viniera a la fiesta, me dijiste que estarías conmigo y ahora te quedas ahí encerrado. ¿No cumplirás tu palabra?
—¿De verdad crees que eso va a funcionar?
Tras la pregunta de Ramsés, la puerta de aquél cubículo se abrió dejando ver a Rodri; este se lavó las manos y tomó un poco de papel para ir con Alex y secar las (falsas) lágrimas que había derramado.
—Tienes razón, te di mi palabra y la cumpliré.
—Gracias —dijo para abrazarlo y mirar a Ramsés alzando una ceja—. ¿Decías? —Preguntó solamente moviendo los labios para separarse del abrazo y dirigirse a una mesa con Rodri.
—Tenías que ser actriz —mencionó Ramsés para salir del baño.
Por su parte, Helena había salido del bar para ver cómo iba Javier con Pascu y, al igual que Ramsés, no lograba convencer al contrario de volver adentro, por lo que tuvo que intervenir; solo que, a diferencia de Alex, ella fue un poco más... directa.
—¡Escúchame! —Lo tomó del cuello de su camisa—. Vas a volver ahora mismo al bar y vas a disfrutar de la fiesta como si no hubiese pasado nada, ¿me entendiste?
—S-Sí.
—¡No te escucho!
—¡Sí, lo haré!
Helena lo soltó de su agarre y con las mismas entró de nuevo al bar.
—Estuve casi veinte minutos tratando de convencerte de volver y de repente ella viene, te grita ¿y la obedeces?
—Javier, cuando Helena se molesta, hay que temerle.
Ambos entraron al bar y se acomodaron en la barra donde Helena ya les esperaba mientras que del otro extremo, en una de las mesas, Alex se encontraba con Rodri y Ramsés.
Uno, dos, tres tarros más de cerveza y aún así no lograban hacerlos hablar. El bar cerraría en menos de una hora y su plan de tres pasos no había resultado en absoluto.
Solamente bastaba una canción.
Ambos palidecieron momentáneamente. Habían puesto la canción de Deméter en el karaoke, misma canción que ambos habían compuesto años atrás.
—Rodri, ¿estás llorando?
—N-No —respondió secando el par de lágrimas que había derramado—, tan solo me puse nostálgico.
—¿Saben? Esa canción me trae muchos recuerdos —mencionó Pascu a Javier y Helena, observando a las dos personas que cantaban en el karaoke—. Recuerdos lindos y otros no tan gratos.
—Cuando aún existía Destripando la Historia, Deméter fue muy pedida por nuestros seguidores y recuerdo que nos presionaban mucho para que sacáramos el vídeo.
—A las pocas horas de haberlo publicado, el vídeo se convirtió en el número en tendencias de Youtube.
—Y, más allá de dlh, esa canción tuvo un significado especial para Álvaro y para mí.
—Jamás creí que volvería a escuchar esa canción después de tanto tiempo.
Para sorpresa de los cuatro, Pascu y Rodri comenzaron a hablar tras haber escuchado aquella melodía que los dos habían compuesto. Se les veía melancólicos y, observando el tarro de cerveza que tenían enfrente, comenzaron a hablar.
—Hasta la próxima.
—Y... ¡Listo! Terminamos la transmisión.
—¿Qué tal nos fue? —Preguntó tomando la botella de agua que tenía en la mesa.
—Fue la transmisión con más vistas que hemos podido tener.
—Eso es digno de celebrarse. Venga, vamos a tomar.
—Muy gracioso, Pascu, sabes muy bien que no tomo y tampoco voy a dejar que lo hagas de mi parte.
—Está bien, entonces vayamos a comer. Podemos ir a ese nuevo puesto de hamburguesas que abrieron en la ciudad, ¿qué dices?
—Esa idea sí me gusta.
—¿Y yo te gusto?
—¿Qué clase de pregunta es esa? —Interrogó ruborizándose.
—Solo quería ver tu reacción —dijo llevando una de sus manos a la mejilla de Rodri—. Me gusta cuando te sonrojas.
—Y yo detesto que me hagas hacerlo —contestó con ironía para besar los labios del contrario—. Hoy tu pagas la cuenta.
—Ya lo sé.
Después de tanto tiempo trabajando y conviviendo juntos, Pascu y Rodri empezaron a sentir algo más hacia el otro y no fue hasta después de su primera gira que decidieron darse una oportunidad. Llevaban ya dos años de relación y estaban más que enamorados, siendo Ramsés y su equipo de ayuda de dlh los únicos que sabían de su relación.
—¿Un vídeo musical? —Preguntó Pascu sorprendido.
—Hace ya muchísimo tiempo que no hacemos uno. Es cierto que nos dedicamos a hacer dlh pero todavía hay algunos seguidores que nos piden musicales como hacíamos antes. Recuerda que "estoy en exámenes" y "pizza con piña" siguen siendo de los vídeos musicales con más agrado por parte de la gente.
—Sí, tienes razón. ¿Tienes una idea en mente?
—Varias, en realidad, solo es cuestión de aterrizarlas y también pensaba pedirle ayuda a Ramsés para que nos preste su voz nuevamente.
—Entonces empecemos el proyecto, dudo mucho que él se niegue y ya se le extraña verlo en el canal.
—Igual estaba pensando en hacerte una propuesta.
—¿De qué se trata?
—Bueno, nuevamente estamos llenos de proyectos y tú y yo sabemos muy bien que prácticamente la pasamos juntos en todo ese tiempo así que se me ocurrió que tal vez, sólo si tú quieres, podrías mudarte conmigo. —El contrario permaneció en silencio, mirándolo con incredulidad—. ¿Qué pasa?
—¿Me estás pidiendo que vivamos juntos?
—Bueno, no sería la primera vez que te quedas en mi casa y, si los dos vivimos juntos nos podríamos evitar los típicos problemas de retraso de proyectos. Además, pasas más tiempo en mi casa que en la tuya así que, ¿por qué no?
—Te amo, Rodri —dijo tomando las manos del contrario, quien se había ruborizado por completo.
—Y yo a ti.

—¿Rodri de verdad te lo dijo? —Preguntó Ramsés.
—¡Sí! Igual a mí me costó creerlo.
—Creí que tú serías quien le haga la propuesta, pero bueno, me alegro por ambos. Ya era hora de que vivieran juntos de forma oficial.
—¿Cómo que oficial?
—Álvaro, pasas más tiempo en su casa que en la tuya, era cuestión de tiempo para que mudaras tus cosas.
—Bueno, me alegra que te agrade la idea, porque serás tú quien me ayude a mudarme.
—¡¿Qué?!
Dos semanas después de aquella propuesta, Pascu pasó a mudarse con Rodri y, como había dicho, Ramsés fue quien lo ayudó a traspasar sus cosas.
No la tuvieron fácil. Una cosa era pasar tiempo juntos y otra muy distinta vivir juntos. Más de una vez discutieron, ya no solo eran las típicas discusiones de pareja sino que ahora tenían problemas de concubinato, sin embargo, hacían lo posible para arreglar esas controversias que los atormentaban.
—Por fin lo terminamos —dijo para recostarse en el respaldo de su asiento.
—Por fin podremos dormir después de mucho tiempo.
—Pascu, ya estoy cansado.
—Todos lo estamos.
—No, me refiero a que ya estoy en mi límite. Este último dlh nos ha costado mucho terminarlo, tal vez debemos tomarnos un descanso.
—Sí, yo también lo he pensado. —Observó detenidamente el monitor donde habían terminado de editar el vídeo—. Estoy seguro de que a nuestro equipo le gustará la idea.
—¿Y al público?
—Sabes muy bien que no.
En ese nuevo dlh, los dos anunciaron que se tomarían un descanso y, como era de esperarse, el público se volvió loco. Miles de comentarios les llegaron pero tanto ellos como su equipo habían tomado la decisión de parar por un tiempo pues definitivamente necesitaban de un respiro y al público le costó mucho entenderlo pero, al final lo hicieron.

—Pascu quiere que hagamos una gira.
—Está perfecto, estoy seguro de que al público le va a encantar la idea.
—Lo sé, empezaremos a ver los preparativos la semana entrante. Ahora cambiemos rápido de tema, ¿conseguiste lo que te pedí?
—Por supuesto que sí. Ya todo está todo listo para esta noche y te voy a ser sincero, no creí que fueras tan cursi.
—Cállate —exclamó para darle un trago a su bebida—. Gracias por ayudarme con esto, Ramsés.
—Gracias a ti por confiar en mí.
Esa noche cumplían tres años de relación y Rodri le había pedido ayuda a Ramsés para organizar una cena al aire libre bajo las estrellas; Pascu, por su parte, había decidido mantener en secreto el regalo que le daría a su amado.
—¡Feliz aniversario!
Exclamó Rodri con una sonrisa al ver la expresión de sorpresa de Pascu. Ambos cenaron a la luz de la luna en un ambiente lleno de risas y romance.
Una noche que cambiaría todo más adelante.
—Feliz aniversario, Rodri —dijo entregándole una pequeña bolsa de regalo.
—¿Una mini Deméter?
—Sí, la mandé a hacer especialmente para ti.
—Le hará compañía al mini conejo que me diste la otra vez. Gracias —le dijo con un brillo en los ojos.
—¿Qué pasa aquí? Deméter regresa a mí —empezó a cantar tomando la figurita que Rodri sostenía en sus manos—. Que alguien la haga salir, no sé qué hacer sin ti.
—Suelta a mi pequeña... déjala volver y se acabó.
—Hades la libera, con una ligera condición: ella cada invierno volverá a mi reino.
—Oye, esa es mi línea.
—Entonces dila.
—Ella cada invierno volverá a mi reino...
Pascu tomó a Rodri del mentón y depositó un beso en sus labios, evitando que éste continuara cantando.
—Me encanta cómo dices esa frase —dijo para besar nuevamente al contrario—. ¿Listo para seguir con tu regalo?
—¿Hablas de continuar cantando Deméter?
—No —sonrió—. Te escribí una canción.
—¿Qué? —Observó como Pascu se levantaba de su asiento para ir a su camioneta y sacar de ahí su guitarra—. ¿De verdad lo hiciste?
—¿No me crees capaz?
—No es eso, es solo que jamás me imaginé que me escribirían una canción.
—Ya ves que sí. —Comenzó a tocar la guitarra y con una sonrisa en el rostro empezó a cantar—. Y llegó... el día en que todo empezó. Y llegó... tu mirada que me enamoró.
Rodri escuchaba atento la canción de Pascu. Tenía un brillo enorme en los ojos y sin dudas, el que le escribiera una canción, fue el mejor regalo que en su vida pudo recibir.
—Y tú voz fue lo único que escuché entre tanto silencio, en medio de la oscuridad.
Dame la mano y descubramos el mundo juntos.
Y tu voz fue lo único que escuché... entre tanto silencio.
Dejame verte como en verdad eres, quiero estar contigo hasta el día de mi muerte...
—¿Por qué paraste?
—Ya no hay más.
—¿Qué? Pero, la canción no puede terminar así.
—Lo sé, no está terminada porque tú me vas a ayudar a hacerlo, o al menos esa es la intención. —Dejó su guitarra a un lado y tomó la figura de Deméter—. Yo... quisiera que terminemos esta canción juntos y, después de pensarlo mucho, me di cuenta de que esto es lo que en verdad quiero.
—¿Pascu?
—Rodri, quiero que destripemos nuestra historia juntos, ¿y tú? —Aquella figurita de Deméter era en realidad una cajita que Pascu abrió—. ¿Te gustaría destripar nuestra historia el resto de nuestros días?
Dentro de aquella cajita había un anillo de compromiso, anillo que Pascu le entregó a Rodri para pedirle matrimonio.
Rodri permaneció en silencio observando detenidamente el anillo. Estaba sorprendido pues jamás se había imaginado que Pascu le llegaría a proponer matrimonio. No pudo articular palabra alguna, solamente asintió con la cabeza sin poder salir de aquella impresión; Pascu sonrió y le colocó el anillo para besar su frente y abrazarlo.
Ese fue el inicio de todo.
—¡Muchas felicidades! —Exclamaron todos en el estudio.
—El anillo se te ve bien, Rodri.
—Gracias, Ramsés.
—¿Y cuándo piensan casarse?
—Tranquilos, apenas le di el anillo —comentó Pascu abrazando al contrario de la cintura.
—Bueno, cambiemos de tema —mencionó Rodri tomando las carpetas que tenía en la mesa—. Comencemos con la junta.
Ambos se habían reunido con su equipo de trabajo para hablarles sobre las nuevas ideas que tenían para el canal así como para hablarles de la propuesta de la gira. Decidieron invitar a Ramsés a la junta para plantearle el proyecto de Rodri respecto al vídeo musical que quería grabar, a lo que aceptó de inmediato pues extrañaba ayudar y salir en un vídeo del canal.
—Eso es todo, chicos. Muchas gracias.
—Vayan con cuidado —mencionó Pascu pues la lluvia pronosticada había comenzado a caer.
—¿Qué les parece si vamos por un café? —Preguntó Ramsés—. De paso podemos empezar a planear su boda.
—Hace dos días que me dieron el anillo, no precipites las cosas. Además, ¿por qué estás tan emocionado?
—Porque ya era de que dieran este paso, así que Pascu, bien hecho —el mencionado le sonrió con leve rubor en las mejillas.
Aún no se daban cuenta.
En las siguientes semanas, los dos estuvieron ocupados haciendo las planeaciones para la gira de regreso que habían acordado hacer. La idea era que terminando la gira volverían con los dlh.
Pero fue solo eso, una idea.
—Me llamaron.
—¿Qué? —Pascu tomó la laptop para revisar el correo que a Rodri le había llegado—. No puedo creerlo, ¡felicidades! —Exclamó abrazando al contrario—. Esto es lo que siempre habías querido.
—¡Lo sé! Todavía me cuesta creerlo, el sueño de toda mi vida está a unos cuantos pasos de cumplirse.
—¿Leíste todo el correo?
—Me faltó la última parte, ¿por qué?
—Dice que tienes que ir para una entrevista protocolar y de ahí firmar el contrato.
—¿Cuándo debo hacerlo?
—Eso no es lo importante. Aquí dice que de aceptar, tendrás que permanecer ahí.
—Bueno, es algo lógico ya que el proyecto se lleva a cabo en Berlín. Supongo que tendré que mudarme.
—¿De verdad piensas aceptar?
—¿Por qué no?
—Rodri, si aceptas, ¿qué va a pasar con dlh?
—No lo había pensado —respondió con una expresión de sorpresa pues no había estado consciente de ello.
—Si aceptas, ya no vamos a poder continuar con esto.
—¿Entonces debo abandonar mi sueño?
—No lo sé.
Esa fue la plática más tranquila que pudieron tener al respecto pues en los días siguientes este fue el tema por el que cada noche discutían.
—¿Qué debo hacer? Los días están pasando y la compañía me está pidiendo una respuesta.
—Si de verdad quieres aceptar, hazlo de una vez.
—Ramsés, si lo hago, seré el culpable de que Destripando la Historia termine. Y de encima Pascu y yo no podemos hablar tranquilamente de esto, ¿tan difícil es para él comprender la situación en la que estoy?
—Pero es que él ya pasó por lo mismo.
—¿De qué hablas?
—No es la primera vez que Destripando la Historia está en riesgo de acabarse. Hace unos años, Álvaro recibió una propuesta de la compañía de videojuegos, ¿recuerdas? Fue el proyecto de su vida y se vio entre la espada y la pared, de la misma forma en la que tú estás ahora. ¿Y qué fue lo que hizo?
—Rechazó ese proyecto —respondió para soltar un suspiro—. ¿Debo hacer lo mismo?
—Debes hacer lo que tú en verdad quieres hacer.
Esa conversación no se la pudo sacar de la mente en todo el día. Se la pasó pensando y tratando de tomar una decisión en el trayecto a su casa, pero era muy complicado elegir entre las dos opciones que tenía.
—¿Qué estás haciendo? —Preguntó quitándose su abrigo, observando al contrario con varios libros abiertos en la mesita de la sala.
—Investigando —respondió sin apartar la vista de la laptop que tenía enfrente—. El ritmo de vida en Berlín es muy diferente al de aquí, así que estoy tomando nota de todo lo necesario para vivir ahí —se puso de pie y volteó a ver a Rodri—. ¿Te ayudo a buscar un departamento?
—Pascu... —Fue hacia el contrario para abrazarlo—. ¿Por qué?
—Sé lo difícil que es renunciar al proyecto de tus sueños y no quiero que pases por lo mismo. Ve a Berlín, yo te alcanzaré cuando termine mis proyectos aquí.
Rodri abrazó con fuerza a Pascu y esa noche los dos pudieron dormir sin ninguna discusión. Pese al apoyo de Pascu, Rodri pensó bien las cosas y consideró que su compromiso con el canal era más importante que aquél proyecto en Berlín, así que lo rechazó. En los dos meses siguientes la paz volvió a su hogar y su relación volvió a como era antes.
Qué poco iba a durar esa tranquilidad.
—Díganos, ¿hay alguna persona especial que ocupe su corazón? —Preguntó la locutora de la estación de radio que los había invitado para entrevistarlos.
—Por supuesto —respondió Pascu—, ansío que llegue el día en que los dos nos podamos casar.
—¿Y qué hay de ti, Rodri? ¿Igual tienes planes matrimoniales?
—No es una pregunta que quisiera responder.
Nadie dijo nada sobre la forma en la que ambos abordaban estos temas pues Rodri siempre fue muy reservado al momento de hablar de su vida privada mientras que Pascu era un poco más liberal.
Todo parecía tan normal.
—¿Listo?
—Sí, vamos.
—Espera, ¿y tu anillo? —Preguntó señalando la mano del contrario—. ¿Dónde lo dejaste? Iré por él.
—Se nos hará tarde, olvídalo.
—Descuida, tomará un segundo. —Fue a la habitación de ambos y volvió enseguida a la sala con el anillo de compromiso—. Aquí está, dame la mano, Rodri.
—¿Por qué?
—Te pondré el anillo.
—¿Por qué debo usarlo?
Pascu miró confundido a Rodri y este, al darse cuenta de lo que había dicho, prefirió esquivar la mirada.
—Oh, ya entiendo. Quieres que yo lo use, ¿verdad?
—¿Qué?
—Al final, los dos vamos a casarnos así que también debo usarlo de vez en cuando. —Se colocó el anillo y miro a Rodri con una sonrisa—. Esta noche yo lo usaré.
Al regresar a casa después de aquél evento al que asistieron, Pascu escribió en la hoja de reglas, que tenían pegado en el refrigerador, que aquél anillo lo usarían por turnos y así lo hicieron por un tiempo.
—Ya volvimos —aviso Pascu entrando a la casa.
—¿Qué tal les fue?
—Estos dos no dejaron de jugar con las ramas del parque —respondió observando a sus dos perros dirigirse a sus camas—. Debiste acompañarnos.
—Lo siento, pero mi gato y yo preferimos quedarnos aquí.
—Idénticos el uno al otro. Por cierto, estando en la calle me entró una gran duda.
—¿Qué clase de pregunta se te habrá ocurrido mientras paseabas a tus perros? —Preguntó con una sonrisa mientras le extendía un vaso con agua.
—¿Deberíamos casarnos antes o después de la gira?
—¿Q-Qué?
—Podríamos casarnos antes y así la gira sería nuestra luna de miel, o podríamos casarnos cuando regresemos de aquella travesía —tomó un poco de agua antes de continuar—. O bien, podríamos casarnos durante la gira.
—Tal vez debamos hablar de esto después.
—¿Por qué? Hace ya cinco meses que te di el anillo y no hemos planeado nada por estar ocupados viendo la gira, ¿podríamos tomarnos un momento para nosotros?
—No pensarás en hacer una gran fiesta, ¿o si?
—Podríamos hacer una gran fiesta solamente con nuestros amigos más íntimos y nuestra familia.
—Tampoco quisiera que fuera tanta gente.
—Por esa misma razón sólo será con ellos. ¿Sabes? Me gustaría que para nuestra boda bailaramos Deméter, después de todo, con esa canción nos empezamos a enamorar, ¿qué dices?
—S-Sí...
En las siguientes semanas, la planeación de la boda empezó a tomar forma, pero no todo fue color de rosa.
—Pascu está muy entusiasmado con esto, sin embargo, no veo la misma ilusión en ti.
—¿De qué hablas, mamá? Igual estoy entusiasmado con esto.
—¿Seguro?
La mamá de Rodri había ido a visitarlos. Pascu no se encontraba en casa así que solo estaban ellos dos entablando una conversación que Rodri necesitaba tener.
—¿Crees que no me causa ilusión?
—Creo que hay algo que estás ocultando. Cuando nos dieron la noticia, vi la diferencia de actitudes en ambos, en un principio no dije nada porque supuse que no podías salir de la impresión pero, ahora no me queda duda alguna de que algo pasa.
—El instinto materno lo tienes a tope —dijo con una pequeña sonrisa de medio lado.
—¿Y bien? ¿Qué es lo que ocurre?
—No lo sé. Al principio creí que era solo la impresión del momento pero, va más allá de eso.
—¿A qué te refieres?
—Cuando Pascu y yo empezamos a vivir juntos, tuvimos muchísimos problemas y las discusiones que teníamos llegaron a ser muy fuertes.
—¿Pascu es el problema?
—No, por supuesto que no, el problema soy yo —dijo esto último sientiendo que un nudo se le formaba en la garganta—. Mamá, lo amo, pero...
—¿Rodri?
—No quiero casarme con él.
Tras decir esto, la puerta de la casa se cerró haciendo que ambos voltearan a ver a la entrada para encontrarse con Pascu. Rodri palideció al ver al contrario quien solo yacía de pie en silencio, pero que sin dudas lo había escuchado.
—Iré a ver a sus mascotas —mencionó la mamá de Rodri—. Pascu.
—Señora —saludó el mencionado para verla dirigirse hacia el patio.
Quedando los dos solos, permanecieron en completo en silencio pues no sabían cómo iniciar la conversación.
—¿Quieres hablar? —Preguntó Pascu rompiendo aquél inmenso silencio.
—No era mi intención que lo escucharas.
—Pero lo hice —suspiró—. ¿Por qué?
—Pascu...
—Solo quiero saber la razón.
—Yo... —bajó la cabeza—, no estoy listo.
—¿Qué?
—N-No estoy listo, Pascu, no estoy listo para el matrimonio. No me veo en esa situación en estos momentos y además tengo miedo; el tiempo que llevamos viviendo juntos ha estado lleno de discusiones y tengo miedo de que al casarnos esto no funcione.
—Rodri...
—Lo siento —rompió en llanto—, no estoy listo, lo siento...
Qué distinto hubiese sido si tan solo esas palabras en verdad se las hubiera dicho.
—Solo quiero saber la razón.
—N-No puedo...
—Tiene que haber un motivo por el cual no quieras casarte, solo dímelo.
—¡No puedo! —Exclamó mientras las lágrimas comenzaban a resbalar por sus mejillas.
¿Acaso era tan difícil decirle la verdad?
—¿Hice algo mal?
—Pascu...
—¿Por qué... por qué aceptaste? ¿Por qué lo hiciste si no querías hacerlo?
—Creí... creí que te lastimaría si no aceptaba.
—Hubiese sido mejor a que me dijeras hasta ahora. —Llevó sus manos a su rostro tratando de contener las lágrimas. Después de un par de minutos, soltó un gran suspiro y continuó—. De acuerdo, aceptaré tu decisión. La boda se canceló.
—E-Espera, ¿a dónde vas?
—A tomar aire fresco.
—Pascu...
—Discúlpame con tu madre —fue lo último que dijo antes de salir de la casa.
Uno...
Al día siguiente los dos se abrazaron dejando a un lado aquella circunstancia para que su relación no se viera afectada. En un principio todo funcionó bien, pero fue cuestión de algunos días para que las discusiones volvieran y más fuertes que antes.
Dos...
Su relación se fue fragmentando, entraron en un círculo vicioso de discutir, perdonar y volver a discutir. Su situación llegó a tal grado que ni siquiera en la intimidad se podían entender, lo que orilló a que Pascu empezara a dormir en la sala para evitar discusiones nocturnas con Rodri.
—¡Ya estoy harto! —Exclamó recargando las manos en la mesa—. Ya no lo soporto, Rodri, no hay día en que tú y yo no discutamos por cualquier cosa.
—¿Y qué quieres que hagamos?
—Trata de cooperar conmigo. Cada que trato de solucionar esto, tú te niegas.
—¿Entonces es mi culpa?
—No estoy diciendo que sea culpa de uno solo, lo que estoy diciendo es que tenemos que solucionar esto, hasta con dlh estamos teniendo problemas.
—¿Y las veces que yo he tratado de solucionar esto? Tú también te has negado a cooperar.
—¿Ahora me culpas a mí?
Esa discusión se prolongó por varios minutos, hasta que la bomba explotó.
—¡Tal vez es mejor terminar! —Rodri palideció al darse cuenta de lo que había dicho—. Y-Yo... yo no...
—Sí, tienes razón, es mejor terminar.
—Pascu...
—Nos estamos haciendo daño, esa es la única opción que tenemos.
—N-No digas eso.
—Rodri —lo tomó de las manos—, es mejor terminar.
Tres.
Dos días después de haber terminado, Pascu empacó sus cosas y le pidió ayuda a Ramsés para traspasarlas a un pequeño departamento junto con sus mascotas.
—No tenías que hacerlo.
—No tenía sentido seguir viviendo aquí si ya no somos nada. —Observó la mano del contrario—. Hace mucho que debiste dejar de usarlo.
—Lo sé.
Pascu extendió su mano y Rodri le entregó el anillo de compromiso con todo y la cajita de Deméter.
—Adiós, Rodri.
—Adiós, Pascu.
Las cosas pasan por algo, ¿cierto?
Ambos habían acordado no hablar sobre el tema, tratando de dejar todo en el pasado para así enfocarse en la gira que harían. Sin embargo, ya era muy incómodo para ambos trabajar juntos y aquella chispa que los dos tenían se fue apagando a tal grado que empezaron a tratarse como unos completos desconocidos.
—El público no tiene por qué enterarse de esto. A ellos les causa ilusión que los dos nos llevemos bien.
—¿Quieres que finjamos frente a los demás?
—Ellos no tienen la culpa de nada.
—Bien, así será.
Aquella gira programada la promocionaron como el show de despedida, pues ya no podían seguir trabajando juntos por más que trataran de hacerlo, así que tomaron la decisión de terminar con Destripando la Historia por el bien de todos.
El último show fue en Barcelona, el mismo lugar donde ambos firmaron autógrafos por primera vez.
Todo había terminado.
—Regresaré a Madrid mañana —mencionó Rodri desde aquella llamada—, me quedaré en Barcelona a respirar un día más.
—Creí que dirías que te quedarías para despedir a Álvaro —comentó Ramsés desde el otro lado de la llamada.
—¿De qué hablas?
—¿Acaso no lo sabes?
—¿Qué cosa?
—Tomará un vuelo para ir a Santiago.
—¿Chile? ¿Por qué?
—Lo llamaron para un proyecto y él aceptó. De hecho me pidió que cuide de sus mascotas y eso estoy haciendo, ¿no te dijo nada?
—No, no lo hizo —respondió sintiendo una presión en el pecho—. ¿A qué hora sale su avión?
—Deja reviso el mensaje —permaneció en silencio unos cuantos segundos—. Rodri...
—¿S-Sí?
—Su vuelvo sale en cuarenta minutos.
—¡¿Qué?!
—Si te vas ahora, podrás alcanzarlo.
—Pero...
—Esta puede ser tu última oportunidad.
Era ahora o nunca.
—¡Taxi!
Rodri salió corriendo del hotel donde se estaba hospedando y tomó el primer taxi que vio en la calle, pidiéndole al chofer que condujera lo más rápido posible hacia el aeropuerto.
Apenas llegaron, pagó y se bajó a toda prisa sin importarle que el taxi no hubiera encontrado lugar donde estacionarse. Corrió lo más rápido que pudo hasta llegar a la entrada del aeropuerto y al entrar buscó por todas partes para encontrar el andén donde Pascu estaría.
—Su boleto, por favor.
—Aquí tiene.
Mientras revisaban que su boleto estuviera correcto, Pascu volteó hacia el interior del aeropuerto encontrándose con Rodri permaneciendo de pie a las afueras de aquél andén. Rodri trató de correr hacia él pero sus piernas no respondían, trató de llamarlo pero su voz no le salía; Pascu trató de ir con él pero el pensamiento de que posiblemente solo sea una ilusión fue lo que lo detuvo, por más que quisiera que Rodri estuviera ahí, estaba seguro de que eso no pasaría pues ni siquiera tuvo el valor de decirle que se iría.
—Señor, ya puede abordar.
—S-Sí, gracias —respondió tomando su equipaje para abordar el avión.
—No... —susurró Rodri desde donde estaba, sin poder moverse para evitar que abordara.
Pascu volteó a ver por última vez antes de desaparecer de aquél pasillo mientras una lágrima resbalaba por la mejilla de Rodri quien lo veía irse.
Pascu subió a ese avión y Rodri lo vio despegar desde los cristales del aeropuerto, siendo esa la última vez que los dos se vieron.
—Adiós, Rodri.
—Adiós, Pascu.
🐇 Cap. 16

