El último show
—¿Estarás bien?
—No es la primera vez que viajo a otro continente —respondió con ironía—. No tienes nada de qué preocuparte, además la terapeuta dijo que esto era una buena idea.
—Lo sé, pero será bastante raro estar en el departamento sin escuchar tu escándalo.
—Te llamaré constantemente para que no me eches de menos.
Pascu abrazó a Helena dándole un beso en la cabeza al mismo tiempo que en el aeropuerto anunciaban el siguiente vuelo.
—Debemos irnos —mencionó Alex.
—Me despediré de Rodri —dijo entregándole discretamente a Pascu una pequeña hoja doblada por la mitad.
—Te voy a extrañar, Pascu.
—Oh, ven aquí —dijo para abrazar a la joven—. No te dejes influenciar tanto por Helena y no permitas que entre a la cocina.
—Emily se encargará de ello —respondió para separarse del abrazo—. Estaremos bien —dijo tratando de esbozar una sonrisa.
—Tranquila, ya verás que pronto volverás a sonreír.
—Eso espero.
Había pasado un mes desde que Alex salió del hospital. Las cosas habían mejorado a comparación de cómo era antes, al menos ahora Alex salía de su habitación y trataba de comunicarse con los demás.
Debido a la gravedad de sus heridas aún le estaba costando recuperar por completo la movilidad de sus manos, pero todos estaban con ella para ayudarla en ese proceso de recuperación. Parte de ese cambio que estaba teniendo fue el hecho de haber tomado la decisión de regresar a México para guardar todas las pertenencias de sus padres que, si bien era cierto que fueron enterrados en España, ellos habitaban en México y Alex quería ir a visitar su antigua casa.
—No pensé que regresaríamos a México después de todo lo ocurrido —mencionó Mario.
—Ninguno de nosotros se esperaba que esto pasara tan pronto —respondió Rodri—, pero estoy seguro de que será bueno para ella.
—Creí que nos acompañarías, ¿Rodri no te dio autorización?
—Si voy con ustedes, Rodri no podrá hacer nada sin mí —respondió Javier para abrazar a Helena—. Cuídense mucho.
—Será mejor que vayan o perderán su vuelo —mencionó Ramsés abrazando a Alex de medio lado—. Más vale que cuiden a mi hermanita o tendré que viajar a México para reprenderlos.
Emily, Helena y Mario eran los que acompañarían a Alex en su viaje. En un principio Ramsés iba a ir con ellos pero le salió un trabajo importante y fue Alex quien lo convenció de quedarse para no perder esa oportunidad tan importante que le había surgido. Los cuatro se despidieron de los chicos con un ademán y pasaron al andén para abordar el avión que los llevaría a tierras mexicanas donde permanecerían por un tiempo.
—Será extraño estar sin esos cuatro —mencionó Pascu.
—Al menos la calma está regresando —dijo Ramsés para observar su reloj de mano—. Bueno, chicos, yo me retiro que tengo mucho trabajo por hacer —anunció para hacer un ademán con la mano y retirarse de ahí.
—Nosotros también debemos irnos, aún hay muchos pendientes que no hemos atendido.
—¿Quieres que te llevemos a tu departamento? —Preguntó Rodri.
—Gracias pero igual tengo algunos asuntos qué atender.
Rodri asintió y junto con Javier se retiró del aeropuerto. Pascu caminó hacia los cristales que dejaban ver cuando los aviones despegaban para ir a su destino y, después de unos segundos, observó su mano recordando la nota que Helena le había dado; desdobló la pequeña hoja y no pudo evitar sonreír al leer lo que su amiga le había escrito antes de partir.
"No lo arruines. Ya sabes qué hacer."
—Muchas gracias —dijo para terminar la llamada y colocar su teléfono sobre la mesa—. En dos meses estará libre.
—Igual que los demás —mencionó Javier tomando nota en su libreta—. La mayoría está en proyectos que terminarán dentro de dos a tres meses, así que ese es el tiempo aproximado que tenemos para reanudar la obra.
—Al menos el montaje está terminado, solo es cuestión de hacer unos cuantos ensayos y todo estará listo. —Se recostó sobre su asiento llevando una de sus manos a su frente—. ¿Sabes si Álvaro tiene algún proyecto?
—¿Por qué me preguntas? Si el que está al pendiente de su vida eres tú —dijo alzando una de sus cejas.
—No estoy al pendiente de su vida, no soy su niñero y tampoco es tan importante para mí.
—Lo que tú digas —dijo con una sonrisa—. Hasta donde Helena me había dicho Álvaro estaba en pláticas ya que le surgieron dos proyectos grandes pero aún no estaba seguro de cuál aceptar.
—¿Por qué?
—Uno es en Barcelona y el otro es en Broadway —Rodri lo miró con una expresión de sorpresa al escucharlo—. Helena me dijo que los dos proyectos son muy buenos y por esa misma razón él no sabía cuál aceptar.
—Sí, lo entiendo pero estamos de Broadway, llegar hasta ahí es el sueño de la mayoría de los actores y Álvaro no es la excepción, ¿por qué estaría en duda con Barcelona?
—Tal vez el proyecto de ahí es bastante bueno. ¿Por qué no le llamas? —Preguntó alzando una de sus cejas mientras le acercaba su celular.
—Ya te dije que Álvaro no es mi prioridad.
—No estoy hablando de tu vida personal, estoy hablando de la obra y él es tu protagonista.
—Lo llamaré después —dijo esquivando la mirada para tomar su guión de la mesa.
En las siguientes semanas los dos estuvieron haciendo cientos de llamadas para asegurarse de que todo el elenco de la obra estuviera disponible para reanudar el proyecto. Comparando la información que cada uno les había dado, retomarían la obra en aproximadamente cuatro meses, por lo que ya pudieron hablar con los encargados del teatro y la agencia encargada de los boletos para fijar una fecha de reestreno así como la temporada en la que la puesta en escena estaría disponible.
—Se ven terribles.
—Gracias, Ramsés —dijeron al mismo tiempo.
—¿Al menos ya podrían descansar? Tienen una preocupación menos ahora que fijaron las fechas, solo deben esperar a que llegue el momento para retomar esto.
—Oh, créeme que a partir de hoy voy a invernar —respondió Javier.
—Al menos todo el elenco les respondió —dijo revisando el guión de Rodri—. Esperen, ¿de esto trata la obra?
—Tú quisiste revisar el guión, no nos reclames por los spoilers —mencionó Rodri.
—No lo digo por eso. ¿Ya hablaron con Alex?
—Antes de partir Mario nos dijo que no tenía proyecto alguno así que íbamos a marcarle mañana, ¿por qué?
Ramsés les acercó el guión señalando específicamente la tercera escena en dónde el personaje de Alex, Nadjia, hacía su aparición por primera vez.
—¿Ustedes creen que Alex sea capaz de interpretar este papel después de todo lo que pasó? —Ambos palidecieron al darse cuenta de ello.
—Rodri, ¿hiciste una premonición?
—Yo no sabía que pasaría esto. —Observó su guión que seguía abierto en la escena tres—. Esto no puede ser cierto.
—¿Qué van a hacer?
—Es un papel demasiado fuerte para Alex —respondió Javier—, estamos hablando de que en estos momentos ella es Nadjia.
—No puedo devolverle el papel —ambos voltearon a verlo—. No puedo dejar que Alex interprete un papel tan fuerte como este.
—¿Piensas despedirla? —Preguntó Ramsés sorprendido—. ¿Qué no fuiste tú el que dijo que Alex había nacido para interpretar a Nadjia cuando hizo el casting?
—Lo sé y aún lo sigo pensando, pero será un golpe muy duro si interpreta a Nadjia.
—¿Y no será un golpe muy duro si le arrebatas el papel al que tanto empeño le ha puesto?
—Ramsés tiene razón —opinó Javier—. No puedes despedir a Alex sin al menos preguntarle como lo hicimos con los demás actores, no sabes si ella quiere seguir en el proyecto, solamente estamos sacando una suposición por las circunstancias.
—¿Y si hacer esto la termina dañando más?
—No lo sabrás hasta preguntarle.
Tras la respuesta de Ramsés el celular de Rodri vibró notificándole que había recibido un mensaje. Cuando terminó de leerlo dejó su teléfono en la mesa y se recostó sobre asiento, dejando que tanto Javier como Ramsés leyeran el contenido del mismo.
—¿Y bien? —Preguntaron ambos a lo que Rodri permaneció en silencio observando lo último que Pascu le había escrito.
"No te atrevas a despedir a Alex."
—Cuando era niña odiaba estas cortinas, pero ahora me parecen lindas.
—Lo son.
Al llegar a México los cuatro se dirigieron a la que hasta hace unos años era la casa donde Alex vivía. La carrera de la joven había comenzado hace siete años pero no fue hasta apenas tres años atrás que comenzó a crecer como actriz tras haber participado con el protagónico en la obra "Luz de Luna" donde llamó la atención de varias agencias y gracias a ello pudo llegar a Madrid para hacer algunos doblajes y en su estadía en España fue que tuvo la oportunidad de conocer a Rodri y a Javier quienes se convirtieron en parte importante de su vida. Comenzó a tener varios proyectos fuera de México y cuando Rodri le habló sobre "El Cielo en tu Mirada" no dudó ni un segundo en hacer el casting para quedarse con el segundo protagónico lo que la llevó a tomar la decisión de buscar un departamento para permanecer ahí.
—Mis padres enloquecieron cuando les dije que me quedaría en Madrid y Mario recibió muchos insultos por no haberme detenido, curiosamente el enojo se les pasó cuando empezaron a vacacionar seguido al ir a visitarme. —Tomó una de las cortinas color rojo vino con detalles dorados y la nostalgia la invadió por completo—. Creí que regresaría a México cuando la temporada de la obra terminara y creí que volvería con ellos pero no fue así. —Helena la abrazó de medio lado mientras un par de lágrimas resbalaban por las mejillas de la joven—. Dejaré las cortinas puestas.
—Es una excelente idea —dijo para secar las lágrimas de Alex con su mano—. Revisemos tus vendajes.
En esas últimas semanas las heridas de Alex ya se encontraban cicatrizando por completo, pero aún debían cambiarle los vendajes constantemente además de ayudarla a hacer ciertos ejercicios para que pudiera recuperar al cien por ciento la movilidad de sus manos.
—He estado pensando mucho sobre mi recuperación y, creo que tienen razón.
—¿Sobre qué?
—Ir a terapia. —Helena la miró completamente sorprendida—. Pensándolo bien, no suena tan malo, además a ti te ha estado funcionando, ¿cierto?
—Alex, ¿de verdad quieres hacerlo? —La joven asintió—. Es increíble, es decir, me parece que tomaste la decisión correcta.
—¿Crees que tu terapeuta quiera atenderme?
—Podríamos preguntarle.
—Perdón que las interrumpa —dijo Mario desde el marco de la puerta—, Helena ¿puedes ayudar a Emily a poner la mesa? —Ella asintió para salir de la habitación—. Hola, pequeña.
—Hola —respondió al tiempo que Mario tomaba asiento en la cama, a lado de ella—. ¿Escuchaste todo?
—Sólo lo importante y me alegra que hayas decidido ir.
—¿Pasa algo?
—¿Por qué lo preguntas?
—Te conozco y sé cuando algo te preocupa —respondió para tomar una de sus manos—. ¿Qué pasa?
—Rodri llamó.
—Espero que le hayas mandado saludos de mi parte.
—Alex, él y Javier han estado atendiendo asuntos sobre la obra y ya han localizado a todos los miembros del elenco para tener una fecha aproximada de cuándo retomarán el proyecto.
—¿Y bien? ¿Cuándo volvemos? —Él permaneció en silencio—. ¿Mario?
—No sé cómo decirte esto —dijo para soltar un suspiro—. Quieren saber si aún formarás parte del proyecto.
—¿Por qué no lo haría?
—Por el papel que tendrías que interpretar. Mira, a ellos les preocupa el impacto que pueda tener en ti este papel y toda la obra en sí, y esto se debe a que...
—En estos momentos soy Nadjia, ¿cierto?
—¿Cómo lo...?
—Está bien, en realidad creo que haber hecho esto —observó sus vendajes— provino de ella.
—Tal vez solo fue una casualidad.
—De ser por mí hubiese saltado de un puente, no creo que haya sido una coincidencia.
—No lo sé —suspiró—. Alex, los dos temen que sea un golpe muy duro para ti hacer esto y lo último que quieren es empeorar las cosas.
—No entiendo, acaso... ¿quieren despedirme? —Mario bajó la mirada—. Dime que no es cierto.
—No están del todo seguros. Rodri llamó para preguntarte, si aún decides continuar te van a recibir sin problemas en el proyecto.
—¿Y si no?
—Entonces harán un casting para encontrar a la persona que pueda interpretar tu papel.
Alex se puso de pie y comenzó a caminar por toda la habitación en silencio, tratando de asimilar lo que Mario le había dicho, pero sobre todo tratando de encontrar una respuesta a lo que le habían planteado.
—Definitivamente es un papel fuerte que me puede hacer daño, pero Nadjia es el personaje al que más empeño le he puesto para poder sacarlo —se detuvo frente a Mario—. ¿Qué debo hacer?
—Debido a las circunstancias y a todo lo que este papel implica, deberías renunciar. —Suspiró—. Sin embargo —se puso de pie—, ¿cuándo me haz hecho caso? —Dijo alzando una de sus cejas para después abrazar a la joven.
—Eres pésimo dando consejos.
Tres meses después, Alex y los demás volvieron a España para retomar el proyecto de "El Cielo en tu Mirada". Durante el próximo mes se dedicarían a ensayar y pulir las escenas para que todo saliera perfecto el día del estreno.
Cómo era de esperarse, Alex tuvo cierta dificultad para sacar sus escenas, pero estaba tan determinada a continuar que los demás la estuvieron apoyando en todo momento para que lo lograra, además de que ya había comenzado a asistir a terapia y su mejoría era notoria a ojos de todos.
—¿De verdad es una buena idea? Ella había dicho que no quería nada.
—Es normal que lo haya dicho, pero si de algo estamos seguro es que esto le va a alegrar.
Estaban a tres días del estreno y en ese momento era el cumpleaños de Alex. Por más que le estuvieron preguntando qué quería de regalo, ella simplemente se limitaba a decir que con una felicitación estaría bien, pero no era suficiente para ninguno de ellos así que se les ocurrió hacerle una pequeña fiesta sorpresa en su departamento.
Ramsés la acompañó a visitar a sus padres al cementerio y aprovechó para invitarla a dar una vuelta por la plaza y de esa forma asegurarse de distraerla el tiempo suficiente en lo que los demás se encargaban de preparar todo.
—Gracias por haberme acompañado.
—Sabes que no tengo problema con ello. ¿Te ayudo a abrir?
—S-Sí, claro —respondió dándole las llaves de su departamento.
—Por cierto, Alex —dijo girando la perilla para abrir la puerta—, olvidé decirte algo.
—¿Qué cosa?
Ramsés encendió la luz dejando ver toda la sala decorada con globos y algunas flores moradas.
—Estas son las mañanitas... —empezaron a cantar todos saliendo de la cocina.
Alex miró a Ramsés quien la tomó de la mano para acercarla a ellos. Emily le entregó a la joven un pastel decorado con muchos dulces y con dos velas encendidas que formaban el número veinticuatro.
—Creí que les había dicho que no quería nada.
—¿Y tú creíste que nos quedaríamos de brazos cruzados?
—Ya oíste a Rodri —mencionó Pascu—, mientras estés con nosotros esta fecha importante jamás pasará desapercibida.
—Pide un deseo —le dijo Ramsés a la chica quien asintió para observar el pastel que tenía en sus manos.
—¿Saben? Estoy segura de que mi deseo no pasaría pues lo que yo quiero jamás se podría cumplir —carraspeó— pero, si tuviera que pedir un deseo, sería permanecer a lado de mi nueva familia —dijo para mirar a todos mientras sus ojos comenzaban a llenarse de lágrimas—. Gracias por no abandonarme.
Ramsés le dio un beso en la cabeza y Alex cerró los ojos para soplar las velas. Todos aplaudieron y se acercaron a felicitarla, y por primera vez, en mucho tiempo, Alex volvió a sonreír.
—Espera, te tengo un regalo que estoy más que seguro de que te va a encantar —dijo Pascu para ir corriendo a la cocina—. ¡Sorpresa!
—¿De dónde lo sacaste? —Preguntó sorprendida al ver a Pascu sosteniendo una piñata con la forma del conejo de DLH—. Un momento, ¿está llena de dulces?
—¡Sí! ¡Y ahora mismo vamos a romperla!
—Pero Pascu, no hay cómo romperla aquí.
—¿Qué crees que estuvieron haciendo él y Javier en todo el día? —Mencionó Rodri cruzándose de brazos.
Javier y Pascu habían improvisado un mecanismo para colgar la piñata que al final resultó fallido, pero no se quedaron con las ganas de romperla y pelear por los dulces que tenía dentro. Al dar las diez de la noche la fiesta había acabado y justo como mencionaron, Alex estaba más que feliz por su regalo.
—Me van a salir caries si me como todo esto —dijo observando los dulces que había recogido y no era para menos, había llenado dos bolsas con caramelos de distintos tamaños.
Después de la fiesta Rodri se dirigió a su casa con un plan en mente: descansar. Al día siguiente tendría la cena de celebración con todo el elenco y al siguiente día por fin estrenarían la obra, así que esa noche la aprovecharía al máximo para descansar, o al menos eso quería hasta que después de darse un baño se le ocurrió ver una de las tantas series que tenía en lista.
No era una mala idea, después de todo eran las 10:45 de la noche así que podría ver un solo capítulo y luchar contra sus instintos para no hacer un maratón hasta el amanecer. Se encontraba decidiendo qué serie ver cuando el timbre de su casa sonó, lo que le llamó la atención ya que no esperaba visita alguna y menos a esas horas.
—¿Álvaro?
—Hola.
—¿Qué estás haciendo aquí?
—Quería asegurarme de que hayas llegado a tu casa.
—¿Y no era más fácil llamarme por teléfono?
—Es más efectivo asegurarme de este modo.
—Qué considerado —dijo frunciendo el entrecejo—. Es un poco tarde para que estés andando como si nada en la calle, ¿quieres que te llame un taxi?
—En realidad podrías... prestarme tu baño.
Rodri lo miró sorprendido y confundido a la vez, sin embargo dejó que pasara aún extrañado de que estuviera ahí, ¿y cómo no estarlo? Si la última vez que Pascu estuvo en su casa fue hace cinco años.
—Remodelaste algunos muebles pero sigue igual que antes —volteó a verlo—. No cambiaste nada.
—Y el baño tampoco —dijo señalando el camino que Pascu conocía bien.
Después de unos minutos, Pascu salió encontrando la sala vacía por lo que intuyó que Rodri estaría en la cocina... y así fue.
—¿Ya terminaste? —Dijo al verlo entrar—. Claro, qué pregunta más estúpida —carraspeó—. ¿Quieres un poco de café o té? O si quieres sólo agua.
—Agua estaría bien, gracias.
Pascu se acercó mientras Rodri le extendía un vaso con agua. Ambos permanecieron en un silencio que poco a poco se comenzó a hacer incómodo, hasta que Pascu por fin se decidió a hablar.
—¿Rodri?
—¿Sí? —Pascu lo tomó de los hombros y lo empujó para acorralarlo entre el fregadero y él—. ¿Q-Qué demonios estás haciendo? —Preguntó completamente aterrado.
—¿Por qué?
—¡¿Cómo que por qué?! Estás invadiendo mi espacio.
—Rodri —lo tomó del mentón—, ¿por qué?
—¿Q-Qué cosa?

