El último show


—Los resultados estarán listos la semana entrante —comentó el productor de cabello color azabache y ojos marrones ocultos tras un par de gafas—, muchas gracias a todos por participar.

Después de un coro disparejo de “gracias” por parte de todos los jóvenes actores que habían asistido a la audición, uno a uno se fueron retirando del lugar de reunión, dejando a solas a los dos encargados de la producción.

—¿Y bien? —preguntó Javier a su compañero—, ¿qué opinas de este último grupo?

—Tienen potencial, pero aún debemos sacar conclusiones al respecto.

—¿Me puedes decir qué es exactamente lo que buscas? —cuestionó mientras Rodri guardaba un par de carpetas dentro de su mochila—. Rodri ya hemos hecho diez audiciones y todavía no te decides por un actor.

—Es porque ninguno cumple con las expectativas —respondió frunciendo el entrecejo—. Sé que estoy siendo muy exigente, pero de verdad quiero a alguien que sea capaz de interpretar este papel como lo deseo.

—Nadie podrá hacerlo si los sigues rechazando de esa manera. —Suspiró—. Mañana tenemos la última audición en Barcelona y espero que puedas encontrar a tu protagonista.

—Que bueno que lo mencionas porque hay algo de lo que quería hablar. —Se colgó su mochila y alzó la vista hacia Javier—. No voy a poder ir a las audiciones.

—¿De qué estás hablando?

—Me surgió un compromiso, así que tendrás que hacerte cargo tú solo.

—¿Estás loco? Capaz y termine contratando a alguien que a ti no te guste.

—Por favor, no seas tan dramático. Estuviste conmigo en estas diez audiciones, podrás con la última.

—¿Y cómo sabré que en verdad estoy eligiendo a la persona correcta? —Rodri alzó una ceja ante su pregunta—. Ya sé que no es la primera vez que dirijo una obra, pero esta historia tú la escribiste y has sido muy exigente con los actores. Por lo menos dime qué es lo que quieres encontrar.

El más bajo observó la carpeta que tenía en su mano, donde resaltaba el nombre de la obra que había escrito.

—Solo quiero a una persona que demuestre su amor por la actuación, que sea capaz de interpretar este papel y que con verlo en el escenario se te erice la piel.

—No dejo de considerar la idea de que ese personaje lo escribiste pensando en una persona en específico.

—No digas tonterías —dijo pasando de largo a su amigo para salir del lugar.

—No puede ser, sí lo hizo —dijo en voz baja para sí mismo.

Javier se giró hacia su asiento para tomar el maletín que había dejado abierto, guardó la carpeta donde tenía el registro de todos los participantes de esa audición y cerró nuevamente su maletín para colgarselo en el hombro izquierdo, dispuesto a salir del establecimiento.

«Me pregunto quién será esa persona en la que Rodri pensó».

Habían pasado cinco años desde aquel último show en Barcelona. Seis meses después de ese evento, Rodri conoció a Javier gracias a Ramsés, uno de sus más grandes amigos y compañero de diversos proyectos musicales; Javier se había dedicado a dirigir pequeñas obras de teatro en las que Ramsés había tenido la fortuna de actuar y después de pensarlo tanto, Rodri aceptó trabajar con el director haciéndose cargo del manejo del sonido en cada una de las obras que hicieron juntos. Si bien era cierto que aquellas presentaciones no eran tan famosas como “Los miserables”, debe recalcarse que los dos hacían un buen trabajo convirtiendo una simple obra de teatro en algo digno de aplaudir de pie y esto se reflejaba cada que anunciaban la función de un proyecto nuevo, agotando los boletos casi al instante. No era lo que Rodri tenía pensado para su futuro, pero debía admitir que le había encantado estar en ese proyecto, además de que en varias obras se habían usado canciones que fueron escritas por él, de forma que poco a poco se fue dando a conocer dentro del mundo musical por sí mismo sin tener que recurrir a su trayectoria artística en DLH.

En esta ocasión Rodri decidió presentarle un nuevo proyecto a Javier, una obra titulada “El cielo en tu mirada” que había sido escrita por él. Después de leerlo, Javier aceptó comenzar con esta puesta en escena, así que dieron inicio con las audiciones para buscar al elenco y para entonces ya habían encontrado a todos los actores excepto a uno: el protagonista y esta era razón por la que se habían hecho tantas audiciones, pero al parecer nadie encajaba en este papel desde la perspectiva del autor.

—Tal vez deberías darle la oportunidad a uno de los tantos chicos que asistieron a las audiciones —comentó una joven desde la otra línea de la llamada.

—Ninguno encaja en el papel.

—Entonces deberías elegir al que mejor lo haya hecho. Si Javier llega y te dice que no encontró nada en Barcelona, estaremos perdidos. Rodri —su tono de voz cambió, dejando notar cierta preocupación en ella—, no puedes abrir más audiciones, muchos de los actores que seleccionaste tienen proyectos asegurados, no puedes seguir retrasándolos.

—Lo sé.

¡Pues no parece! —Suspiró—. Sé que quieres lo mejor para esta obra, pero el tiempo se nos viene encima, debes tomar una decisión de inmediato.

—¿Y si me ayudas con ello? Te doy la oportunidad de elegir a tu coprotagonista.

Es tentadora la oferta, pero me temo que no —respondió para dejar salir una pequeña risa—. Lo harás bien, tranquilo.

—Gracias, Alex.

Nos vemosfue lo último que dijo para finalizar la llamada.

Rodri dejó su celular sobre la mesita que tenía enfrente y se dejó caer sobre el sofá. Ya habían pasado tres días desde que Javier se fue a Barcelona, resultaron muchos los actores que asistieron a la audición por lo que el joven decidió quedarse un par de días más para atender a todos, pero no se había comunicado con Rodri después de haberle avisado al respecto, lo que significaba que aún no había encontrado a un buen actor para el papel.

Se espera una tormenta para este fin de semana, así que tomen sus precauciones y no salgan sin sus paraguas.

—Ni siquiera en la televisión hay una buena programación. —Apagó el aparato, dejó el control del mismo sobre la mesa y se recostó sobre el sofá—. Debí haber ido a Barcelona con Javier —dijo en voz baja para dar un pequeño brinco ante la vibración de su teléfono que comenzó a sonar—. ¿Diga?

—Sigo vivo.

—No lo dudo —sonrió al escuchar a Javier—, ¿qué tal las audiciones?

—Lo encontré.

—¿Qué? —Se reincorporó sentándose en el sofá—, ¿de verdad?

—Sí, encontré a nuestro actor.

Javier había vuelto de Barcelona el viernes en la tarde. Enseguida localizaron a todos los miembros del elenco y acordaron reunirse al día siguiente para hacer las presentaciones correspondientes así como la primera lectura del guión.

Si tan solo hubiera hecho caso a las noticias.

—Una tormenta, ¿de verdad?

—Estaba pronosticado —respondió Rodri, teniendo el celular en altavoz para hablar mientras guardaba todo lo que iba a necesitar en su mochila.

—Bueno, no importa. Todos ya están camino al salón, así que no habrá problema.

—Eso espero, ¿y el actor estrella?

—Me confirmó, estará ahí.

—Bien, ya estoy ansioso de conocerlo.

—Créeme, lo amarás.

Rodri colgó la llamada y tomó su mochila para salir de su hogar. La lluvia cada vez aumentaba su intensidad, pero eso no le importó al compositor, solamente tomó su paraguas y comenzó el trayecto hacia el salón; estar bajo la lluvia no era algo que disfrutara del todo, pero en ese momento le ayudaba a aclarar sus ideas.

—¿Qué te parece destripar una canción?

Se detuvo en seco al darse cuenta de las palabras que había dicho.


—¿Destripar?, ¿ahora? ¿Acaso has cogido inspiración?

Algo así, ¿entonces? ¿Qué historia se te ocurre? —El contrario permaneció en silencio—. ¿Pascu?

Creo que es hora de hablar de nuevo sobre el Gran Conejo y el Perro colosal.


«¿Qué demonios me pasa?»

Negó con la cabeza y cerró su sombrilla. Haber recordado aquellos momentos había hecho que una inmensa calidez invadiera todo su ser y eso lo hacía sentir incómodo, por lo que optó mojarse de lleno en la lluvia para calmarse un poco.

—¿Qué demonios te pasó? —preguntó Javier observando a Rodri de pies a cabeza.

—Solo quise tomar un pequeño baño —respondió con ironía.

—Le traeré una toalla —dijo una de las actrices.

—¿Llegaron todos? —preguntó quitándose su mochila para entregársela a Javier.

—El vuelo de Alex se canceló, así que llegará hasta mañana. Del resto sólo hace falta nuestro actor estrella.

—¿Y en dónde se supone que está?

Rodri tomó la perilla de la puerta para cerrarla, pero algo impidió que lo hiciera y al darse cuenta de ello miró a Javier quien no hizo más que señalar hacia afuera; Rodri se giró para ver qué había evitado completar su acción, encontrándose primero con una mano que se aferraba con fuerza de la orilla de la puerta y al alzar la vista pudo ver el rostro de la persona a quién no estaba dejando entrar.

Qué pequeño es el mundo, ¿no lo creen?

Toda la sala permaneció en silencio, solo las gotas de lluvia resonaban en todo el lugar y no fue hasta que cayó un relámpago que los dos pudieron hablar.

—¿Rodri?

—Pascu...

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