El último show | Capítulo 16. Insecto.
Abrió lentamente los ojos al sentir los rayos del sol sobre su rostro. La cabeza le daba vueltas y tanto el cuerpo como los ojos le pesaban, por no mencionar que estos últimos los sentía de esa manera, no por cansancio, sino porque estaban hinchados.
—Buenos días, bello durmiente —mencionó Alex entrando a la habitación.
—No grites, por favor.
—Pero ni siquiera hablé tan alto.
—Tu voz me resuena por los oídos, claro que estás hablando muy fuerte.
—Por supuesto que no. —Colocó sus dos manos sobre la cama para acercar su rostro al de Rodri—. ¡Así sí estoy hablando fuerte!
—¡Alex! —La joven se alejó de él soltando una carcajada—. No es gracioso.
—Claro que sí —respondió secando las lágrimas que le habían salido—. No puedo creer que estés así por una simple resaca.
—No estoy acostumbrado a beber y mucho menos de la forma en la que lo hice anoche. Si estuvieras en mi lugar lo entenderías.
—Ella está en tu lugar y no se está muriendo cómo tú —mencionó Ramsés recargándose sobre el marco de la puerta de aquella habitación—. ¿Acaso olvidaste quién ganó el concurso de shots?
—¿Cómo puedes estar tan normal? —Preguntó mirando con sorpresa a la joven.
—Soy mexicana, tengo sangre caliente corriendo por mis venas y tengo inmunidad para este tipo de cosas.
—¿Hablas enserio?
—Algo así. Digamos que agarré práctica en la universidad.
—Te diste de baja temporal para venir aquí —comentó Ramsés.
—¿Y tú crees que no me hicieron fiesta de despedida?
—¿Pueden dejar de hablar de fiestas, por favor?
—Oh, Rodri, te ves tan adorable de esta manera. —Se sentó, cruzando las piernas, a un lado del mencionado sobre la cama—. Para ser una persona que no acostumbra beber, lo hiciste muy bien.
—Y con eso se refiere a que no vomitaste, lo cual es algo bueno.
—Y lo mejor es que tenemos muchos recuerdos del evento —dijo extendiéndole su teléfono al mayor con la galería de fotos abierta.
—No puede ser...
—Todavía faltan los vídeos pero Javier dijo que no los pasaría hasta hacer un respaldo primero.
—Javier... —volteó a ver a Ramsés—. ¿Qué hora es?
—Las diez de la mañana, así que tranquilo.
—Primero vamos a desayunar.
—Después tomarás un baño y te arreglarás tratando de disimular la horrible cara que traes.
—Y de ahí, te irás al teatro para ver ajustes técnicos con Javier en lo que da la hora que fijaste para que nosotros, los actores, comencemos a llegar.
—¿Y el resto del elenco?
—Javier ya habló con ellos y todos están bien.
—¿Está él aquí?
—No, fue a ver a Helena para ayudarla a tratar de despertar a Pascu. El pícaro está haciendo todo lo posible para poder conquistarla —respondió Alex.
—¿A Helena?
—Una pareja un poco inusual, ¿verdad?
—Ramsés y yo concluimos que, si terminando la temporada de la obra no logra besarla por lo menos una vez, esa relación no se dará.
—Ustedes dos no pierden el tiempo. —Estiró los brazos hacia arriba—. Iré al baño, los veo en el comedor —dijo levantándose de la cama para caminar con algo de dificultad debido al mareo que tenía.
—Rodri, por curiosidad, ¿recuerdas algo de lo que pasó anoche? —Preguntó Alex para morder su labio inferior.
—Recuerdo el concurso de tragos y... creo que canté en el karaoke, ¿verdad? —Permaneció en silencio pues imágenes de Pascu y él cantando juntos comenzaron a invadir su mente, pero no estaba seguro de que algo así haya podido pasar—. Lo demás lo tengo nublado, ¿por qué?
—Por nada. Apresúrate para que podamos desayunar —respondió a lo que Rodri asintió para salir de la habitación—. Ni siquiera recuerda que se puso a llorar.
—No está consciente de todo lo que nos contó —mencionó Ramsés.
—¿Crees que Pascu tampoco recuerde?
—Ellos dos lo tendrán que averiguar.

—¡Levántate, inútil! —Exclamó Helena aventándole una almohada a Pascu quien yacía dormido sobre el sofá.
—Podrías tratarme con un poco de cariño, ¿no crees?
—Lo hago. Si no te tratara con cariño, te dejaría dormir hasta que se te hiciera extremadamente tarde y no pudieras presentarte a la función.
—Tu amor duele.
—Nunca dije que no lo hiciera.
Pascu se reincorporó sentándose en el sofá para percatarse de que Javier estaba ahí acomodando los platos sobre la mesa.
—¿Seguro que quieres tener una relación con ella? Si a mí me trata de esa manera y es mi representante, ¿cómo te tratará a ti siendo su pareja?
—La seguiría amando de todas formas.
—Ustedes dos me enferman —mencionó Helena para entrar a la cocina.
A diferencia de Rodri, Pascu podía mantenerse en pie pese a que el dolor de cabeza que tenía era terrible. Le había afectado la resaca y se podía ver en su mirada, pero no fue tan grave como el caso del compositor.
—Soñé que estaba en la plaza y se me apareció un dinosaurio que me dejó subir a él y juntos dimos un paseo por todo Madrid.
—Estoy segura de que anoche fumé marihuana y no tuve las mismas alucinaciones que tú. —Javier dejó salir una pequeña risa ante el comentario de ella—. No volverás a tomar en mucho tiempo.
—No tienes qué decírmelo, Helena. Anoche sobrepasé al extremo mis límites, ni siquiera puedo recordar con claridad lo que pasó.
—Espera, ¿no recuerdas nada? —Preguntó Javier.
—Recuerdo que Alex y Helena subieron al karaoke para cantar la *versión metal de "Barbie girl."
—Ojalá eso lo hubieses olvidado —comentó Helena para tomar un poco de su jugo.
—Realmente tengo la mente nublada, ni siquiera sé cómo volvimos al departamento.
—¿Entonces olvidaste que cuando llegamos te empezaste a quitar la ropa, agarraste la escoba y me dijiste "mira, Helena, voy a ser bailarín de polldance"?
—Está bien que te guste exagerar las cosas, pero tampoco abuses.
—Lo que ella dice es cierto —comentó sacando su teléfono para extendérselo—, mira por ti mismo.
—¡Helena!
—¡Álvaro, ponte el pantalón!
—No, no. Te voy a hacer una demostración.
—¿De qué? ¿Humillación pública?
—Te voy a hacer un striptis, ¡Woh!
—Suficiente, no quiero ver más —dijo pausando el vídeo mientras tenía la cara completamente colorada.
—De verdad me arrepiento por no haber abusado sexualmente de ti teniéndote semidesnudo frente a mí.
—¡Helena!
—¿Qué? Tú fuiste el que se me insinuó.
—Esperen, nadie ha visto ese vídeo, ¿cierto?
—Aún no, pero ya hice mis respaldos —contestó Javier mientras guardaba su teléfono en el bolsillo de su pantalón.
—Cómo sea, ¿recuerdas lo que pasó entre las dos y las tres de la mañana?
—Ni siquiera sé si fui al baño. Un momento, ¿pasó algo interesante en ese lapso de tiempo?
—No, tan solo quería ver cómo estaba tu memoria. Si ya terminaste de desayunar, vete a dar un baño para que te despejes.
Pascu asintió para tomar el resto de jugo que quedaba en su vaso y así levantarse de la mesa. Ya había comenzado a caminar cuando paró en seco y se volteó nuevamente para encarar a los otros dos.
—¿Qué pasa? —Preguntó Javier.
—Es que... en el vídeo, me estaba quitando la ropa, ¿verdad? Entonces, ¿quién me la volvió a...?
—¿Sabías que tienes unos brazos muy tonificados? —Preguntó observándolo de pies a cabeza para morder su labio inferior.
—¡Helena! —Negó con la cabeza para alejarse del comedor mientras la mencionada se comenzaba a reír por su reacción.
—¿Y tú a qué hora te piensas ir?
—¿Me estás sacando?
—¿Qué te hace pensar eso?
—Te ayudo a lavar los platos y me voy.
—Espera, no lo decía enserio.
—Descuida, está bien —le dijo con una sonrisa—. De todas formas tengo que ir al teatro para ver cuestiones técnicas con Rodrigo.
—¿Crees que él tampoco recuerde lo que pasó?
—Probablemente y creo que es lo mejor.
—¿Por qué lo dices?
—Rodrigo se puso a llorar de forma descontrolada mientras le contaba la historia a Alex y a Ramsés. Álvaro derramó algunas lágrimas mientras nos contaba la historia a nosotros pero contuvo su llanto para ir al karaoke y tirarle indirectas a Rodrigo con las canciones. A los dos les afectó recordar el pasado, tal vez es mejor que no se enteren de que los obligamos a hablar de ello con nosotros.
—Supongo que tienes razón —mencionó al tiempo que Javier se levantaba de su asiento para empezar a recoger los platos.
—Hay algo que te preocupa, ¿cierto?
—No. Bueno... —suspiró—. Por favor promete que no dirás nada.
—¿Por qué?
—Es que...
—¿Helena?
—Hay algo... respecto al anillo que Álvaro mencionó en la historia.

Una vez que se aseguraron de que la iluminación y el sonido funcionaran bien, Javier y Rodrigo hicieron un ensayo de las cuestiones técnicas que llevarían a cabo durante la obra, mientras esperaban a que el elenco llegara para hacer un ensayo general.
"El Cielo en tu Mirada" tendría esa noche una sola función de estreno mientras que el resto de los días se harían de a dos funciones. Los nervios se podían sentir en cada uno de los integrantes de la compañía, pero era más la emoción que tenían por presentar al público aquella puesta en escena en la que habían trabajado por tanto tiempo.
—Te debo la vida por haber venido a maquillarme.
—Me lo compensarás dando una interpretación digna de un Oscar.
—De verdad que afuera hay todo un caos —comentó Helena entrando al camerino—. Emily, no sabía que estarías por aquí.
—Digamos que soy como la estilista personal de Alex.
—Sí, ya me di cuenta de ello. Aquí tienes —dijo lanzándole una botella de agua a Pascu.
—Oye, representante agresiva —llamó Pascu observando desde el espejo—, ¿me ayudas a cubrir mis ojeras?
—Aumentarán mis honorarios de este mes.
Entre vestuarios, maquillaje y uno que otro ritual para concentrarse, el tiempo fue pasando en el teatro y el público empezó a formarse afuera de este, estando impacientes por presenciar aquella función.
Veinte minutos antes de que el telón se abriera, Rodri anunció la primera llamada y le pidió a toda la compañía que se reuniera en el escenario para hacer el *"círculo de energía" y, junto a Javier, darles un discurso de motivación.
—*Mucha mierda.
—¡Mucha mierda! —Exclamaron todos para aplaudir y prepararse pues en cuestión de minutos la función iba a comenzar.
—Puedo hacerlo, puedo hacerlo... no, no puedo hacerlo.
Alex caminaba de un lado a otro en el pasillo de los camerinos. Los nervios la estaban agobiando y no encontraba la manera de poder controlarlos.
—Alex, ¿qué haces aquí? El telón está a punto de abrirse.
—Rodri, yo...
—Ahí estás —mencionó Mario llegando a toda prisa con ellos—. Sabía que te pondrías de esta manera, así que te traje esto —dijo extendiéndole a la joven una cadena con un dije muy peculiar colgando de ella.
—¿Un insecto?
—No, un amuleto —respondió Alex mientras sus ojos cafés comenzaban a llenarse de lágrimas.
Aquella cadena tenía un pequeño dije en forma de mariposa que los papás de Alex le habían regalado tras su primera obra y que se había convertido en un amuleto de buena suerte para ella.
—Ve a la cabina con Javier. Ella estará lista —comentó Mario a lo que Rodri asintió.
—¿Dónde lo encontraste?
—En la habitación de tus padres cuando fuimos a México —respondió mientras le colocaba el collar a la actriz—. Sabía que debía traerlo a Madrid.
—Gracias —dijo con una pequeña sonrisa para abrazar a su representante antes de ir al escenario para empezar la función.

—Él cuidará de mí y yo cuidaré de él. Es una promesa.
—Nuestra promesa —mencionó Pascu entrelazando su mano con la de Alex y, con su mano libre, la tomó del mentón para depositar dulcemente un beso sobre sus labios.
Las luces se apagaron y en todo el teatro se pudieron escuchar los aplausos del público que estaba más que encantado con la obra maestra que acababa de presenciar, pero aquellos aplausos se intensificaron cuando Pascu y Alex salieron al escenario para dar las gracias y, para sorpresa de la más joven, la audiencia la ovacionó de pie ocasionando que derramara unas cuantas lágrimas de felicidad.
—¡Felicidades! —Exclamó Ramsés alzando a Alex en un abrazo para dar vueltas con ella en el aire—. ¡Lo hicieron increíble!
—¡Gracias! —Respondieron todos en el camerino.
—Esto hay que celebrarlo.
—No, por favor, nada de fiestas, se los suplico —comentó Rodri entrando al camerino—. Asegúrense de no olvidar nada aquí y, de verdad, muchas felicidades. Se lucieron con el show de hoy.
Mientras la compañía teatral comenzaba a desalojar el lugar, los chicos trataron de convencer a Pascu y a Rodri para ir a cenar, pero ambos se negaron pues aún no se recuperaban del todo de la fiesta de la noche anterior, además de que el cansancio de ese día era mucho mayor.
—Creí que ya te habías ido —comentó Rodri recargándose en el marco de la puerta del camerino.
—Lo siento, me entretuve grabando estados para Instagram —respondió Pascu guardando su celular en el bolsillo trasero de su pantalón—. Sólo iré por una chaqueta que dejé en el baño.
—Adelante. —Se volteó para alejarse del camerino pero el grito de Pascu lo alarmó haciendo que entrara corriendo al baño del mismo—. ¿Qué ocurre?
—Hay un... hay un...
—¡¿Qué?!
—¡Insecto!
—¿Un qué?
—¡Un saltamontes! ¡Hay un puñetero saltamontes en mi chaqueta!
—¿Y por eso gritaste?
—Sabes bien que detesto a esos animales.
—Sí pero, pudiste haberlo espantado con tu mano. —Volteó a ver a Pascu quien se le quedó viendo horrorizado ante lo que había dicho—. ¿Sabes qué? Olvídalo.
Rodri se acercó a donde estaba la chaqueta de Pascu y ahuyentó al saltamontes que se encontraba ahí para liberar así aquella prenda y devolvérsela al actor.
—Te debo la vida.
—Esto es ridículo —respondió saliendo del baño.
—Álvaro, ¿estás listo? —Preguntó Helena entrando al camerino—. Un momento, ¿estaban ahí dentro los dos a solas? —Interrogó alzando una de sus cejas—. Al menos díganme que usaron protección.
—¡Helena! —Exclamaron los dos con las mejillas ruborizadas.
—Está bien, de acuerdo, no digo nada —respondió con una sonrisa.
—Nos vemos mañana —dijo Rodri para salir del camerino.
—Te debo una —mencionó Pascu a lo que el contrario asintió para alejarse del lugar.
—Muy bien, galán, ¿qué hiciste esta vez?
—Nada.
—Sí, claro, y yo te voy a creer.
—Es la verdad —dijo con una sonrisa mientras sujetaba con fuerza su chaqueta—. Tan sólo le debo un favor.
🐇
─────────────────────
*Versión metal de "Barbie girl."

