El último show
Los primeros rayos del sol entraban por la ventana de aquella habitación para alumbrarla. En la cama yacían dos amantes que horas antes se habían entregado en cuerpo y alma a un mismo sentimiento.
¿Y si empezamos desde cero?
Poco a poco fueron abriendo los ojos al mismo tiempo para encontrarse con el rostro del otro. Las palabras sobraban en ese momento pues una mirada fue más que suficiente para decirse todo.
¿Y si desaparecemos juntos?
—Buenos días, Rodri.
—Buenos días, Pascu.
—Me gustas.
Helena escupió su jugo al escuchar la declaración del contrario. Tosió varias veces tratando de asimilar lo que había escuchado y cuando por fin pudo calmarse encaró sorprendida al mayor.
—Esa fue una broma de mal gusto, Javier —dijo con dificultad.
—¿Qué te hace pensar que lo fue? —Preguntó mientras se limpiaba la cara con una servilleta pues Helena había escupido su jugo directamente hacia él—. Jamás jugaría con eso.
—No, yo sé que no. Pero, no lo entiendo, ¿cómo demonios te puede gustar una adicta al crack?
—Yo también tengo mis adicciones —respondió con el mismo sarcasmo que usó la joven en su pregunta—. Tu personalidad me cautivó de inmediato. La forma tan profesional con la que negociaste conmigo para contratar a Álvaro me dejó impresionado, eres otra persona cuando trabajas y cuando estás relajada y, conocer esos dos aspectos de ti ha sido maravilloso. Además, eres muy hermosa.
—Te escupiré mi jugo otra vez.
—¿Tan difícil te es aceptar los cumplidos?
—No estoy acostumbrada a que se me declaren, idiota. Solo ha pasado un par de veces.
—¿Y qué tal me fue?
—Nada mal —respondió alzando una de sus cejas—. Venir con la intención de prepararme el desayuno fue una gran estrategia, sabes de antemano que no me negaría a la comida.
—Tenía que encontrar la forma de llegar a ti directamente. Supongo que ahora debo hacerte la tan aclamada pregunta.
—¡No! —Exclamó aterrada haciendo que el contrario se sorprenda—. L-Lo siento, es solo que... no creo estar lista para escucharlo de ti.
—Entiendo. Ese caso, te cortejaré hasta que te enamores de mí.
—Quiero más jugo, ¿tú no quieres jugo? Iré por jugo —dijo para levantarse rápidamente e ir a la cocina.
Javier no pudo evitar sonreír ante la reacción nerviosa de Helena. Ella arruinaba cualquier momento romántico con algún chiste o argumento absurdo y Javier se había dado cuenta de ello en las diferentes ocasiones que la invitó a salir. ¿La razón? Muy fácil, Helena no sabía cómo responder a los cumplidos que le hacían y en más de una ocasión Javier le decía cumplidos con la única intención de ver su reacción, pues curiosamente se había enamorado de ese aspecto de ella también.
—Deberías guardar esto en el refrigerador —dijo señalando el plato que había en la mesa con tres panqueques en él.
—O podríamos comerlos y eliminar todo rastro de evidencia —respondió extendiéndole un vaso con jugo.
—Es una buena opción. ¿Crees que Álvaro coma algo afuera?
—No lo sé, ni siquiera tengo idea de dónde esté.
—¿Salió muy temprano?
—Ni siquiera llegó a dormir.
—Espera, ¿no regresaron al mismo tiempo de la fiesta?
—En teoría. Tomamos el mismo taxi pero... —permaneció en silencio unos cuantos segundos, percatándose de la situación—. Mierda.
—¿Qué ocurre?
—Dijiste que le estuviste marcando a Rodri y no te contestó, ¿cierto?
—Su teléfono me mandaba a buzón, pensaba ir a verlo terminando de desayunar. ¿Todo bien?
—Javier, es posible que yo sea la responsable de que Álvaro no esté aquí y tú no puedas comunicarte con Rodri.
—¿Qué fue lo que hiciste?
La puerta de aquél departamento se abrió dejando ver a un hombre irradiando luz de felicidad.
«Muy bien, Helena, es momento de sacar a la representante tóxica que llevas dentro», pensó para ponerse de pie y encarar al mayor.
—Buenos dí...
—¡¿Se pude saber en dónde estabas?! —Interrumpió llevando sus dos manos a su cintura—. ¿Por qué no llamaste? ¿De dónde vienes? Espero que tengas una buena razón para no haber llegado a dor...
—Mi representante preocupándose siempre por mí, ¡eres tan tierna! —Dijo abrazando la cintura de la joven para alzarla en el aire y dar un par de vueltas con ella—. ¡Eres la mejor representante y amiga de todas!
—¡Bájame! —Exclamó completamente sorprendida por la actitud del contrario—. ¿Qué demonios te pasa?
—Nada de lo que te tengas que preocupar —respondió bajándola para besar su frente—. Javier, qué gusto que estés aquí.
—Gracias, pero yo no quiero que me alces.
—Espera —lo tomó del brazo para olfatearlo—, ese perfume...
—¿Eso de ahí son panqueques? —Preguntó acercándose a la mesa, evadiendo el comentario de Helena.
—Aún me debes respuestas, Álvaro —sentenció dándole un pequeño golpe en las costillas haciendo que el mayor se quejara—. ¡Ni siquiera te di tan fuerte!
—¿Estás bien? —Preguntó Javier.
—Sí, descuiden, no es nada. Tomaré solo uno —dijo agarrando un panqueque para dirigirse a su habitación, sujetando su espalda baja con su mano libre, llamando la atención de los otros dos.
—Padre nuestro que estás en el cielo, aleja estos pensamientos impuros de mí, por favor.
—¿Tú teniendo pensamientos impuros? Eso sí que es novedad —dijo esbozando una sonrisa—. ¿Tiene que ver con lo que hiciste?
—Aparentemente, aunque tampoco es que haya hecho algo malo. Digamos que fue un servicio a la comunidad.
—Muy bien, señorita justiciera, ¿qué fue lo que hiciste?
—Creo que... arreglé una relación.
—Si vas a decir que me veo terrible, mejor ahorrate el comentario.
—¿E impedir la satisfacción de decírtelo? Ni hablar. Te ves terrible —comentó tomando asiento frente a él—. Aunque, a comparación de otras veces, te ves más relajado.
—Gracias, las ojeras lo hacen todo —dijo con algo de ironía.
—Esperaba encontrarte así mañana a unas horas del estreno, no un día antes cuando todos están preocupados por lo que se van a poner en la cena.
—Sería muy raro que yo no esté bajo presión. ¿Ya tienes tu atuendo de esta noche?
—Quedé con Alex de ir lo más casual posible, al parecer quiere que sea su corista en el karaoke.
—Gracias por convencerla de ir. Había dicho que no asistiría por los recuerdos del accidente pero, lograste animarla.
—No fue fácil hacerlo y por la misma razón a nosotros nos corresponde animarla durante la fiesta para que se sienta bien.
—Hola, sean bienvenidos. Les dejo el menú para que decidan lo que van a ordenar.
—Gracias —respondieron al mismo tiempo tomando las cartas que la joven mesera les extendía.
—Me dan ganas de pedir una orden de cada uno —Ramsés soltó una carcajada a lo que Rodri lo miró confundido—. ¿Qué?
—¿Los nervios te abrieron el apetito?
—Puede ser.
Eran las tres de la tarde. Ramsés había quedado de ir a almorzar con Rodri y aprovechar para platicar antes de la cena del elenco, ya que al estrenar la obra prácticamente quedarían incomunicados por la falta de tiempo del director de aquella puesta en escena.
—En lo que traen la comida iré un momento al baño.
Al intentar levantarse las piernas le temblaron por lo que tuvo que sostenerse de la mesa para evitar caer.
—¿Estás bien? —Preguntó ayudándolo a incorporarse.
—Sí, es solo... no importa. Ya vuelvo —dijo sujetando su espalda baja con sus manos mientras caminaba hacia el sanitario.
Ramsés observó con curiosidad al contrario. Asumía que se debía al estrés que tenía en ese momento pero algo no lo convencía del todo, no fue hasta que su teléfono sonó avisando una llamada entrante, que salió de sus pensamientos.
—Diga.
—Hola, Ramsés, soy Alex.
—Hola, pequeña. ¿Qué pasa?
—No estoy segura.
—¿Pasó algo?
—No, es solo que Helena me llamó hace unos minutos y realmente no sé lo que ocurre. Dijo que quería hablar con nosotros dos, de ser posible antes de la cena.
—¿No te dijo para qué?
—No, por más que le insistí no quiso decirme. ¿Estás libre como a las cinco? Te doy la dirección de la cafetería donde nos verá.
—Sí, ya se dónde queda. Ahí estaré —dijo para finalizar la llamada.
—¿Todo bien? —Preguntó Rodri tomando asiento con cuidado.
—Tú dime, ¿por qué estás adolorido?
—Dormí mal —respondió rápidamente—. El colchón de mi cama ya está muy desgastado y ya estoy sufriendo las consecuencias.
—Ya veo —respondió al tiempo que les entregaban sus órdenes de comida—. Provecho.
—Igualmente —correspondió para llevar un bocado de pan a su boca.
—Si lo que estás diciendo es mentira...
—No lo es. Javier puede respaldarme.
—¡No chingues! —Exclamó Alex. Era tanta su sorpresa que sus expresiones mexicanas salían a relucir—. Esto tengo que verlo con mis propios ojos para creerlo.
—En realidad tiene mucho sentido —mencionó Ramsés llevando una mano hacia su barbilla—. Hace unas horas estuve con Rodri y también tenía un cierto dolor en la espalda.
—¡No mames! —Exclamó Alex emocionada y con un enorme brillo en los ojos—. La teoría está confirmada. Pasaron la noche juntos y lo más probable es que se la hayan pasado fo...
—¡Alex, baja la voz! —Interrumpió Javier—. Sí, esa es la teoría probablemente más acertada, pero no podemos sacar conclusiones tan rápido sin corroborar esto.
—¿Y cómo pretenden hacerlo? ¿Preguntándoles directamente?
—Ese es el plan —respondió Helena para llevar una cucharada de helado a su boca—. Hoy en la noche los cuatro haremos todo lo posible para sacarles información.
—No será nada fácil —comentó Ramsés—. Rodri es muy reservado y más con estos temas, no creo que podamos hacerlo hablar.
—Solo necesitamos que uno de ellos hable y en todo caso será más fácil tratar con Pascu.
—Sorpresivamente Álvaro también se está reservando. No ha querido decirme nada, ni siquiera cuando Javier se fue del departamento. Es tan frustrante.
—Lo que sea que haya pasado, tanto Álvaro como Rodri habrán acordado no hablar.
—¡Lo tengo! —Exclamó Alex chasqueando los dedos, cortando el pequeño silencio que se había formado—. Usemos la misma táctica que en la cabaña.
—No voy a besar a Álvaro.
—No me refiero a eso. El plan fue incomodar a Rodri para que se pusiera celoso, pero recurrimos a un factor más para que el beso tuviera efecto.
—Lo obligamos a tomar —comentó Javier a lo que Alex asintió—. ¿Pretendes embriagarlo para hacerlo hablar?
—Es la única opción que tenemos. Rodri no es de las personas que suelan beber, te aceptará uno o dos tragos por cortesía, pero si logramos que entre en ambiente, hacerlo hablar será más fácil. —Llevó una cucharada de helado a su boca—. En cuanto a Pascu, no es tan difícil hacerlo tomar, solo debemos asegurarnos de que se pase de su límite para hacerlo hablar.
—¿Te atreviste a corromper a Alex a tal grado de que ideara un plan tan desquiciado como los tuyos?
—Les juro que estoy igual de sorprendida que ustedes —respondió Helena alzando sus manos—. Pero debo admitir que es un buen plan y es lo único que podemos llevar a cabo en estos momentos. Como representante le diría a Álvaro que no abusara del alcohol porque mañana tiene un evento muy importante, pero si logra dormir lo suficiente, estará bien para la función. Apoyo el plan.
—Siempre intenté convencer a Rodri de irse de fiesta conmigo y se ha negado. No voy a desperdiciar la oportunidad de embriagarlo. Apoyo el plan.
—¿Y tú, hermano? ¿Apoyas el plan?
—Está de más preguntarlo —respondió Ramsés—. Embriaguemos a ambos.
—¡Por el estreno de el cielo en tu mirada!
—¡Salud!
Eran las diez de la noche y todo el elenco y miembros del staff se habían reunido para celebrar el estreno de la obra. Se habían citado en el mismo restaurante/bar donde celebraron el mismo evento meses atrás antes del accidente y fueron cuestión de minutos para que tarros de cerveza empezaran a desfilar por las mesas.
—Solo espero que mañana puedan mantenerse en pie.
—Relájate, Rodri, son profesionales. Todo estará bien —mencionó Ramsés para tomar su bebida—. Deberías aprender de Javier y disfrutar de la fiesta.
—Y para ello es momento de que nosotros también brindemos —mencionó Helena llegando con algunos tarros de cerveza junto a Javier—. No ha sido un camino fácil llegar hasta aquí, así que brindemos por eso.
—Prefiero hacerlo con refresco.
—Rodri, es la primera vez que vamos a presentar una historia tuya, ¿podrías hacer una excepción?
—¡Ya llegué motherfuckers! —Anunció Alex haciendo que todos los demás aumentaran el aboroto—. Siempre quise decir eso.
—Y por fin se te hizo —mencionó Mario entrando con Emily a su lado.
—¿Qué clase de saludo fue ese, Alex?
—Ramsés dijo que tenía que llegar con toda la actitud y eso fue lo que hice —respondió tomando asiento en la misma mesa donde estaban ellos.
—¿Llegamos a tiempo para el brindis? —Preguntó Emily.
—Justo a tiempo —respondió Javier extendiéndoles unos tarros de cerveza—. ¿Y bien, Rodri? ¿Te unirás al grupo?
—Solo lo haré por cortesía.
—Olvida eso por un momento, ¿quieres? —Mencionó Mario recargándose en el respaldo de su asiento—. Es una ocasión especial y debes unirte a la fiesta.
—Vaya, hasta que dices algo prudente —comentó Alex—. Por cierto, ¿en dónde dejaste a Pascu, Helena?
—Se supone que vendría conmigo, pero extrañamente tenía un fuerte dolor en la cadera.
Al decir esto, Rodri tragó en seco su refresco, luchando internamente por no atragantarse y ruborizándose un poco por el comentario de Helena.
—¿Entonces no vendrá? —Preguntó Emily.
—Lo llamé y dijo que ya estaba viniendo. Oh, de hecho ahí está —dijo para agitar la mano y llamar la atención del recién llegado—. Justamente estábamos hablando de ti.
—Espero que de forma buena —dijo tomando la bebida que Javier le extendía.
—¿Qué tal tu cadera? —Preguntó Alex.
—¿Q-Qué?
—Helena nos dijo que te dolía. ¿Está todo bien?
—S-Sí, todo bien —respondió para dedicarle una mirada de pánico a Rodri, recibiendo la misma expresión de vuelta pues este tampoco sabía qué responder.
—¿Tu colchón también está malo? Porque Rodri igual tiene el mismo dolor.
Ante el comentario de Ramsés, Rodri terminó escupiendo su refresco atragantándose por lo sucedido. Cuando por fin pudo calmarse, miró momentáneamente a Pascu quien, al igual que él, estaba completamente pálido.
🐇 Paso 01.
Incomodarlos. 🐇
—Yo nunca, nunca he cantado Rap God sin equivocarme. —Helena, Alex y Mario le dieron un trago a sus bebidas tras el supuesto de Javier—. No es cierto.
—Amigo, lo de hoy es Godzilla —respondió Mario.
—Prúebenlo.
—Nunca le digo que no a un reto —respondió Helena.
Los tres pidieron que les llevaran los micrófonos a su mesa para cantar la canción en el karaoke, aumentando el alboroto de todos los presentes.
—He sido humillado —dijo con una sonrisa—. Ramsés, tu turno.
—De acuerdo. Yo nunca, nunca he pasado la noche con un amante.
—Especifica lo de amante —pidió Emily—. ¿Te refieres a engañar a tu pareja?
—No. Me refiero a que no son novios, no tienen ninguna relación, pero se atraen aunque alguno de ellos lo niegue.
—Emily, te amo, pero en mi pasado hice cosas terribles —mencionó Mario para darle un trago a su bebida.
—Oh, universidad, aún me persigues —dijo Helena para tomar su bebida.
╔═══════ ≪ °❈° ≫ ═══════╗
>Reglas del juego<
•Si no quieres, no des una explicación.
╚═══════ ≪ °❈° ≫ ═══════╝
Tanto Pascu como Rodri tomaron sus bebidas afirmando que habían cumplido con el supuesto.
—Ya decía que no podían ser tan puritanos —mencionó Alex—. A ver, picarones, ¿cómo fue ese encuentro?
—No voy a explicar nada —dijeron ambos al mismo tiempo para esquivar la mirada.
Ese pequeño juego lo habían hecho para que de poco en poco fueran soltando algunos detalles, con el objetivo de incomodarlos. Estaban aplicando la misma técnica que usaron en la cabaña.
🐇 Paso 02.
Embriagarlos. 🐇
—¡Fondo! ¡Fondo! ¡Fondo!
Una competición de equipos para ver quién podía beber más fue suficiente para que ambos cayeran en el juego.
Las horas iban pasando y el ambiente en el lugar cada vez más iba aumentando. El plan estaba en marcha, los harían hablar a toda costa; lo único con lo que no contaron era que cierto detalle se les iba a salir de las manos.
—¡Por tu maldito amor!
—Este tío canta con tanto sentimiento —mencionó Pascu secando las dos lágrimas que le habían salido al escuchar a aquella persona en el karaoke.
—No sabía que Pascu se ponía sentimental —comentó Alex.
—Tal vez ya sobrepasó su límite de alcohol.
—¡Yo sigo! Yo... sigo —exclamó Rodri tratando de mantenerse en pie sobre una de las mesas—. Yo voy a cantar, así que escúchenme... que voy a cantar.
—Esto tengo que grabarlo —mencionó Javier sacando su teléfono para grabar a Rodri.
Habían logrado su cometido, los dos estaban alcoholizados. El problema fue que empezaron a decir cosas sin sentido y hacían el ridículo para animar a todos. Se habían sobrepasado de su límite de alcohol y la escena que estaban a punto de presenciar sería prueba de ello.
—Guess it's true, I'm not good at a one night stand. But I still need love 'cause I'm just a man.
Pese a estar bajo los efectos del alcohol, Rodri cantaba como si estuviera perfectamente en sus cinco sentidos. Era tanto el sentimiento con el que cantaba, que terminó animando a todos para corear la canción.
—Oh, won't you stay with me? 'Cause you're all I need.
—This ain't love, it's clear to see. But, darling, stay with me.
—Why am I so emotional? —Cantó Pascu subiéndose a la misma mesa que Rodri, tomando el segundo micrófono para interpretar esa canción a dueto con el contrario.
Todos aplaudían y coreaban emocionados, pues después de tantos años por fin podían ver a ambas personalidades cantar juntos de nuevo.
—Oh, won't you stay with me? 'Cause you're all I need.
—This ain't love, it's clear to see. But, darling, stay with me.
Helena, Javier, Ramsés y Alex estaban más que sorprendidos por lo que estaban viendo. Esa canción se la estaban cantando entre ambos como si fuera una hermosa declaración de amor.
—Oh, won't you stay with me?
—'Cause you're all I need.
—This ain't love, it's clear to see.
—But, darling, stay with me.
Se cantaban viéndose fijamente a los ojos, acercándose cada vez más, quedando frente a frente con una ligera distancia entre sus rostros.
—But, darling, stay with me. —Cantaron el último verso juntos.
Pascu tomó una de las mejillas de Rodri y este a su vez hizo lo mismo con Pascu. Estaban ruborizados, combinación del alcohol y la cercanía que había entre ambos.
Quédate conmigo...
De no ser por los aplausos de los presentes, aquella acción se hubiese concretado.
Ambos reaccionaron de inmediato y se separaron para agradecer a los demás por sus aplausos. Estaban a punto de besarse frente a todos y al darse cuenta de ello ambos quedaron aún más ruborizados.
Bajaron de aquella mesa y entregaron los micrófonos para que alguien más siguiera en el karaoke. Rodri corrió directo hacia el baño mientras Pascu optó por salir un momento del restaurante para tomar aire, ambos con la misma intención de despejar sus mentes y tranquilizarse por aquella acción que por poco llegaron a hacer.
—Creo que esto es más serio de lo que pensamos —mencionó Alex sin poder ocultar la sorpresa en su voz.
—¿Qué debemos hacer? —Preguntó Javier deteniendo la grabación de vídeo de su celular.
—Tal vez esta sea la oportunidad que hemos estado esperando —comentó Helena para dirigirse a Ramsés—. ¿Qué opinas?

