El último show | Capítulo 30. Mamihlapinatapai.

[𝑺𝒐𝒖𝒏𝒅𝒕𝒓𝒂𝒄𝒌 𝟏𝟗]
[𝑇ℎ𝑒 𝑜𝑛𝑒 𝑡ℎ𝑎𝑡 𝑔𝑜𝑡 𝑎𝑤𝑎𝑦 (𝐴𝑐𝑜𝑢𝑠𝑡𝑖𝑐) - 𝐾𝑎𝑡𝑦 𝑃𝑒𝑟𝑟𝑦]

Dos almas separadas por una inmensa distancia que pudieron evitar pero el orgullo no les dejó hacerlo. Dos almas que estaban destinadas a estar juntas, pero no hasta la eternidad y solo el destino es el único que supo el porqué de su decisión, uniendo a dos seres que se complementaban a tal grado de parecer uno solo; hasta parece una burla que los hayan unido nuevamente solo para hacerlos sufrir y más burla parece aún el hecho de que en ese momento, estando uno en Madrid y el otro en Nueva York, los dos estuvieran llevando el mismo ritual para cerrar el ciclo que les hirió el corazón.

En aquella habitación de hotel, Helena se encontraba sentada en la cama mientras Pascu yacía de pie frente a la ventana con una hoja de papel en sus manos; en aquella casa/estudio, Clara permanecía sentada en el sofá mientras Rodri yacía de pie frente a una de las ventanas sosteniendo una hoja de papel un poco arrugada.

Cada uno se despediría del otro desde lo más profundo de su ser.

—Pascu.

—Rodri.

Leyeron los dos al mismo tiempo lo que habían escrito en sus hojas... en sus cartas de despedida.

—Lamento tanto haber sido tan cruel contigo.

—Aún no entiendo porqué mentiste de esa manera para hacer que me fuera de tu lado.

—No creo que puedas entenderme y tampoco espero que lo hagas, al final fui yo el que actuó con imprudencia y arruino todo una vez más.

—No te considero culpable de nada, pero me duele saber que nuevamente no me tuviste la suficiente confianza para hablarme con la verdad.

—Soy un idiota, un cobarde, alguien que no merece tenerte a su lado, mucho menos con mis dudas constantes sobre lo que siento y lo que no.

—Cada detalle de ti es lo que me enamoró.

—Pero no puedo retenerte a mi lado así.

—¿Algún día volveremos a vernos?

—Ojalá tuviera la respuesta para ello.

—¿Algún día me dirás la verdad?

—No creo tener el valor de hacerlo.

—Yo en verdad te amé.

—Mis sentimientos hacia ti siempre fueron sinceros.

—Fuiste y siempre serás mi más grande amor.

—Aunque pasen cien años, tu lugar será intocable en mi corazón.

—Me quedan tantas dudas.

—No soy capaz de responder.

—Recordaré nuestro último beso.

—Te estoy agradecido por habérmelo dado antes de partir.

—Lamento que nos hayamos despedido de es forma.

—No fue mi intención que esto terminara así.

—Solo quiero pedirte un favor.

—Y espero que me lo cumplas.

—Si algún día me olvidas y encuentras a alguien más...

—Sé feliz a su lado y cumple ese sueño que yo no te pude dar.

—Hasta siempre, mi Rodri.

—Hasta siempre, mi Pascu.

En otra vida, tal vez sí pudieron haber sido felices juntos.

Terminando de leer su carta a la luna, Helena se acercó a Pascu al mismo tiempo que Clara hacía lo propio con su hermano, ambas sosteniendo un encendedor que le entregaron al contrario para que quemarán aquella carta que habían escrito y que curiosamente se respondían mutuamente sus interrogantes sin que ellos pudieran saberlo; acercaron las cartas en llamas a sus respectivas ventanas y las dejaron caer para observar las cenizas volar libremente por el aire al mismo tiempo que dejaban ir su historia de amor con ellas.

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30. Mamihlapinatapai.

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La vida de todos siguió su camino tras lo ocurrido en aquél bar, no había nada que pudieran hacer al respecto, tan solo pudieron mirar al frente y continuar con los planes que ya habían hecho y que necesariamente implicaban alejarse unos de otros.

Alex viajó a Chicago en compañía de Mario y Emily para las filmaciones de la película que protagonizaría, convirtiéndose en una de las revelaciones actorales más fuertes que el cine haya podido tener en mucho tiempo, al grado de que su nombre le dio la vuelta al mundo siendo conocida como una joven actriz con un enorme talento. Tres años después de haber pasado todo el tiempo entre cámaras y teatros, decidió volver a Madrid para llevarse a sus padres adoptivos de vacaciones un tiempo a México, específicamente para celebrar el día de muertos en honor a sus padres biológicos. En cuanto a su enamorado, los dos se dieron la oportunidad de estar juntos por un año, culminando su pequeña relación en buenos términos y conservando una amistad que se fortaleció con el tiempo, apoyando mutuamente las carreras artísticas del otro.

Miguel y Ramsés, además de cuidar a Alex a la distancia y pasar tiempo con ella en su tierra natal, estaban enfocados en sus proyectos a gran escala. Ramsés abrió los campamentos un año después de haber reclutado a Oli, teniendo ya un equipo de profesores de canto de prestigio y logrando que el proyecto fuera todo un éxito al grado de tener que abrir varios cursos para toda la gente que se quería inscribir; Miguel, por su parte, fue transferido a la compañía teatral de la misma cadena a la que pertenecía, con sede en Madrid, de manera que pudo regresar a vivir con su esposo después de varios años de estar a la distancia y aprovechando para ayudarlo con los campamentos en sus ratos libres.

Oli se mudó a Madrid por dos años en los que estuvo involucrada en el proyecto de Ramsés, siendo una de las vocal coach más pedidas para enseñar. Después de ese tiempo, recibió una propuesta de trabajo para un doblaje musical para una de las compañías más grandes de animación y doblaje de España, por lo que tuvo que dejar el proyecto de Ramsés para aceptar esa oferta que terminó por abrirle más puertas en la industria del doblaje.

Clara permaneció a lado de su hermano por casi un año siendo el soporte que tanto necesitaba tras la pérdida del que fue su más grande amor. Estuvo en Madrid hasta que la empresa donde laboraba le notificó que ya no podía seguir trabajando a la distancia, de manera que tuvo que despedirse de Rodri para poder regresar a Nueva York.

Y tuvieron que pasar cinco años de nuevo para que uno de ellos abordara un avión que lo acercara al contrario.

Encendió un cigarrillo con la intención de quitarse el frío que aquella noche acompañada de una ligera lluvia había traído consigo, combinando el olor del tabaco con la característica fragancia a gardenia que ella solía tener.

—Creí que habías dejado de fumar hace mucho tiempo.

—Solo lo hago cuando estoy nerviosa —respondió dejando salir una voluta de humo de su boca.

—¿Nervios de novia? —Preguntó observando la sortija que llevaba en su mano izquierda.

—No me hagas arrepentirme de esto —supiró—. ¿Él está igual de nervioso que yo?

—Creo que está peor, aún no asimila la idea de que aceptaste casarte con él.

—Yo aún no asimilo la idea del porqué acepté —miró la sortija en su mano—. Jamás creí que me llegaría a enamorar de alguien a este grado, mucho menos de alguien como Javier —apagó la colilla de lo que fue su cigarro para sacar otro de la cajetilla que traía consigo—. No hablemos de mí que no es eso a lo que veniste —llevó el cigarro nuevo a su boca para encenderlo, dejando salir una voluta de humo antes de continuar—; ¿por qué estás aquí cinco años después?

—Vine en busca de respuestas que solo tú me puedes dar.

—¿Por qué hasta ahora?

—Porque soy un cobarde.

Helena succionó nuevamente la nicotina de su cigarro mientras observaba las gotas de lluvia caer del cielo.

—¿Qué quieres saber, Rodri?

[𝑺𝒐𝒖𝒏𝒅𝒕𝒓𝒂𝒄𝒌 𝟐𝟎]
[𝑀𝑒 𝑒𝑞𝑢𝑖𝑣𝑜𝑞𝑢𝑒́ - 𝑀𝑎𝑟𝑖́𝑎 𝐽𝑜𝑠𝑒́]

—¿Cuándo fue que le conseguiste Broadway?

—Ese era mi objetivo como su representante desde el momento en el que me contrató. Mientras le conseguía trabajos que le permitieran darse a conocer y crecer, hacía todo lo posible por conseguirle una audición —recargó la espalda sobre la pared del edificio donde estaban—. Fue después del intento de suicidio de Alex, no tenía cabeza para atender esos asuntos así que Álvaro tomó la llamada y dijo que ya no había interés.

—¿Declinó? —Preguntó sorprendido.

—No le funcionó —apagó la colilla de su cigarrillo—. Insistí tanto en conseguir una audición que mandé los mejores demos con las presentaciones de Álvaro, así que cuando él los rechazó sintieron que algo no cuadraba; investigaron un poco y se enteraron del accidente, así que cuando estaba en México con Alex me volvieron a llamar y me dijeron que estaban sumamente interesados en él. Álvaro no me creía hasta que le mostré los correos que me enviaban y al darse cuenta de que el sueño de su vida estaba frente a él, entró en un dilema muy fuerte.

—¿Cuál?

—Broadway o tú —contestó de manera que Rodri bajó la mirada—. Él te estaba reconquistando y tú le empezaste a corresponder, “no quiero perderlo de nuevo” fueron sus palabras, “quiero estar con él”; no tardó en que sus emociones se volvieran un caos y mientras estaba en la temporada de “El cielo en tu mirada” se debatía constantemente entre seguir a tu lado o seguir su sueño, lo que provocó que empezaramos a discutir hasta que llegamos a un acuerdo faltando tres días para acabar la obra: seguiría intentando tener una oportunidad contigo y si funcionaba, no abordaría ese avión en caso de que pasara el filtro de la audición, pero si tú lo rechazabas, él vendría aquí sin rechistar.

—¿Cuándo audicionó?

—El mismo día que Alex para la película: el día después de que tú y él discutieron por el anillo —levantó la vista hacia el cielo—. ¿Sabías que fue gracias a Miguel que logró audicionar?

—¿Qué?

—Habíamos discutido así que fui con Alex para apoyarla pero Álvaro me llamó a mitad de audición para decirme que haría el suyo faltando tres horas para que los directores se fueran y estando los dos a dos horas y media de viaje. Me alteré tanto que solo Alex y Emily supieron la verdad ya que me tuve que ir de imprevisto, resulta que Miguel había hablado con Álvaro y lo convenció de hacer las pases conmigo comenzando por asistir a esa audición para Broadway, jurando mantener todo en secreto hasta que Álvaro decidiera hablar; llegamos a tiempo por milagro y lo demás ya lo sabes.

Un silencio se hizo presente entre ambos al mismo tiempo que la lluvia dejaba de caer.

—Si le hubiera dicho que se quedara, ¿lo habría hecho?

Helena lo volteó a ver con una expresión de sorpresa.

—Rodri, ¿por qué estás aquí?

—Supongo que me di cuenta de lo mal que actué, me equivoqué al decirle todas esas palabras y obligarlo a irse de esa manera. Fue un error haberlo hecho.

—En verdad le mentiste, ¿cierto?

—Tenía que hacerlo, no podía arrebatarle su sueño por tercera vez.

—¿Tercera?

—La primera vez aún existía DLH, recibió una propuesta por una empresa de videojuegos y prácticamente por mi culpa la rechazó; la segunda vez fue cuando cancelé nuestra boda y por mi culpa todo se fue a la mierda. Broadway no es algo que me hubiese perdonado quitarle.

Helena alzó la mirada nuevamente hacia el cielo nublado.

—¿Realmente lo amabas tanto al grado de sacrificar tus sentimientos y esa segunda oportunidad con tal de que cumpliera su sueño?

—Lo amaba más que a mi propia vida, es por eso que lo obligué a irse, porque a pesar de amarlo tanto, solo le hacía daño.

—Es curioso que hace unos minutos te llamaras a ti mismo un cobarde cuando lo que hiciste requirió de mucho valor. No cualquiera es capaz de dejar ir a la persona que ama y mucho menos para que cumpla su meta en la vida; esto tiene que saberlo.

—Por favor no, prefiero que siga creyendo que lo alejé por orgullo, que solo jugué con él, que soy el malo del cuento.

—¿Por qué denigrarte de esa manera?

—No quiero que se arrepienta de haber venido aquí.

—Rodri...

—Además, han pasado cinco años, ya no tiene sentido decirle —fijó su vista en Helena—. El cabello negro te sienta bien.

—¿Me creerías si te digo que lo tenía teñido de este color cuando conocí a Álvaro?

—Por poco le armo una escena de celos gracias a tu perfume —dijo con cierta nostalgia al recordar aquella época en la que fueron novios—. ¿Me ayudarás con lo que te pedí?

—No hay problema con ello. Te veo mañana en la función y más vale que igual asistas a mi boda dentro de unos meses.

—No me la perdería por nada.

Aquella verdad la había confesado para cerrar el telón de su corazón.

Por voz de Javier fue que Rodri se enteró de cuándo sería la última función de Pascu en la obra que estaban presentando para la temporada de otoño cuya estación estaba llegando a su fin. Al tomar un vuelo a Nueva York, pasó una semana con Clara a quien fue a visitar en su departamento, siendo ella el contacto directo con Helena ya que en ese tiempo las dos se habían vuelto buenas amigas y en varias ocasiones salían a comer juntas o acompañadas de Pascu.

Para el último show del actor, Clara acompañó a su hermano al teatro para ver la función en primera fila, siendo Rodri invadido por la nostalgia que aquella obra teatral le provocaba y no era para menos, la historia era la misma que él fue a ver en Madrid muchos años atrás, específicamente la primera obra que vio siendo pareja del actor: “La bella y la bestia”.

[𝑺𝒐𝒖𝒏𝒅𝒕𝒓𝒂𝒄𝒌 𝟎𝟏]
[¿𝑄𝑢𝑒́ 𝑛𝑜𝑠 𝑝𝑎𝑠𝑜́? - 𝑅𝑒𝑦𝑙𝑖]

Los recuerdos de aquella época en dónde fue feliz a lado de Pascu volvieron a él mientras veía al actor darle vida nuevamente a Gastón, siendo el único del público presente en ese teatro, además de su hermana, en poder notar el increíble crecimiento actoral y vocal que había adquirido.

Un último show bastaba para llegar al final.

Con el telón cerrándose dando por terminada la obra, Rodri aplaudió de pie para girarse hacia su hermana y despedirse de ella, ya que se iría a un hotel a esperar a que amanezca para ir al aeropuerto y abordar el avión que lo llevaría de regreso a Madrid.

—¡Felicidades! —Exclamó Clara abrazando a Pascu tras la función.

—Creí que no vendrías —le dijo el actor con una sonrisa.

—Te prometí que estaría en primera fila y ahí es donde estuve.

—Lamento no haberte visto, estaba tan entusiasmado con este último show que no presté atención de quiénes estaban adelante.

—Eso ya no importa —dijo la mujer agradeciendo en su interior que Pascu no la haya visto ni a ella ni a Rodri durante la función.

—Lo importante es que ahora los tres iremos a beber —comentó Helena acercándose a los dos—, pero primero —se giró hacia Pascu—, tú vete a cambiar, aquí te esperamos.

—Cómo ordene, su majestad —bromeó para alejarse de las chicas y entrar a su camerino.

—¿Ya se fue? —Preguntó Helena a su amiga.

—Hace unos minutos, ¿qué fue lo que anoche te pidió?

—Que le diera acceso a una persona que dejaría un paquete ahí dentro —señaló al camerino de Pascu—, pero no entré para ver qué es lo que habían dejado, ¿tú sabes de qué se trata?

—Me temo que no.

Mientras las dos hablaban, dentro del camerino Pascu se encontró con varios arreglos de tulipanes blancos con un listón de color negro en cada uno y, en la cómoda donde estaba el gran espejo, había una caja con un solo tulipán sobre él; el actor se acercó para ver la flor, encontrando una tarjeta a lado de esta.

—“Ni el campo más grande de tulipanes blancos será suficiente para pedirte perdón” —leyó de aquella tarjeta para prestarle atención a la firma que habían dejado, el cuál era el dibujo de un piano—. Pianista —dijo en voz baja al encadenar la firma con las flores del camerino, ya que solo conocía a una persona que se disculpaba con los tulipanes blancos.

Sin pensarlo abrió la caja que le dejaron y adentro encontró a uno de los conejos que años atrás mandó a hacer para la que hubiese sido su boda, dicho conejo era el que vestía de color blanco y en el cuello llevaba puesta una pulsera que Pascu no tardó en reconocer gracias a los dijes de gato y piña que colgaban de él.

Una promesa que con el tiempo se desvaneció.

—Oye, galán, ¿ya terminaste? —Preguntó Helena entrando al camerino—. ¿Qué...? —No pudo continuar hablando por lo sorprendida que estaba al ver todos los arreglos de tulipanes blancos que le habían dejado al actor.

Clara cruzó la puerta para igual entrar a aquella habitación y palideció de inmediato al ver a Pascu sosteniendo aquél conejo con la famosa pulsera de promesa colgándole del cuello, misma que Pascu usó de manera compartida con su hermano cuando se volvieron novios y que sabía que Rodri había guardado durante todo este tiempo.

—Está aquí —dijo para voltear a ver a Clara—, él está aquí, ¿cierto?

—Yo no...

Pascu dejó el conejo dentro de la caja y se acercó a Clara para tomarla de los brazos. —¿En dónde está? ¡Dime!

—No lo sabe —intervino Helena—, no dijo nada de su paradero.

—Eso no es cierto.

—Es la verdad —respondió Clara—, no quiso decirnos nada, lo siento.

El actor soltó a la mujer para cubrir su rostro con ambas manos al tiempo que dejaba salir un largo suspiro.

—¿Por qué regresó a mi vida cinco años después?

El destino lanzó sus dados para jugar una última vez.

En el aeropuerto de la ciudad, siendo las ocho treinta de la mañana, Rodri escuchó el llamado para abordar el avión que lo llevaría de regreso a su hogar. Respirando profundamente se levantó de su asiento en la sala de espera y empezó a caminar en dirección al andén de abordaje.

Y la historia se invirtió.

Un aroma a gardenia combinado con aquella fragancia que en algún momento de su vida catálogo como su favorita, se hizo presente para el compositor obligándolo a detener su andar mientras sentía una punzada en el corazón. Al darse la media vuelta, se encontró con Pascu de pie frente a él, siendo la persona que menos esperaba ver ahí.

Ninguno pudo decir nada, solo esperaban a que el contrario tomara la iniciativa pero no pasaba. El ritmo cardíaco de ambos aumentó y varios sentimientos encontrados se hicieron presentes a la vez.

¿Cuánto tiempo había pasado desde aquel primer mamihlapinatapai que experimentaron tras su último show juntos?

No fue hasta que avisaron por última vez que los pasajeros del vuelvo en cuestión debían abordar el avión, que ambos pudieron coger un poco de aire para al fin hablar.

—Pascu.

—Rodri.

Fin.

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