Capítulo 17

 


—¡Comandante Erwin!

El grito desesperado de aquel soldado al ver a su superior siendo atrapado por uno de los titanes, hizo que sus compañeros de batalla entraran en pánico. El rescate de Eren se complicó con la presencia de aquellas bestias que no hacían más que ayudar a Reiner y a Bertholdt con su secuestro, además de tener el apoyo de Ymir quien se alió con ellos, tomando a la joven Historia como uno más de sus rehenes.

A pesar de que le estaban devorando el brazo, Erwin siguió alentando a sus soldados para que continuaran peleando, debían cumplir con su misión de rescate a la persona que podría treaerles la tan anhelada libertad, por lo que hizo todo el esfuerzo posible para soportar el dolor y así recordarle a legión el juramento de entregar sus corazones por un buen mayor; su determinación inspiró a los soldados a continuar con su labor mientras él conseguía liberarse de su depredador, había perdido un brazo, pero lo prefería a tener que perder a la única clave de la verdad.

—¡No se preocupen por mí! —exclamó al ver a algunos subordinados acercarse a él para socorrerlo—. En la muralla se encuentra a salvo mi reemplazo —dijo fijando la vista en Moblit quien se encontraba aniquilando a un titán de cuatro metros que se encontraba cerca.

Moblit no pudo evitar dirigirle una expresión de sorpresa a su superior, en el fondo sabía que Hange podría ser capaz de ocupar el puesto de comandante, pero no esperaba que el propio Erwin estuviera dispuesto a morir tan pronto.

—Debemos detener el sangrado.

—Les dije que estoy bien, nuestra prioridad es salvar a Eren Jaeger, si se lo llevan o lo asesinan, la humanidad será condenada.

Aquella misión de rescate se convirtió en una masacre, varios legionarios y miembros de la tropa estacionaria y policía militar murieron en batalla, quedando a merced de los titanes hasta que Eren Jaeger, con sus alaridos de dolor provocados por la muerte Hannes quien fuese el responsable de salvarlo a él y a Mikasa cuando eran niños, consiguió detener el ataque de los titanes hacia la legión para que en su lugar atacaran al titán sonriente que asesinó a Hannes y al mismo tiempo atacaran al titán acorazado de Reiner.

Aprovechando la situación, Erwin ordenó la retirada del campo de batalla, Eren se encontraba a salvo con Mikasa, ya no tenían por qué seguir ahí y sabía que debían irse rápido antes de que los titanes cambiaran de objetivo una vez más; Historia igual fue rescatada, pero Ymir se negó a regresar con ellos, dirigiéndose a Reiner y a Bertholdt para ayudarlos a liberarse de los titanes que los atacaban y así poder escapar de ahí.

—¡Ahí vienen! —anunció un soldado de la tropa estacionaria que vigilaba desde el muralla cercana.

Al oír esto, Hange fue la primera en ponerse de pie y buscar su equipo de maniobras para ayudar a sus compañeros, pero fue detenida por su propio escuadrón debido a que sus quemaduras eran algo severas como para usar su equipo en ese momento.

—Iremos nosotros —informó Nifa—, usted quédese aquí y ayude a los que vayan subiendo.

—Pero…

—Tenemos el entrenamiento adecuado para socorrer a nuestros compañeros —insistió Abel—, estaremos bien.

Hange asintió para que su escuadrón bajara de inmediato de la muralla para ayudar. Se acercó a la orilla del muro para observar a la cantidad de soldados que habían regresado de la misión, encontrándose con una cantidad mucho menor a la inicial.

—Nuevamente nuestros compañeros murieron —comentó Rico al colocarse a lado de Hange para igual observar a los sobrevivientes.

Aunque Rico formaba parte del escuadrón de élite de la tropa estacionaria, no se unió a la misión de rescate debido a que permaneció en la muralla atendiendo a los heridos.

—No fue en vano —aseguró la castaña al ver a Eren junto a Armin y Mikasa.

—Siempre me aferro a se hecho para que las pérdidas no me afecten, pero ¿cuánto más tendremos que seguir sacrificando?

—Eren es una esperanza.

—Aún quiero creer que sí. —Se dio la media vuelta—. Tu protegido volvió, no es necesario que lo sigas buscando con temor —dijo mientras se alejaba para asistir a los primeros heridos que subían a la muralla.

Hange volvió a bajar la mirada para corroborar las palabras de Rico, encontrando a Moblit con algunas manchas de sangre en su rostro mientras ayudaba a Erwin a bajar de su caballo; la mujer sintió que el aire regresaba a sus pulmones al ver a Moblit con vida, pero esa tranquilidad de esfumó casi de inmediato a mirar detenidamente al comandante. Corrió a prisa hacia el otro extremo de la muralla, esperando a que el ascensor cargara con los dos hombres para tenerlos a salvo en la muralla, pero cuando eso pasó, Erwin no dijo nada, tan solo le dirigió una mirada a Hange antes de caer inconsciente por el dolor.

—Trae agua, vendas y alcohol —pidió Hange a Abel mientras se arrodillaba frente a Erwin para ver la gravedad de su herida—. Su brazo…

—Está vivo, es lo que importa, solo debemos asegurarnos de que no…

Moblit fue interrumpido por el abrazo lleno de desesperación que Hange le dio, no sabía si estar sorprendido por la acción de su superior o por los latidos acelerados del corazón de ella que podía sentir.

—Tú igual estás vivo —dijo con la voz entrecortada, estremeciendo al ojimiel.

—Prometí que regresaría.

—Me alegra que así haya sido. —Se separó de Moblit, deshaciendo el abrazo—. Me preocupé mucho, temí que los titanes o esos dos bastardos pudieran hacerte daño.

—Ahora sabes cómo me siento constantemente contigo —dijo sacándole una pequeña risa a la mayor.

Abel regresó con las cosas que la teniente le había pedido, retirándose de inmediato para asistir a otros heridos.

—Ayúdame a curar la herida de Erwin, cuando volvamos al Distrito un doctor podrá examinarlo. —Moblit asintió a su orden, pero antes de que pudiera hacer algo, sujetó una de sus muñecas—. ¿Tú no estás herido?

—No, descuida.

—¿Estás seguro? —preguntó mirándolo fijamente a los ojos.

Moblit asintió y Hange llevó una de sus manos a la mejilla del joven para limpiar la mancha de sangre que había en ella, permitiendo alargar el roce de sus dedos con la piel ajena en una tierna caricia. Moblit tomó la mano de Hange, retirándola de su mejilla para llevarla a sus labios, depositando un beso en ella para hacerle entender a la mujer que se encontraba bien, provocando con aquel gesto que las mejillas de Hange se tomaran de una coloración rojiza que contagió a las de él; ambos sentían un cosquilleo en su interior que los hizo deshacer el roce de sus manos, obligándolos a dirigir su atención nuevamente en el comandante.

Moblit se maldijo internamente, sus sentimientos por Hange cada vez eran muy notorios y aunque una parte de él quería gritar a los cuatro vientos que la amaba, sabía que ese no era el momento indicado para hacerlo y que muy posiblemente él no se encontraba en el foco de visión de la castaña; por su parte Hange estaba teniendo una crisis interna, su fascinación por los titanes no la habían embelesado tanto como aquel joven de ojos color miel que tenía a su lado, ese sentimiento que Moblit había provocado en ella jamás lo había experimentado y por ello aún no sabía qué debía hacer, incluso se disculpó mentalmente con Erwin por haber dejado de lado por un momento la atención de su herida.

Tratando de no pensar en lo que sentían por el otro, los dos terminaron de curar el brazo de Erwin para ir a ayudar a sus compañeros con los demás heridos. Pasadas un par de horas, se dispusieron a regresar al Distrito Hermha para que los médicos pudieran asegurarse de que los primeros auxilios aplicados a los heridos fueran suficientes para llegar a Stohes.

Debido a los daños provocados por la batalla con la titán hembra, los ciudadanos tuvieron que buscar refugio en la ciudad subterránea, quedando a merced de la falta de alimento y la delincuencia mientras Stohes se restauraba. Respecto a la legión, el nuevo escuadrón de Levi conformado por Eren, Armin, Mikasa, Jean, Sasha, Connie e Historia permanecieron en resguardo en un lugar cuya ubicación permaneció en secreto para proteger tanto a Eren cómo a Historia, el primero por poseer el poder de un titán y aparentemente poder controlar a los demás, y la segunda por su verdadera identidad; el resto de legión se encargó de ayudar a Hange con la investigación de los titanes que misteriosamente aparecieron en la villa de Connie ocasionando destrozos a la misma.

—La única forma en la que los titanes destruyen una construcción, es cuando ven personas dentro.

—Pero nunca ocasionan daños tan drásticos como estos —complementó Nifa al comentario de Abel—. Destruyeron toda la villa —dijo observando a su alrededor—, esto no es normal en el comportamiento de esas bestias.

—Llámenme loco, pero es como si los titanes hubiesen emergido dentro de las mismas casas.

Ante las palabras de Keiji, tanto Nifa como Abel intercambiaron miradas, palideciendo ante la posibilidad de que eso fuese verdad.

—¡Teniente! —llamó Nifa buscando a su superior, encontrándola con una expresión de terror en su rostro frente a lo que era la casa de Connie en donde ahora se encontraba un titán inmóvil.

—¿Qué ocurre? —preguntó Keiji a Moblit, quien había asistido a Hange y al joven soldado.

—Encontramos un retrato de la familia de Connie. —Carraspeó—. Ese titán de ahí… es su mamá.

Sus tres compañeros sintieron que el mundo se les vino encima, la teoría loca de Keiji era acertada y ese titán era la prueba, pero ante aquella circunstancia una nueva incógnita se presentó ante ellos.

—¿Quién fue capaz de hacer esto?

Ninguno fue capaz de responder a la pregunta de Connie, al igual que él todos estaban desconcertados y no fueron capaces de salir de sus pensamientos hasta que Hange ordenó retirarse de ahí, pidiéndole a su escuadrón que se encargara de que aquel descubrimiento permaneciera en silencio mientras ella y Connie iban a hablar con Erwin y el comandante Pixis de la tropa estacionaria.

—¿Terminaron de examinar la villa? —preguntó Levi quien igual se encontraba en la habitación junto a los dos comandantes.

—Sí —respondió Hange—, Connie y yo venimos para reportar la investigación.

—¿Qué descubrieron?

La pregunta de Erwin no hizo más que tensar a Connie quien aún no terminaba de procesar lo que había corrido en su aldea y lo que le hicieron a su familia. Notando la reacción del joven, Hange respiró profundamente antes de dar a conocer la gravedad de la situación.

—Es probable que los aldeanos hayan sido convertidos en titanes.

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