El último show
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—¡Rodri! —exclamó Javier chasqueando los dedos frente a él.
—Perdón, ¿qué pasa?
—Te decía que él es nuestro actor estrella, Álvaro Pascual.
—Ya veo —respondió sintiendo que un nudo se había formado alrededor de su garganta, impidiéndole hablar con fluidez.
—La lluvia parece que no va a terminar —dijo Javier al sujetar la puerta para que Pascu pudiera entrar.
—Sí, de hecho estaba pronosticada una tormenta y ahora veo que es real —mencionó Pascu entrando al estudio sin dejar de ver a Rodri.
—Estás pálido —comentó una actriz a Rodri, sacándolo de sus pensamientos—, parece como si hubieras visto a un fantasma.
—No, solo tengo un poco de frío —respondió para tomar la toalla que la chica le había llevado.
—¿Estabas aclarando tus ideas? —preguntó Pascu al observar que el contrario se encontraba totalmente empapado.
«Eso es algo que no te incumbe», pensó sin apartar la vista de la toalla que tenía en sus manos.
—Ya que estamos todos —anunció Javier en voz alta, rompiendo con esa pequeña tensión—, bueno a excepción de Alex que se nos unirá mañana, podemos dar comienzo con la primera lectura y análisis del guión. Álvaro, ¿puedes ser tan amable de tomar asiento para que demos inicio?
Pascu asintió y pasó de largo a Rodri para tomar asiento frente a la mesa donde se encontraban los demás actores de la obra, Javier le extendió un guión en lo que Rodri tomaba asiento en uno de los extremos de aquella mesa, quedando justamente frente a Pascu. Después de un pequeño discurso de bienvenida por parte de los dos directores de la obra, comenzaron con la lectura del guión y en cada escena Rodri los contextualizaba para que los actores supieran el sentimiento preciso que el personaje tenía en aquel momento, de manera que entre todos pudieron analizar la obra para aclarar todas las dudas que se tenía respecto a la historia y así poder entenderla en su totalidad. Todos prestaban atención y mostraban profesionalismo con la lectura, sin embargo, había algo de lo que nadie se daba cuenta debido a que tanto Pascu como Rodri sabían disimular a la perfección; ambos se estaban muriendo por dentro al tener tantos sentimientos encontrados al verse de nuevo y en la mente de ambos rondaba la misma pregunta que no lograban responder: «¿cómo es posible que esté él aquí?»
—¿Helena? —llamó al cerrar la puerta del departamento al que había entrado.
—En la cocina.
—¿Qué estás haciendo? —preguntó Pascu entrando a la misma, encontrándose con una joven de larga cabellera castaña y unos ojos marrones que intimidaban a cualquiera con solo mirarlos, excepto a Pascu quien ya se había acostumbrado.
—Preparo la cena.
—¿Y consiste en hacer sopa instantánea?
—Nunca dije que era una gran cena. —Sonrió alzando una de sus cejas—. ¿Cómo te fue?
—Bien. El elenco es muy agradable y se ven muy profesionales, además de que la historia es dramática con algo de romance… es muy interesante.
—¿Y qué me dices del director?, ¿por fin lo conociste?
—Sí...
—¿Sí? —preguntó imitando el tono de voz con el que Pascu había hablado—. ¿Acaso es de esos directores que creen que lo que dicen es ley?
—No, no. En realidad es un buen director y el productor igual es buena persona.
—¿Entonces?
—Es complicado.
—Sabes que puedes contarme, ¿no? Te he dicho incontables veces que soy de mente abierta —dijo entregándole un frasco con sopa.
—Estás muy servicial hoy, ¿acaso te metiste algo en mi ausencia?
—¿Me crees capaz? —preguntó haciéndose la ofendida al tiempo que pasaba una de sus manos por su nariz fingiendo limpiarla, consiguiendo que Pascu soltara una pequeña risa—. ¿Y bien?
—Después de cinco años creí que ya había cerrado el ciclo, pero el destino tenía un plan distinto. —Suspiró—. Lo encontré.
—¿A quién?
—Rodri.
—Gracias al cielo que por fin estás aquí.
—Lo sé, lo sé, no puedes vivir sin mí.
Con una sonrisa en el rostro, Rodri abrazó a Alex a quien había esperado ver desde hace un tiempo. Ella era una joven de su misma estatura que llamaba la atención de todos gracias a su personalidad extrovertida que le ayudaba relacionarse rápidamente con todos los que estaban a su alrededor; teniendo el cabello ondulado y castaño al igual que sus ojos, mismos que tenía levemente rasgados, y una bella sonrisa que hacía lucir el par de hoyuelos que tenía en las mejillas, Alex era la encargada de transmitir esa energía positiva que cada miembro de la compañía necesitaba para trabajar, incluyendo al mismo Rodri.
—¿Cómo estuvo tu vuelo?
—Cansado, pero sigo con vida.
—Eso es lo importante.
—No lo dudes, “yo soy inevitable” —dijo chasqueando los dedos.
—Reconocería esa voz en cualquier parte y más aún si hace referencias de Marvel —mencionó Javier acercándose a ellos—. Que bueno que ya estés aquí.
—Que forma más fría y simple de recibirme, mínimo podrías darme un abrazo o besarme, ¿no crees?
—Eres tan detestable.
—Pero tienes que admitir que me extrañaste.
—No, no te extrañé en lo absoluto —dijo abrazándola de lado para revolver su cabello—. Mis días de paz terminaron.
—Es un precio a pagar por tenerme a tu lado.
—Y la boda de ustedes, ¿cuándo es?
—Oh no, Rodri —respondió la joven librándose del agarre del mayor—, no soy capaz de corromper a Javier.
—Ni en tus sueños —dijo con una sonrisa.
—¿Y bien?, ¿dónde está el actor estrella? Muero por conocerlo.
—No debe tardar —respondió Rodri cambiando su semblante a uno más serio—. Disculpen.
—¿Dije algo malo? —preguntó la joven, siguiendo con la mirada a Rodri quien se dirigía al salón principal.
—No, él ha estado así desde ayer.
—¿De verdad?
Javier asintió antes de suspirar.
—Alex, ¿qué tanto conoces a Rodri?
—Lo conocí hace tres años, tú deberías conocerlo mejor que yo.
—En teoría, pero cuando Ramsés me lo presentó, los antecedentes que obtuve de Rodri fueron muy pocos. Por ejemplo, sé que antes él subía vídeos a Youtube, pero no tengo idea de qué clase de vídeos eran.
—Llevas trabajando con Rodri cinco años, ¿y no tienes idea del contenido que subía a internet? —preguntó sorprendida.
—No es mi culpa. Cuando empezamos a trabajar, los proyectos vinieron uno tras de otro y prácticamente nos quedamos sin vida.
—Javier, Rodri fue un ícono, ¿de verdad me estás diciendo que no sabes nada de él? ¿Jamás te viste uno de esos vídeos? ¿En serio?
—Perdón por no estar pegado a las redes sociales como la gente normal.
—A veces olvido que eres un anciano dentro del cuerpo de un adulto de treinta y lo que es peor, te dedicas al teatro, una profesión que necesita de las redes para la divulgación.
—¿Puedes dejar de atacarme por un minuto?
—Es tu culpa por habermelo dicho —respondió con una sonrisa—. En fin, ¿a qué quieres llegar con todo esto?
—Tengo la ligera impresión de que Rodri y nuestro protagonista se conocen. Ayer cuando se vieron, ambos quedaron pálidos, Rodri principalmente; solo cruzaron un par de palabras, pero pude sentir una tensión entre ambos que me vi en la necesidad de romper para leer el guión.
—Qué extraño —mencionó Alex frunciendo el entrecejo—. ¿Cuál es el nombre del actor? Tal vez sepa algo al respecto, recuerda que yo soy fan de Rodri y agente del FBI en mis ratos libres.
—Por esa razón te pregunto —dijo con una sonrisa—. Se llama Álvaro Pascual.
—¡¿Qué?!
—Buenos días —saludó Pascu acercándose hacia ellos.
—Buenos días, Álvaro —respondió Javier.
—Hola, ¿y esta joven de aquí? No recuerdo haberla visto en la junta de ayer.
—Recién llega de su vuelo —explicó para fijar la vista en la chica que tenía a su lado—. ¿Y a ti qué te pasa?
Alex estaba tan sorprendida que no podía articular palabra alguna, no podía quitar la vista de encima al actor que tenía enfrente, jamás se imaginó que llegaría a conocerlo después de tanto tiempo.
—Pa… Pa… —tragó en seco y respiro profundamente— Pascu…
—Oh vaya, hace mucho que no escuchaba a alguien llamarme así. —Le extendió la mano—. Álvaro Pascual, mucho gusto.
—Alex... solo Alex —dijo correspondiendo el saludo con nerviosismo.
—¿Estás bien? —preguntó Javier observando a la joven detenidamente.
—¡Es Álvaro Pascual! —exclamó con un brillo en los ojos—. No puedo creerlo, ¡yo te conozco! ¡Lo conozco! —exclamó esto último viendo a Javier para volver a fijar la vista en Pascu—. Es decir, conozco tu trabajo, eres de los mejores actores de teatro que tiene España y alguien a quien aspiro alcanzar. ¡No puedo creerlo! —gritó dando un par de saltos de alegría—. Soy tu fan desde Destripando la Historia.
Con eso último había dado en el clavo. El semblante de Pascu cambió momentáneamente, tan solo cerró los ojos y al abrirlos de nuevo le dedicó una sonrisa a la joven.
—Me da gusto saber que tengo una admiradora como tú aquí y al parecer trabajaremos juntos en este proyecto así que, mucha mierda.
—¡Sí! —respondió con entusiasmo.
—“Nunca he entendido por qué en teatro se dicen esa frase.”
—De verdad Javier, no entiendo cómo te puedes dedicar al teatro si no sabes lo básico.
Pascu soltó una pequeña risa ante el comentario de Alex y la ironía de Javier.
—Y Rodri... es decir, el director, ¿en dónde está?
—Se dirigió al salón principal. De hecho ya vamos a empezar —respondió Javier.
—Entonces iré ahí de inmediato.
Justo como Javier había dicho, Rodri se encontraba en el salón principal asegurándose de que todo estuviera en orden para comenzar. Pascu se acercó a paso lento hacia su dirección, después de la charla que tuvo en la noche con Helena, había decidido hablarle y tratar de hacer las pases.
¿Acaso era tan difícil hablarle?
Ya estaba detrás de Rodri, solo era cuestión de que lo llamara, pero al abrir la boca la voz no le salió. Cuando decidió que era mejor retirarse, Rodri volteó quedando frente a él; ambos se vieron fijamente y de nueva cuenta no pudieron decirse palabra alguna. Rodri no soportó más el contacto visual, así que pasó de largo a Pascu para llamar la atención del elenco.
—Todo mundo, ya vamos a dar comienzo con esto. Primero que todo quisiera agradecerles por estar en este proyecto que tardó mucho en ponerse en marcha, se los dije ayer pero no me voy a cansar de repetírselos, ya estamos aquí y daremos lo mejor de nosotros para que la obra salga espectacular.
—Antes de empezar con el montaje, como toda compañía escénica, debemos procurar mantener una buena condición física por la exigencia que nos pide esta puesta en escena —añadió Javier colocándose a un lado de Rodri—. Es por eso que durante las próximas dos semanas estaremos haciendo un calentamiento tanto físico como vocal, no dudo en que todos tengan una excelente condición, solamente vamos a mantenerlo.
—“El cielo en tu mirada” oficialmente ha dado inicio.
Todo el elenco comenzó con el entrenamiento que, como bien había mencionado Javier, no sería difícil ya que todos los actores y bailarines del elenco contaban con una buena condición al ser artistas en constante actividad. Después de aquel entrenamiento, hicieron una lectura del guión en donde cada actor le puso intención a su personaje, luego de eso, comenzaron con el montaje de las primeras dos escenas en donde Rodri demostró las habilidades de dirección que había adquirido a lo largo de estos cinco años, pero no solo Rodri demostró sus habilidades; en la segunda escena Pascu hacía su debut en la obra y a pesar de que no decía tantos diálogos, con esa breve interpretación él dejó en claro el por qué era considerado uno de los mejores actores que tenía España y Rodri debía admitirlo, él había mejorado muchísimo a nivel actoral.
Después de casi seis horas, habían terminado con el primer día de montaje.
—Mañana harás tu debut Alex, sales en la tercera escena.
—No creí que saldría tan pronto.
—Eres una actriz en crecimiento y quiero explotar tu talento —comentó Rodri al acercarse a la joven y a Javier—, por algo tienes un papel principal.
—Lo sé y de verdad te lo agradezco, es solo que es la primera vez que me voy a presentar en Madrid y siento que el pánico quiere invadirme.
—¿Así que puedes sentir cosas como las personas normales? —Como respuesta, Javier recibió un golpe en el brazo por parte de Alex—. De acuerdo, no vuelvo a decirte nada.
—Alex, ¿estás lista? —preguntó un joven de cabello acaramelado llegando hacia ellos.
—Quítate esas gafas de sol Mario, te ves ridículo.
—Para tu información, querida, me veo genial.
—Pensándolo bien, estás despedido.
—¿Qué?
—¿De verdad eres su representante? —preguntó Javier alzando una ceja.
—A veces lo dudo, me maneja a su antojo.
—Pero si no te trato de esa manera, tampoco eres feliz —comentó la joven con una sonrisa—. Nos vemos mañana, chicos.
—Adiós —dijeron ambos al mismo tiempo despidiéndose de Alex y de Mario.
—Para ser el primer ensayo, salió bastante bien —comentó Javier al compositor.
—No sabes el alivio que siento con esto.
—¿Quieres ir a comer algo para celebrar? Yo invito.
—Claro, solo termino de guardar mis cosas.
—Te espero afuera.
Rodri asintió y entró de nuevo al salón, tomó su mochila y empezó a guardar su libreto y varias hojas en donde había hecho diversas anotaciones para la puesta en escena.
—Eres un buen director, ¿lo sabías? —Rodri dejó caer la carpeta en donde había colocado sus hojas de anotaciones al reconocer la voz—. Al menos con estas dos escenas me quedó claro que lo eres.
Rodri volteó lentamente para encarar a Pascu quien se encontraba de pie con las manos metidas en los bolsillos de su pants.
—Gracias —carraspeó—, tú igual has mejorado mucho, tu interpretación fue muy limpia —mencionó obteniendo una sonrisa de medio lado como respuesta por parte del actor.
Rodri se inclinó para recoger la carpeta y las hojas que se habían salido de ella, acción que Pascu imitó para ayudarlo.
—Aquí tienes.
—Gracias —respondió el compositor tomando las hojas que el contrario le extendía.
—Rodri, quisiera... bueno, me gustaría...
—Escucha, Álvaro, yo no tenía planeado que esto pasara. Javier fue quien se encargó de las últimas audiciones y me dijo que había encontrado a un gran actor, pero jamás se me pasó por la cabeza que se trataba de ti.
—Tampoco esperaba encontrarme contigo.
—Pero lo hecho, hecho está y ahora formas parte del proyecto, así que tendremos que trabajar juntos.
—¿Y qué va a pasar con nosotros? —Rodri se le quedó viendo fijamente, dándole a entender que estaba confundido—. Después de todo este tiempo, ¿cómo es que debemos tratarnos? ¿Nuevamente como desconocidos?
—Yo soy el director de esta puesta en escena y tú eres el protagonista. Nuestra relación se limita a compañeros de trabajo, eso es todo —respondió para voltearse y guardar la carpeta dentro de su mochila.
—Rodri, ¿tú en verdad pudiste olvidar todo? —El mencionado permaneció de espaldas, sorprendido ante la pregunta del contrario—. ¿De verdad lo hiciste?
—No sé a qué te refieres.
—Sí lo sabes, sabes perfectamente a qué me refiero.
El compositor suspiró antes de voltear y encararlo nuevamente.
—Los dos acordamos que jamás hablaríamos de esto.
—¿No crees que es momento de hacer las pases y de hablar sobre lo que pasó en su momento?
—No. —Pascu lo miró con cierta sorpresa en su rostro—. Álvaro, tú no puedes aparecer y querer hablar sobre esto así como si nada.
—Ya pasaron cinco años y si nos volvimos a encontrar fue por algo, ¿no lo crees? Tal vez ya es hora de que...
—¡Ya te dije que no!
Un silencio inundó el salón por unos segundos en los que ninguno de los dos pudo decir palabra alguna.
—Rodri...
—Te agradecería que no volvieras a llamarme así. Yo soy Rodrigo Septién, el director de esta obra —se volteó nuevamente para tomar su mochila y colgársela en un solo brazo—, y tú eres Álvaro Pascual, un actor que estará en ella. —Caminó hacia la puerta del salón y se detuvo antes de salir por completo para decir unas últimas palabras, permaneciendo de espaldas—. Solamente hablaremos sobre la obra. Si quieres hablar de otro tema tendrás que buscar a otra persona para hacerlo, esa es la regla, ¿entendido?
—Entendido, Rodrigo.
Después de haberlo oído, Rodri salió del salón y del estudio mismo. Pascu tomó sus cosas y se dirigió a la salida del estudio, no sin antes sacar su teléfono para realizar una llamada.
—Hola, ¿te parece que vayamos a tomar algo?
—¿Está todo bien? —preguntó Helena desde la otra línea—. Te escucho un poco extraño.
—Sí, estoy bien. Acabo de hablar con Rodri.
—¿Y qué pasó?
—Creo… que tampoco ha podido olvidar.

