Ojos marrones
La frustración en su mirada era notoria, había tenido suficiente con los comentarios que leyó en Twitter sobre el último video que subieron a YouTube. Rodri estaba cansado de que la historia se repitiera con cada DLH que publicaban, personas que se hacían llamar sus “fans” no hacían más que atacarlos con reproches sobre el tiempo que tardaban en subir algo, reclamos por enfocarse en sus conciertos o en sus libros y de encima tener que soportar los “consejos” que más de uno les dejaba en comentarios respecto a la animación o la música porque con nada los podían tener satisfechos.
¿Cuándo fue que la comunidad que habían formado se volvió tan tóxica y desgastante?
Por si no fuera poco, Rodri tenía que lidiar además con el acoso contante que solía recibir por el simple hecho de existir, en un principio optó por ignorar los mensajes que le llegaban, pero el acoso incrementaba cada día que pasaba y al final tuvo que tomar medidas drásticas al bloquear a esas personas, pero no se dio abasto al hacerlo, por lo que su último recurso fue archivar su cuenta en Instagram para tratar de controlar ese problema y de paso evitar que su estabilidad psicoemocional se viera afectada por ello.
La gota que derramó el vaso fue el comentario de un usuario que él y todo el equipo de DLH ya tenían ubicado por el hate que solía mandarles, aunque habían acordado no hacer caso a sus comentarios, Rodri no pudo pasar por alto ese tweet que en pocas palabras ofendía a su hermana por ser ella el enlace a los conciertos, obligándolos a dejar de lado los vídeos cuando no era así. El músico tuvo que respirar profundamente mientras contaba hasta veinte para controlar su enojo evitando responderle de mala manera a ese usuario, en su lugar optó por escribirle al equipo un solo mensaje que marcaría una nueva etapa para ellos: «se acabó».
Sin pensarlo dos veces los cinco animadores de Destripando la Historia se dirigieron a la oficina para llevar a cabo una junta de última hora con Rodri. Habían pasado dos días de haber publicado el último DLH y a todos les constaba cuáles eran los comentarios que habían recibido hasta entonces, incluso sabían que tarde o temprano Rodri tomaría la decisión de terminar con el proyecto, pero no se esperaban que ese “temprano” llegara tan pronto.
—No voy a permitir que les sigan faltando al respeto, mucho menos de una forma tan descarada como esa.
—Nadie te refuta eso —comentó Pascu—, pero terminar con este proyecto es algo serio. ¿Estás seguro de querer hacerlo?
—¿Qué otra opción tenemos? Hemos intentado de mil formas hacerles ver lo difícil que es sacar un vídeo y que la mercancía y los conciertos los hicimos por petición de ellos.
—Aún está la opción de tomarnos solo un descanso.
—¿Para que al volver nada haya cambiado? —preguntó Clara al tiempo que cruzaba los brazos frente a su pecho—. Realmente hemos hecho de todo por trata de concientizar al fandom y nada nos ha funcionado. Es muy desgastante responderles y que ellos te devuelvan una ofensa mayor.
—Entiendo el punto, ¿pero qué pasa con la parte del fandom que nos apoya?
—Mingo tiene razón —intervino Miguel—, ¿por uno van a pagar todos? No se me hace justo.
—Pero tampoco sería una sorpresa que Destripando la Historia llegue a su fin —comentó Alejandra, cortando el silencio que por un momento se había formado entre ellos—. No sé cuánto peso tenga mi opinión ya que soy la que menos tiempo tiene en el equipo, pero me ha tocado ver la agresión del fandom desde la perspectiva de una fan y, aunque no sea justo para todos, la única forma en la que sus seguidores puedan aprender una lección es dejarlos sin material.
—Por eso les digo que está la opción de algo temporal.
—¿Y realmente lo vale? Pascu, no están valorando el trabajo que hacemos.
—Lo entiendo Clara, pero es una decisión difícil de tomar y la postura de Mingo y Miguel es igual de válida, no es justo que por los haters las personas que nos brindan su apoyo paguen los platos rotos.
—Nosotros somos los que estamos pagando por esos platos. —Rodri dejó salir un largo suspiro antes de continuar—. Sé que dije que quiero terminar con esto, pero no puedo tomar la decisión yo solo porque somos un equipo y necesito que lleguemos a un acuerdo entre todos, especialmente nosotros dos —dijo fijando la vista en Pascu—, eres mi socio y la persona con quién inicié este proyecto, tenemos que decidir juntos.
—¿Y qué hay de la banda? —preguntó Miguel.
—Es un hecho que tendré que hablar con ellos, pero el equipo central es este. Me mantengo firme a mi postura de acabar con DLH, pero estoy dispuesto a acatar la decisión mayoritaria que tengamos.
Bastó con intercambiar un par de opiniones más para que entre los seis integrantes acordaran tomarse un descanso por tiempo indefinido, teniendo la opción de regresar en cualquier momento o de más adelante terminar de manera oficial con el proyecto. Teniendo ese acuerdo publicaron un comunicado oficial dónde anunciaron su retiro aclarando que antes darían todos los conciertos que tenían pendientes, evitando dar más explicaciones e ignorando por completo sus redes sociales para que sus mentes, cuerpos y emociones por fin pudieran descansar.
—No es así como imaginé que terminaría todo —comentó Rodri a Pascu al volver del escenario tras haber terminado con su último concierto.
—Tampoco imaginamos que tendríamos este nivel de alcance, así que en teoría todo está bien.
—¿Sigues molesto porque quise terminar el proyecto?
—Nunca lo estuve, solo quise abogar por la parte del fandom que no nos odia. —Esbozó una sonrisa melancólica—. ¿Qué harás ahora que oficialmente comienza nuestro retiro de Destripando?
—Vivir.
Durante las siguientes dos meses cada uno estuvo por su propia cuenta atendiendo sus pendientes y aprovechando para iniciar aquellas actividades que por DLH no podían hacer y de vez en cuando se reunían en la oficina para pasar un tiempo juntos ya que ese lugar se había convertido en su refugio más allá de ser un área de trabajo. No estar bajo la presión de crear un nuevo video y de atender a su fandom les sentó bien al grado de que las ojeras de todos se desvanecieron al recuperar las horas de sueño que invertían mes con mes.
Una tarde en la que Rodri se encontraba a solas con Pascu decidió sentarse frente a su laptop para poner en orden sus redes sociales. Tenía la intención de mantener archivada su cuenta de Instagram y quedarse únicamente en Twitter, pero antes de desaparecer por completo de la red de fotografías quiso echar un vistazo a las publicaciones que había hecho, remontandose al pasado; foto tras foto le hicieron recordar sus inicios en la música cuando hacía covers con su hermana o cuando ayudaba a su amiga Belén con sus canciones, de igual forma recordó aquellos musicales que ayudaron a que su canal de YouTube fuera creciendo antes de iniciar con Pascu el proyecto que cambiaría sus vidas.
Pero aquel carrete de fotos tenía más que unos simples recuerdos.
Llegando al inicio de sus publicaciones se volvió a encontrar con los ojos marrones que en algún momento le enseñaron a amar. La melancolía hizo acto de presencia al observar aquellas fotos que se había tomando junto a Olimpia en la época más feliz de su vida cuando sin querer había formado una familia; día y noche tras su ruptura no dejó de sentir un vacío en su interior, culpándose por haber sido él quien tuvo la última palabra en su relación y preguntándose todos los días si en verdad había fue lo mejor. No quiso aferrarse a Oli y por insistencia de Pascu conoció a otras personas, incluso llegó a salir un tiempo con Lourdes, su compañera en la banda, pero nunca tuvo algo más allá de tres citas porque no se podía ver a sí mismo en una relación formal.
Se frotó la cara con ambas manos antes de volver a posar su mirada en las fotos, aún no estaba seguro de volver a Instagram, pero de hacerlo no quería tener esas fotos al alcance de cualquier extraño que se le ocurriese indagar por su perfil, suficiente tenía con el acoso que recibía como para involucrar a alguien más, aunque había perdido todo contacto con Oli no estaba dispuesto a correr el riesgo embarcándola en sus problemas con el fandom, además…
«Ya debería cerrar el ciclo» pensó para arrastrar el puntero hacia una de las fotos y desplegar las opciones al hacer click sobre los tres puntos.
La opción de “eliminar” estaba seleccionada, pero su dedo índice se negaba a apretar el botón. Hace tiempo que debió borrar esas fotos, Oli había salido de su vida por decisión suya y el haber visto nuevamente su rostro tras una pantalla había puesto en conflicto sus emociones porque aquel vacío que nadie pudo llenar solo podía ser recompensado por la mujer que en algún momento juró amar.
—¿Por qué las conservas?
La voz de Pascu detrás suyo le hizo dar un sobresalto alejando la mano del mouse.
—No vuelvas a hacer eso.
—Lo siento, no fue mi intención asustarte. —Fijó la vista en el feed de Rodri—. Creí que ya no tenías ningún recuerdo de ella.
—Olvidé que tenía esas fotos.
—¿Las vas a borrar?
El compositor estuvo a punto de responder un “sí”, pero al ver nuevamente las fotos no pudo hacer más que guardar silencio ante la duda de eliminar esos recuerdos. Pascu no pudo evitar preocuparse al notar la reacción de Rodri, él mejor que nadie sabía lo mucho que su amigo y Oli se habían amado y cuánto les costó a ambos sobrellevar su ruptura, pero creyó que Rodri por fin había superado todo después de varios años y el verlo de esa manera por unas fotos le confirmó que era todo lo contrario.
—Suficiente. —Tomó la laptop de Rodri para cerrarla—. Te estás atormentando con algo que hace tiempo debiste dejar atrás.
—Por eso las quería eliminar.
—Ni siquiera estás seguro de hacerlo.
—Lo haré.
—Confío en que así será, pero no hoy. —Colocó la laptop cerrada sobre la mesa—. Vamos al bar, yo invito.
—No tengo ganas de beber.
—Te pediré un agua con gas —dijo esbozando una sonrisa—. La verdad quiero hablar contigo de algo importante y no quiero hacerlo en esta oficina.
—¿Es algo serio?
—Un poco. Vamos, te contaré cuando lleguemos.
Ante la insistencia de Pascu el compositor terminó por acceder acompañando a su amigo por unos tragos. Estando ahí, Pascu le confesó que tenía intenciones de pedirle matrimonio a Julia, pero no estaba seguro de cómo hacerlo por lo que buscaba el consejo de su mejor amigo para encontrar la mejor opción para su propuesta.
—Por cierto, quiero que tú seas mi padrino de bodas.
—¿Y por qué yo no recibo una propuesta tan llamativa como le harás a Julia? —preguntó fingiendo sentirse ofendido.
—Oh, querido, igual tengo que arrodillarme ante ti, después todo somos pareja.
—Ni se te ocurra decir eso en Twitter —sentenció al tiempo que Pascu soltaba una carcajada—. Tu matrimonio le pondrá fin al Roscu.
—Qué desgracia para los fans —Tomó un poco de su bebida—. ¿Y bien? ¿Aceptas ser mi padrino?
—Esperaré a la propuesta oficial para responderte.
Tras varios minutos platicando, Pascu se levantó de la barra para ir al baño, dejando a compositor a solas con los tragos que habían pedido. A la espera de que el actor regresara, un aroma tan familiar inundó las fosas nasales de Rodri haciéndolo paliceder, tenía mucho tiempo sin oler ese perfume que su primera reacción fue buscar por todos lados hasta encontrarse con la mujer que se había acercado a la barra, justo a su lado izquierdo.
—¿Pasa algo? —preguntó la chica de ojos color verde quien pudo sentir la mirada penetrante del compositor.
—No, solo… tu perfume es muy fuerte.
—¿Acaso huelo mal?
—No, me refiero a que… olvídalo —dijo apenado al tiempo que le entregaban sus bebidas a la mujer.
—Que forma tan extraña tienes de ligar.
—No intentaba…
—Estoy jugando, tranquilo. —Lo observó con curiosidad—. Tu rostro se me hace familiar, ¿te conozco de algún lado?
—Espero que no —respondió con sinceridad. No quería que si trabajo en Destripando influenciara en sus conexiones—. Soy Rodrigo —dijo extendiéndole la mano.
—Un gusto, yo soy Emma —correpondió al apretón de manos—. ¿Viniste con tu novia? —preguntó al observar los dos tragos frente a Rodri.
—Mi mejor amigo.
—Interesante, yo vine con mi mejor amiga igual.
—Que agradable coincidencia.
—Supongo que sí.
Con una sonrisa en el rostro Emma se dio la media vuelta dispuesta a dirigirse a la mesa donde la esperaban.
—Puedo invitarte a un trago, si te parece —dijo el compositor evitando que la mujer comenzara a caminar.
—Me encantaría, pero en otra ocasión.
—¿Cuándo?
—El viernes estaría bien.
—Te mando un mensaje para acordar la hora.
—No será necesario —respondió al ver que el contrario sacaba su teléfono para pedirle su número—. Estaré aquí a la seis y espero que no me dejes plantada, Rodrigo.
Siguiendo con la mirada a la mujer de ojos verdes, Rodri se giró sobre su asiento para quedar de frente a la barra de nuevo, sin poder evitar que la sonrisa en su rostro se desvaneciera.
—No creerás la cantidad de gente que va al baño al mismo tiempo —comentó Pascu al tomar asiento a lado de Rodri—. ¿Me perdí de algo? —preguntó al notar el semblante cambiado de su amigo.
—No, nada en especial.
Como un adolescente enamorado, Rodri espero con ansias a que el viernes llegara, no sabía si Emma realmente estaría ahí, pero algo en su interior le decía que fuera al bar. No había estado tan emocionado por encontrarse con alguien en mucho tiempo, aquellos ojos verdes realmente habían despertado algo en él.
—No puedo creerlo, en verdad estás aquí —comentó la mujer al entrar al bar y ver a Rodri sentado frente a la barra.
—Creí que serías tú quién me dejaría plantado.
—No iba a desaprovechar la oportunidad de tener tragos gratis.
Esa fue el primero de varios encuentros que los dos tuvieron, no solo en el bar, sino también en diversos lugares de la ciudad. Emma había congeniado muy bien con Rodri y entre los dos había surgido una química tan impresionante que no tardaron en sentir una atracción mutua más allá de una amistad; sin embargo, fue Emma quien se negó a la propuesta del compositor por iniciar una relación formal alegando que estaban bien de esa manera, por lo que solo pudieron entablar una relación abierta.
Al llegar el mes de mayo, Rodri llevó a Emma al restaurante donde celebrarían el cumpleaños de Pascu para presentarla ante sus amigos, siendo la primera vez que él llevaba a un acompañante en mucho tiempo. La mujer no tardó en ganarse la confianza de todos, su gran carisma la ayudaba a crear vínculos fácilmente y en un abrir y cerrar de ojos había entablado una amistad con los amigos de Rodri, incluyendo a Pascu y a Clara.
—Hace mucho que no lo veía feliz a lado de alguien —comentó la más joven de los Septién una noche mientras ayudaba a Pascu a poner los platos para la cena—. Creí que con Lourdes tendría algo, pero veo que su destino era esperar a Emma.
—¿Tú en verdad crees que ella es la indicada?
Clara permaneció en silencio, observando por todos lados para asegurarse de que nadie escuchara su conversación con Pascu.
—Contigo no puedo seguir fingiendo. —Suspiró—. Aquí solo hay un sentimiento unilateral y la prueba de ello es que no formalizan su relación. No dudo en que Emma no quiera a mi hermano.
—Pero no lo ama, yo igual me he dado cuenta.
—¿Por qué Rodri seguiría a su lado? Estoy segura de que él también lo sabe. —El silencio de Pascu con su expresión preocupada la puso en alerta—. ¿De qué no estoy enterada?
—Ven. —Tomó una de sus muñecas para llevarla consigo dentro de la cocina—. He hablado de esto con Julia y ella me dijo que lo más probable es que Rodri esté buscando llenar un vacío.
—¿A qué te refieres?
—Oli.
—¿Qué tiene que ver ella en esto? —preguntó con sorpresa—. Hace años que ellos dos terminaron.
—Rodri no la ha olvidado.
—Es imposible, dijo que cerró el ciclo.
—No lo hizo. Hace unos meses lo encontré viendo unas fotos de ellos dos y en la tarde de ese día fue que conoció a Emma.
—Mierda.
—Entiendes que la culpa no es de Emma, ¿cierto?
—Sí, el idiota aquí es mi hermano. —Se frotó la cara con ambas manos—. Tenemos que sacarlo de ahí, no puede seguir aferrándose a una relación sin futuro por un capricho. Venga, ni siquiera son novios.
—¿Y cómo pretendes hacerlo entrar en razón? He hablado sutilmente con él del tema, pero se niega a dejar a Emma.
—A menos que sea ella quien lo haga. Solo piénsalo, Emma no busca un compromiso, sería más fácil hacer que ella lo deje.
—Sí, tienes razón. —Llevó una mano a la cabeza de Clara para revolver un poco su cabello—. Te prometo que apenas le pida su mano a Julia te ayudaré con esto.
Dos semanas después la fiesta de compromiso de Pascu con su futura esposa se llevó a cabo, siendo Emma una de las invitadas por parte de Rodri quien decidió llevarla como acompañante.
—Uno siempre es espectador y nunca protagonista, ¿cierto? —comentó Miguel al felicitar a Pascu con un abrazo.
—Ya te llegará el indicado.
—Siempre y cuando no se tarde una eternidad en entregar el anillo como lo hiciste tú.
—Lo mismo le dije, tiene suerte de que acepté tras varios años de espera —mencionó Julia para esbozar una sonrisa—. En la boda me aseguraré de aventarle el ramo a alguno de ustedes.
—Les cedo mi lugar si gustan.
—Venga, Emma, ¿no te gustaría ser la futura señora Septién? —preguntó Miguel con curiosidad.
—No me lo tomen a mal, pero una boda no es algo que esté entre mis planes.
—¿No quieres que nos casemos? —cuestionó Rodri tratando de contener su sorpresa.
—Creo no es necesario tener ese contrato. Estamos bien así, ni siquiera requerimos hijos, están tus gatos. Este vínculo puede seguir funcionando de esta manera.
Un sabor amargo se hizo presente en Rodri al escuchar la respuesta de Emma. Él tenía intenciones de formalizar, no había dejado de insistirle a la mujer en volverse novios porque tenía planeado casarse con ella, pero sin saberlo Emma lo había rechazado una vez más.
“¿Para qué casarnos? No es necesario caer en esa clase de contratos.”
El recuerdo de las palabras que en algún momento fueron pronunciadas por él volvieron a su mente.
Quizá solo estaba pagando el karma de sus acciones.
—Uno descafeinado, por favor.
Los meses transcurrieron hasta faltar menos de tres semanas para la boda de Pascu y Julia. Durante ese tiempo el actor y Clara trataron de separar a Rodri de Emma, pero incluso con la colaboración de la mujer ojiverde les fue imposible hacer entrar en razón al compositor, siendo Emma quien ahora advirtiera a los dos artistas que de no conseguir que Rodri abandonara sus intenciones de formalizar, ella sería quien le rompiera el corazón.
Sumido en sus pensamientos Rodri esperó en la fila de la cafetería a que le entregaran su pedido, si bien él mismo podía preoararse un café en casa, quería darse el lujo de comprar uno esa mañana antes de ir a la oficina para tomar la decisión final respecto a DLH.
—Un descafeinado mediano.
Tras el anuncio de la chica que trabajaba ahí, Rodri llevó su mano hacia el mostrador para tomar su bebida, encontrándose con una mano más que al igual que él estaba a punto de sujetar el café. Girando el rostro para ver al ladrón de su bebida, sintió que el mundo se le venía encima cuando después de tanto tiempo volvió a ver a la dueña de los ojos marrones que por ocho años lo tuvieron embelesado.
—Aquí está su pedido, señorita —anunció la misma chica, captando la atención de la mujer quien había permanecido inmóvil al ver a Rodri.
Asintiendo con la cabeza tomó su café y se dio la media vuelta para salir a prisa de ahí, siendo seguida por Rodri quien tomó su café y no dudó en salir corriendo para alcanzarla.
—¡Oli! —llamó deteniendo el andar de la mujer—. Eres tú, ¿cierto?
—Tal vez me confunde con alguien más.
—No creo que otra persona pueda tener tus ojos.
La mujer respiró profundamente antes de darse la media vuelta para encarar al compositor. A su percepción Rodri solo había adelgazado, pero para él Oli se veía más hermosa que antes y el corte de cabello que tenía le sentaba bastante bien.
—Rodrigo.
—Hola. Es increíble, no creí que te volvería… —Se detuvo en seco ante la reacción de Oli por retroceder, rechazando su intención de abrazarla—. No sabía que estabas en Madrid.
—Solo vine por un compromiso.
—¿Cuánto tiempo estarás aquí?
—No creo que sea algo que te interese.
—Tal vez, pero podríamos ir a tomar algo, hace mucho que no nos vemos.
—No sé.
—Te doy mi número para organizarlo. —Sacó con rapidez su billetera del bolsillo de su pantalón para tomar de ahí una tarjeta de color blanco—. ¿Te parece bien?
Oli se limitó a asentir por lo que Rodri dejó su café en el piso para buscar en su mochila un lapicero con el que escribiría su número en la tarjeta. La mujer tomó el papel y sin decir nada más se dio la media vuelta alejándose de Rodri, este, por su parte, retomó su camino hacia la oficina para atender la junta con el equipo de animación, pidiéndole a su hermana y a Pascu que se quedaran unos minutos más al terminar con el pendiente.
—Olimpia volvió. —El silencio de las dos personas frente a él llamó su atención—. Ya lo sabían, ¿cierto? —Nuevamente obtuvo silencio por respuesta—. ¿Por qué me lo ocultaron?
—No lo hicimos, te ibas a enterar pronto.
—La invité a mi boda —confesó Pascu—, por eso está aquí.
—¿Hace cuánto que tienes contacto con ella?
—Nunca dejamos de hablar, ni conmigo ni con Clara.
—¿Hasta cuándo pensaban decirme? —preguntó indignado.
—No teníamos que hacerlo —respondió su hermana—, ustedes dos terminaron, no había motivo para que supieras lo que ella hacía y viceversa.
—Solo por esta ocasión te puedo dar información —comentó el actor—. Vino por mi boda, pero estos días tiene una junta de trabajo cerca de aquí, por eso llegó semanas antes de la fiesta.
—Ya veo.
—¿Cómo te enteraste de que volvió?
—Me la encontré en la cafetería de camino aquí. No hablamos, pero le di mi número.
—¿Ella te lo pidió? —preguntaron los dos con sorpresa.
—No, yo se lo di para me hablara porque le dije quería invitarla a un café.
—¿Qué te hace pensar que ella va a llamarte?
—Lo hará, Clara, algo me dice que va a hacerlo.
—¿Y si te equivocas? Rodri, ella te superó hace tiempo, tú debiste hacer lo mismo también.
—Olvidar una conexión tan grande como la que tuvimos no es fácil.
—Tú fuiste quien le puso un fin —comentó Pascu—. Lo mejor es que no te esperances, dudo mucho que Oli quiera volver a saber de ti. Además, estás con Emma.
—Sí, lo sé. «Pero ella no es Oli».
Los días pasaron y esa llamada tan ansiada nunca llegó, Rodri no perdía la esperanza de encontrarse con ella nuevamente así que todas las mañanas salía rumbo a la cafetería con la intención de verla, pero para su mala suerte Oli no volvió al local.
Los días siguieron pasando hasta llegar a la fecha especial para su mejor amigo. Cómo había prometido Rodri se vistió con el mejor traje que tenía para asistir a Pascu como su padrino de bodas, esperando a su lado en el altar a que Julia entrara para darle el “sí” definitivo al actor. En la fiesta los ahora esposos recibían con jubilo a sus invitados mientras en una de las mesas Rodri esperaba a que su hermana volviera del baño para tener compañía ya que Emma no había asistido a la boda por haberse enfermado; paseando su vista por todo el recinto observando las decoraciones y a las personas que poco a poco iban llegando, los ojos de Rodri se detuvieron de inmediato al distinguir la silueta de Oli tras un hermoso vestido de noche en color azul zafiro. Dudando unos segundos el compositor tomó de un solo trago su bebida y se levantó de la mesa para acercarse a la mujer quien esperaba paciente en la entrada del local.
—Te ves hermosa.
Un escalofrío recorrió el cuerpo de Oli al escuchar esas palabras pronunciadas por Rodri.
—Gracias, eso creo.
—No te vi en la ceremonia.
—No pude llegar.
Las respuestas cortantes de Oli no hicieron más que poner tenso el ambiente entre ambos.
—¿Te acompaño dentro? Puedes sentarte con Clara y conmigo.
—En realidad…
—Lamento el retraso, el estacionamiento está a reventar —anunció un joven al acercarse a Oli. Vestía un traje de color zafiro a juego con la mujer y curiosamente sus ojos eran marrones como los de ella—. ¿Interrumpo algo?
—No, en realidad él ya se iba —respondió Oli para fijar su vista en el compositor—, ¿o me equivoco?
—No, solo… lo siento, ¿quién es él?
—Soy Aaron, un gusto —dijo extendiéndole la mano.
—Es mi novio —añadió Oli, consiguiendo que Rodri deshiciera el apretón de manos con Aaron—. Él es Rodrigo, el padrino de bodas —explicó a su pareja—, es hermano de Clara.
—Eso explica el parecido que tienen.
—¿Conoces a mi hermana?
—Sí, es buena amiga de Oli y mía también.
—Ya veo. —Carraspeó—. Lo siento, debo irme.
—Seguro, fue un placer conocerte —mencionó Aaron para seguir con la vista al compositor quien no tardó en perderse entre los invitados—. Así que él es el famoso Rodri.
—No era mi intención que lo conocieras.
—Tenía que pasar, sabíamos que estaría en la boda de Álvaro, sin embargo, quien me preocupa ahora eres tú. —Llevó la mano sobre el mentón de Oli para hacerla alzar la vista hacia él—. ¿Estás bien?
—No tiene que ponerme mal el haberme encontrado con él.
—Yo sé que no, pero me contaste tu pasado antes de iniciar nuestra relación y sé lo difícil que puede ser ver de nuevo a la persona que amaste y más daño te causó.
—Él ya no tiene nada que ver en mi vida, ¿de acuerdo? Además, venimos aquí por Álvaro y Julia, no dejemos que esto nos arruine la noche.
—¿Estás segura?
—Por supuesto. Venga, vayamos a felicitar a los chicos.
Horas más tarde fue el mismo Rodri quien decidió marcharse de la fiesta, no aceptaba el hecho de que Olimpia estuviera con alguien más y el tenerla cerca sonriendo con una persona que no era él, lo puso irritable. Sabía que no tenía motivo alguno para dejarse llevar de esa manera, Oli y él no tenían relación alguna, ni siquiera una amistad y aún así…
«¿Por qué él tuvo que ocupar mi lugar?»
A los tres días de la boda, Rodri se dirigió al departamento de Pascu para asegurarse de que su congelador no convirtiera en Alaska todo el piso. Al irse de viaje con Julia le pidió favor a su amigo para ocuparse de su hogar en su ausencia y en la de sus mascotas ya que hasta ellos se embarcaron en el viaje; una vez se aseguró de que todo estaba en orden, el compositor abrió la puerta del departamento para regresar a su casa, encontrándose con Oli en la entrada quien estuvo a punto de tocar el timbre.
—Hola.
—¿Rodri? Creí que Álvaro…
—Se fueron anoche.
—Ya veo, debí confundir la fecha. En fin, ¿podrías dejar esto adentro? —Le extendió el abrigo que tenía en sus manos—. Pascu se me lo prestó en la boda, solo vine a devolvérselo.
—No hay problema. —Dejó el abrigo sobre el sofá y regresar a la puerta se dio cuenta de que Oli ya se había empezado a alejar—. No te vayas.
—Tengo algo de prisa —respondió sin dejar de avanzar.
—Espera. —La detuvo sujetando una de sus muñecas, lo que obligó a la mujer a detenerse para encararlo—. Podría aprovechar para invitarte a ese café pendiente.
—No es necesario que lo hagas.
—Entonces podríamos hablar al menos —dijo soltando la muñeca de Oli—. Por los viejos tiempos.
—No estoy segura de querer revivir esos tiempos.
—Por favor Oli, quiero quedar en buenos términos contigo.
—¿Por qué? No te importó hace años, ¿por qué insistir ahora?
—No quiero dejar pasar la oportunidad de haberte visto de nuevo.
—Rodri…
—Solo dame una oportunidad, te demostraré que no soy el mismo de antes, te aseguro que…
—Me voy a casar, Rodri —interrumpió alzando su mano izquierda a la altura de sus ojos, dejando ver el anillo de compromiso que portaba.
Rodri palideció al ver la sortija, estaba seguro de que ella no tenía anillo alguno la primera vez que se vieron. Nuevamente la negación se apoderó de su razonamiento.
—¿Hace cuánto que..?
—En la boda de Álvaro, él y Julia ayudaron a Aaron para que me diera el anillo cuando Julia lanzara el ramo. Ya te habías ido cuando eso pasó y agradezco que así haya sido.
—¿Tú… de verdad te quieres casar con él?
—¿Por qué no lo haría? Él me hace feliz.
—¿Más de lo que fuiste conmigo?
—Sí.
La respuesta le dolió a Rodri en lo más profundo de su ser.
—Qué bueno que sea así.
—Supongo.
—Yo también estoy con alguien —dijo al tiempo que la mujer retrocedió un par de pasos—. Se llama Emma.
—Me alegro por ambos.
—Sí, ella es perfecta, la mujer que siempre quise en mi vida. Es hermosa, divertida, se lleva bien con mis amigos incluyendo a mi hermana y nuestra relación va tan bien que nuestras discusiones son solo para decidir a qué lugar ir a cenar.
—No sabes lo feliz que me hace escuchar eso —dijo con sinceridad—. Me da gusto que hayas encontrado a la mujer de tu vida y que ella te corresponda. De verdad les deseo lo mejor.
—Emma es buena, pero no eres tú.
Oli quiso replicar, pero el impacto de los labios de Rodri contra los suyos la tomó por sorpresa que tardó algunos segundos en reaccionar, dejando que el sonido de su mano contra la mejilla ajena resonara en el lugar antes de marcharse a toda prisa sin decir nada.
Desde ese día, nada fue igual para Rodri.
Oli dejó Madrid junto a su prometido y el compositor no pudo seguirle el rastro por mucho que le insistiera a Clara y a Pascu. Las siguientes semanas fueron un tormento para él, por una parte debido a que tenía que sacar el comunicado oficial de la conclusión de Destripando ya que entre todo el equipo acordaron terminar con el proyecto, y por otra parte estaba el hecho de no poder estar con los ojos marrones que tiempo atrás le pertenecieron. Creyó que las cosas no podían empeorar, pero uno nunca debe dar por hecho esa posibilidad.
—Gracias por todo.
Encontrar a Emma con sus maletas hechas fue algo con lo que jamás se imaginó enfrentar. Creyó que al regresar a su casa tendría un poco de paz, pero ahí ya le esperaba su pareja dispuesta a decirle adiós.
—¿Hice algo mal?
—No se trata de ti. En todo este tiempo has insistido en hacer de este vínculo algo formal y eso algo que yo no te puedo dar. Lo siento Rodri, pero esto es lo más lejos que puedo llegar a tu lado.
Besando su mejilla Emma tomó sus maletas y salió de aquel lugar dejando al compositor con su soledad.
“¿Hice algo mal?”
Fue tan irónico que sus palabras fueran iguales a las de Olimpia cuando le pidió terminar con su relación.
Todo el color ahora se volvió blanco y negro.
Los meses pasaron y en su estado miserable las invitaciones para la boda de Oli comenzaron a llegar, siendo Clara, Pascu, Belén y Alberto los únicos de su círculo de amistad que fueron invitados. Por más que insistió ninguno de ellos quiso darle información sobre el evento, la única forma en la que supo que la boda se llevaría a cabo en París fue gracias a una foto que subió Belén etiquetando el lugar.
No lo pensó dos veces antes de comprar su boleto de avión para ir a Francia, necesitaba ver a Oli por última vez. Siguiendo las pistas que las publicaciones de sus amigos dejaban, Rodri logró encontrar la locación donde se llevaría a cabo la ceremonia y la fiesta, por lo que optó por infiltrarse como uno de los floristas para entrar al lugar y buscar por todas partes a la novia, hasta que pudo ver a su hermana entrar a una habitación con el ramo de bodas.
—¿Qué demonios haces aquí? —preguntó Belén con sorpresa al abrir la puerta de la habitación y encontrar al compositor de pie frente a ella.
—Necesito verla.
—Es mejor que te vayas —comentó Clara acercándose a la puerta—. Rodri, no deberías estar aquí.
—Lo sé, pero solo quiero un minutos a solas. Por favor.
Las dos mujeres voltearon a ver a Oli quien asintió para que dejaran entrar a Rodri, accedería a su capricho para que de una vez por todas la dejara en paz.
—Solo un minuto —sentenció Belén antes de salir de la habitación, dejándolos solos.
Rodri sintió que un nudo se le formaba en la garganta al ver a su viejo amor con el vestido de novia.
—La ceremonia comenzará pronto, lo que tengas que decir, dilo ahora.
—Yo… no puedes casarte.
—¿Disculpa?
—No puedes, Oli, no con él.
—Y según tú, ¿con quién debería hacerlo? ¿Contigo? —El silencio de Rodri fue suficiente para tener una respuesta—. Tú eras el primero en huir del compromiso.
—Las personas cambian al igual que sus intereses.
—Te diste cuenta demasiado tarde de ello.
—Oli…
—Basta, Rodri. No puedes simplemente aparecer y pedirle cancelar mi boda, no tienes ningún derecho a hacerlo y aunque así fuese, no estoy dispuesta a dejar al amor de mi vida por ti.
—Yo era el amor de tu vida.
—Y me obligaste a bajarte del pedestal.
—Fue un error, ¿de acuerdo? Jamás debí terminar nuestra relación.
—¿Y a mí de qué me sirve ese arrepentimiento? Una segunda oportunidad no habrá.
—¿Por qué no podríamos intentarlo?
—Porque fuiste tú quién se negó a hacerlo en primer lugar, ¿acaso lo olvidas? Me doblegué ante ti pidiendo un segundo intento porque no quería mandar a la basura tantos años de relación, ¿y cuál fue tu respuesta? “Esto es lo más lejos que puedo llegar a tu lado.”
—Jamás debí decir eso.
—Pero lo hiciste y no hay nada que puedas hacer para cambiarlo. Venir aquí no soluciona las cosas.
—Yo sé que no, ¿pero por qué quieres estar el resto de tus días con él?
—Porque a diferencia tuya, él me enseñó el verdadero significado de amar. No se burló de mí cuando le planteé la idea de un compromiso, no le pareció una pérdida de tiempo formar una familia con varios hijos y tampoco me hizo sentir inseguridades.
—Pero ahora yo puedo…
—¡Entiende, Rodri! No voy a dejar a Aaron porque lo amo. Encontré en él a mi ojos marrones que me ama con la misma intensidad que yo a él, que tiene responsabilidad afectiva, que día a día me demuestra que puedo tener una vida a su lado y que no se esconde bajo la excusa de “un compromiso solo es un contrato”. Lo amo, Rodri, voy a pasar el resto de mis días con él y te pido con el corazón en la mano que no me vuelvas a buscar porque quiero ser feliz con él.
La puerta se abrió dejando ver a Julia quien fue en busca de la novia para comenzar con la ceremonia. Rodri permaneció inmóvil dejando que las lágrimas brotaran de sus ojos al tiempo que Oli pasaba de largo por su lado dispuesta a casarse con el amor de su vida.
“Te amo, Rodri.”
El recuerdo de las últimas palabras que la mujer le dijo en su ruptura resonaron en él una vez más.
—Te amo, Oli.
Esperaba una respuesta de su parte, pero solo obtuvo el silencio de Oli antes de marcharse de la habitación con Julia. Rodri estaba destrozado, su propia idiotez le hizo actuar sin pensar trayendole consecuencias que no podía revertir y dejar ir a Oli era el más grande de los errores que pudo cometer.
Había perdido a sus ojos verdes con quién revirtió la historia ya que ahora era él quien quería algo más, pero aquella pérdida no fue tan dolorosa a comparación de esta última. Su enojo y tristeza se debían a que por segunda vez…
—Los declaro marido y mujer.
Perdió de su vida a sus ojos marrones.
────────────────────────────
→La versión fluff de esta historia la pueden encontrar en el perfil de Dante_elelefante