Serendipia
—¡Abre la maldita puerta!
—Ya cállate, te quedarás adentro.
—¡Voy a matarte! —Exclamó pateando la puerta.
Levi se encontraba del otro lado. Había encerrado a Hange en su habitación y sabía perfectamente que estaba cavando su propia tumba al hacerlo.
—Levi Ackerman, ¡abre la puerta ahora!
—¿Por qué lo haría? Lo último que quiero es ver tu horrorosa cara.
Hange lanzó una fuerte patada a la puerta alertando a Levi quien se encontraba recargado al otro lado de la misma.
—¡Estás muerto, Ackerman!
—Ya lo sé —dijo en voz baja para después suspirar—. «Más vale que esos mocosos se apresuren o tendré que usar el siguiente plan.»

❀·͙◌ Dos horᥲs ᥲᥒtᥱs.
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—Buenos dí... ¿Hange? —Moblit pasó su vista por toda la habitación—. No puede ser.
—¡Sorpresa! —Exclamó Nifa llegando con un ramo de flores—. ¿E-En dónde está?
—No lo sé.
—Oh, vamos, al menos hoy pudo haber hecho una excepción.
—La conoces, ella no es capaz de descansar.
—Oigan —ambos dieron un sobresalto al escucharlo—, ¿qué están haciendo aquí?
—Capitán Levi —saludó Nifa—. Venimos a ver a nuestra líder de escuadrón, pero no está.
—¿Y esas flores?
—Nifa y yo queríamos darle un pequeño detalle desde temprano, pero no funcionó.
—Dejaremos las flores y nos retiraremos.
Ambos entraron a la habitación de Hange y dejaron el ramo de flores en el escritorio con una pequeña tarjeta a su lado. Cuando ambos se retiraron, Levi entró a la habitación y tomó aquella tarjeta con curiosidad para leerla.

—¿"La utopía de la libertad"? —Hange alzó su vista para verla—. Vaya título de libro.
—Lo sé, pero la teoría planteada es buena.
Nanaba tomó asiento a lado de ella, debajo del gran árbol que les brindaba sombra.
—Quizá debas dejar los libros y tus investigaciones un momento.
—¿Por qué haría eso, Nana?
—Bueno, necesitas descansar, o al menos has una excepción por hoy. Después de todo es un día especial.
—¿Qué tiene de especial este día? —Nanaba la miró con sorpresa.
—No hablas en serio, ¿verdad? Hange, hoy es...
—Chicas —llamó Mike acercándose hacia ellas—. Lamento interrumpir, pero Erwin quiere verte en su oficina, Nanaba.
—De acuerdo —dijo para ponerse de pie—. Nos vemos más tarde, Hange. —La mencionada correspondió con un ademán—. ¿Erwin dijo para qué me necesita? —Preguntó a Mike mientras se encaminaban a la oficina.
—No, pero quiere hablar con los tres.

—Es muy hermoso, Moblit.
—Gracias, Nifa.
—¿Ese será tu regalo? —Preguntó Abel acomodando un par de libros en los estantes.
—Sí, por fin lo pude terminar, pero supongo que tendré que dejarlo en su escritorio, con eso de que ni siquiera hoy quiso descansar.
—¿Y si se le olvidó? —Todos voltearon a ver a Keiji—. Tiene tantas cosas en la cabeza que es muy probable que ni siquiera sepa qué día es hoy.
—Sí, puede que tengas razón —opinó Nifa—. Ha estado tan metida en sus experimentos, sobre todo en su investigación del por qué el cuerpo de los titanes es de alguna forma ligero. Si se dan cuenta, ni siquiera ha dormido bien en estos últimos meses.
—Desde que el comandante Erwin autorizó la captura de titanes, prácticamente la hemos perdido.
—Pero es su cumpleaños —mencionó Moblit—, ¿de verdad se le pudo olvidar?
—Oigan —Levi llamó la atención de los cuatro entrando a la biblioteca.
—Capitán, ¿qué se le ofrece? —Preguntó Abel.
—Sólo lo diré una vez, así que escuchen con atención.

—¿De verdad? —Preguntó Nanaba sorprendida.
—Erwin, si esto es una broma...
—No lo es, Mike. Mi intención era hablar con los tres, pero él se me adelantó.
—Es que no lo entiendo —mencionó Nanaba—, si en verdad vino de él... ¿cómo pasó?
—En la mañana él fue a su habitación con la intención de despertarla y se encontró con Nifa y Moblit, dos miembros de su escuadrón. Ambos dejaron en el escritorio de Hange un ramo de flores y una tarjeta, Levi leyó el contenido de la misma y vino aquí a buscar respuestas.
—Y cuando le dijiste, ¿planeó todo?
—No inmediatamente, pero sí. Estaba confundido porque Hange no estaba brincando de un lado a otro ni molestándolo con el tema, así que llegó a la conclusión de que probablemente se le haya olvidado.
—¿Eso es posible?
—Tendría sentido —respondió Nanaba—. Estaba hablando con ella y no tiene en consideración la fecha de hoy. Está tan metida en sus proyectos que esto tendría lógica.
—Bueno, desde que le dieron permiso de capturar titanes, no ha vuelto a ser la misma de antes.
—¿Entonces es mi culpa? —Preguntó alzando una ceja—. Sí, es cierto, ella ha estado muy ocupada en todo este tiempo.
—Y por eso Levi va a obligarla a descansar —Mike soltó una pequeña risa—. Sabe que va a cavar su propia tumba, ¿verdad?
—Por supuesto que lo sabe. Se lo advertí y está muy consciente de ello.
—Todavía no me cabe en la cabeza que Levi haya planeado algo así.
—En el fondo Levi está consciente de que Hange es su mejor amiga y aunque no lo demuestre, la aprecia o de lo contrario no habría hecho esto.
—Supongo que tienes razón. Bueno, ¿cuál es el plan? —Preguntó Nanaba.
—En estos momentos él está hablando con su escuadrón y con el de Hange para explicarles el plan. Nosotros nos escargaremos de esto —dijo extendiéndoles una hoja—, y mientras organizamos todo, él procurará mantenerse con vida.
—¿Con vida? —Preguntó Mike con cierta sorpresa.
—Erwin, ¿cómo la piensa distraer?

—Así que aquí estabas —dijo entrando a la cocina.
—En realidad acabo de llegar. Iba a preparar té, ¿quieres una taza?
—Sí, claro.
Levi tomó asiento frente a la pequeña mesa que había dentro y, mientras Hange preparaba la infusión, prestó atención a los libros que la joven había dejado ahí.
—¿Te molesto si miro?
—Supongo que no.
Levi abrió uno de los libros y comenzó a pasar las hojas una a una, percatándose de que era una lectura pesada. Hizo lo mismo con los otros dos libros, se veían interesantes y debía admitirlo, pero eran lecturas muy fuertes como para acabarlos en un solo día.
Tomó el último libro y para su sorpresa era un cuaderno, o mejor dicho, era la bitácora de Hange. Comenzó a leer sus apuntes y se impresionó con todo lo que había escrito en ese cuaderno: teorías, experimentos por realizar, experimentos ya realizados con sus resultados y si estos no habían sido positivos tenía anotaciones para corregirlos en el futuro. Aunque no lo pareciera, Hange tenía mucho trabajo por delante y esa bitácora era prueba de ello.
Levi alzó la mirada para observar detenidamente a su compañera. Se percató de que tras esas gafas había una mirada cansada, debajo de sus ojos habían ojeras que no le sentaban nada bien y aunque odiara admitirlo, extrañaba a la Hange hiperactiva de antes.
—Aquí tienes —dijo colocando una taza de té frente a él para después tomar asiento a su lado.
—¿Hace cuánto que no duermes?
—¿Qué?
—Corregiré mi pregunta —dijo para darle un sorbo a su bebida—, ¿cuánto tiempo duermes?
—¿Por qué quieres saber?
—Sólo responde.
—¿De acuerdo? —Frunció el entrecejo—. En estos últimos meses he estado durmiendo de tres a cuatro horas. Bueno, ayer dormí solo dos porque me quedé leyendo hasta tarde.
—Tú fuiste la primera que me regañó por no dormir lo suficiente y por consumir grandes cantidades de té para mantenerme despierto, ¿ahora resulta que estás haciendo lo mismo?
—¿Entonces me vas a regañar?
—¿Estás siendo sarcástica? —Suspiró—. Tu escuadrón está preocupado por ti, sobre todo ese chico Moblit; últimamente se la ha pasado bebiendo con Mike para desestrarse, ya que a ti no te importa ser devorada por un titán con tal de seguir con tu investigación y el pobre está quedando paranoico con todo esto.
—Levi, ¿desde cuándo te preocupas por mí? Bueno, ¿desde cuándo te preocupas por los demás? Ser comprensivo no va contigo.
—Y ser amargada no va contigo. —Dio un trago a su bebida—. Demonios, me estoy convirtiendo en ti.
—Pero en versión miniatura —Levi soltó un pequeño gruñido ante el comentario—. Tengo que irme.
—¿A dónde irás?
—Al pueblo. Quiero ver si puedo conseguir unos materiales para un experimento.
—¿No crees que deberías descansar?
—Ya lo hice. Acabo de tomar té contigo.
—Ni siquiera lo probaste —dijo señalando el contenido de su taza que estaba intacta—. Tampoco te estás alimentando bien, ¿verdad?
—Oye no eres mi padre para andarme pidiendo explicaciones —se puso de pie para salir de la cocina.
—¿Cuándo fue la última vez que tomaste un baño?
—¿Disculpa? —Suspiró—. No tengo tiempo para esto.
—Entonces te obligaré a hacerlo. —Se puso de pie y tomó a Hange de su muñeca—. Tomarás un baño ahora.
—¡Suéltame! —Exclamó tratando de liberarse—. Esto es ridículo.
—¿Irás por las buenas o por las malas?
—No voy a hacerlo.
Levi se colocó frente a Hange, soltó su muñeca y la tomó de la cintura para cargarla como si se tratara de un costal de papas.
—¡Suéltame!
—¡Ya cállate!
Hange estuvo forcejeando para liberarse, pero Levi la sostuvo con fuerza para evitar que eso pasara.
—¿Dónde demonios me estás llevando?
—Te dije que te obligaría a tomar un baño —respondió detenidiéndose frente a una puerta.
—¡Pero esta es tu habitación!
—Solo vine a buscar mis guantes.
Levi entró dejando la puerta abierta, debía hacerlo ahora o nunca. Llevó a Hange a su cama para tumbarla en esta.
—¡¿Pero qué...?!
—Encuentralas.
Levi le quitó sus gafas y las dejó en el marco de la ventana. Mientras Hange se levantaba para ir por ellas, el chico salió de la habitación cerrando la puerta tras de sí.
—¿Heh? —Hange se puso sus gafas y se dirigió hacia la puerta, pero al girar la perilla esta no abría—. ¿Levi? Levi déjame salir.
—No, te quedarás adentro.
—¿Qué? —Trató de abrir nuevamente la puerta—. Esto no es gracioso, déjame salir.
—Ya te dije que no y más vale que no hagas un desastre en mi habitación, cuatro ojos.
—Levi abre la puerta —dijo golpeándola con su mano—. ¡Levi! —Comenzó a dar golpes más fuertes—. ¡Abre la maldita puerta!
—Ya cállate, te quedarás adentro.
—¡Voy a matarte!
Mientras Hange luchaba por abrir la puerta, Levi recordó las advertencias que le dieron los demás.
—¿Cómo pretendes distraerla?
—Tirando sus libros a la basura o algo así.
—No saldrás vivo de esto.
—Vamos, Erwin, se enojará pero se le va a pasar.
—Si fuera tú, actuaría con más cuidado. Cuando Hange se molesta es otra persona.
—No le recomendamos molestarla, capitán.
—¿Por qué?
—No ha estado durmiendo muy bien que digamos —respondió Nifa—. Esto ocasiona que no esté de tan buen humor.
—Sinceramente nosotros nos alejamos.
—Cuando la líder de escuadrón se molesta, es mucho más peligrosa que un titán.
Hange lanzó otra patada a la puerta, sacando a Levi de sus pensamientos.
—Hora del plan B. —Preparó todo, abrió la puerta y reaccionando rápidamente paró el puñetazo de Hange—. Lo siento.
—¿Qué?
Hange no se había fijado, pero en su mano Levi tenía un pañuelo que restregó en su nariz haciendo que la joven cayera inconsciente en sus brazos.
—¡La mató! —Exclamó Petra llegando a la habitación.
—Ojalá. —Suspiró—. ¿Qué pasa?
—Vine a ver si necesitaba ayuda, pero ya vi que no.
—Dormirá por un tiempo. Me quedaré a cuidarla, ve y ayuda a los demás.
—De acuerdo. Entonces iré con Nifa y Aurou al pueblo.
Levi cargó a Hange para llevarla a la cama y recostarla, fijándose en sus gafas.
—Dijiste que irías al pueblo, ¿verdad?
—Sí.
—Necesito un favor.

Habían pasado tres horas desde que Hange quedó inconsciente. El efecto de aquel sedante usado por Levi había pasado hace mucho, pero debido a la falta de descanso su cuerpo exigió más tiempo para dormir.
Poco a poco la joven fue abriendo los ojos, todo le daba vueltas además de que trataba de recordar lo que había pasado.
—Maldito enano.
Lentamente se reincorporó para quedar sentada sobre la cama. Aún seguía en la habitación de Levi pero este no se encontraba. Se levantó de la cama y se dirigió hacia el escritorio para buscar sus gafas pero tampoco las halló, solamente encontró una nota escrita por él.
"Te devolveré tus gafas al igual que los libros y la bitácora que dejaste en la cocina, solamente si tomas un baño. Cuando estés lista, ve a la oficina."
—Qué truco más sucio.
Respiró profundamente y se dirigió hacia la puerta, giró la perilla y en efecto ya no tenía seguro. Salió de la habitación de Levi para dirigirse a la suya, tomó ropa limpia y fue a darse un baño que la terminó relajando a más no poder. Se terminó de arreglar y se dirigió a la oficina ya más calmada que antes.
Levi había hecho que perdiera un día productivo, pues iba a llevar a cabo un nuevo experimento, pero si algo debía agradecerle era el hecho de haberla obligado a descansar, pues en definitiva lo necesitaba.
—¿Erwin? —Tocó la puerta de la oficina para después entrar—. Erwin, ¿haz visto a...?
—¡Líder de escuadrón! —Exclamaron los cuatro jóvenes al ver a Hange cruzar la puerta.
—¿Q-Qué es esto?
—¿Tú qué crees? —Preguntó Nanaba abrazándola de medio lado—. Una fiesta para ti.
—¿Qué?
—¡Feliz cumpleaños! —Exclamaron los chicos de su escuadrón y los de Levi.
La oficina estaba decorada con muchas flores y en el escritorio de Erwin habían dos pasteles con lo que parecía ser un muñeco con forma de titán en medio de ambos.
—Estás tan ocupada con tus experimentos que se te olvidó que hoy era tu cumpleaños.
—En realidad, Mike, no lo olvidé.
—¡¿Qué?! —Dijeron todos al mismo tiempo.
—P-Pero, estabas tan reservada.
—Lo sé, Nanaba —respondió con una pequeña sonrisa—. Lo que pasa es que hay cosas más importantes que celebrar mi cumpleaños.
—Como el hecho de descansar, ¿cierto? —Mencionó Levi entrando a la oficina—. ¿De qué sirve que te enfoques en tus proyectos tratando de encontrar una explicación, si te vas a olvidar de lo más importante: vivir?
—Levi, yo...
—Quieres enfocarte en tener el hallazgo de tu vida, cuando ni siquiera te haz dado cuenta de que ya lo hiciste —Hange lo miró con sorpresa—. Encontraste un trabajo que te gusta, encontraste a una nueva familia y a personas que te aprecian y se preocupan por ti. Ese es el descubrimiento más grande que pudiste hacer, el de tener un motivo para mantenerse con vida y ni siquiera te percataste de ello.
—Serendipia —mencionó Erwin—, eso es lo que te ocurrió.
—Líder de escuadrón —llamó Moblit—, aunque sea sólo por hoy, dese el gusto de descansar.
Moblit le extendió un cuadro donde se encontraba un retrato de Hange que él mismo le había hecho. Una hermosa sonrisa se dibujó en el rostro de la joven y sus ojos opacos volvieron a tener aquél brillo de siempre.
—Está bien.
Tanto su escuadrón como el escuadrón de Levi fueron con ella para abrazarla. Cada uno le dio un pequeño detalle que agradeció con el alma; Mike y Nanaba le regalaron unas camisetas tan coloridas que Hange no dudó en ponerse de inmediato una encima de la que ya traía puesta. En cuanto a Erwin, le regaló una gabardina con las iniciales "HZ" grabadas en los bolsillos.
—Falta que el capitán Levi le entregue su regalo —mencionó Petra.
—En realidad el regalo de Levi fue haberme obligado a descansar y fue un gran detalle.
—Si ese fue mi regalo, ¿entonces qué hago con esto? —Tomó aquél muñeco de titán en sus manos—. Más aún, ¿qué hago con esto? —De su chaqueta sacó un estuche de color negro y se lo extendió a la joven junto con el muñeco.
Hange abrió aquella caja y dentro de ella habían unas gafas nuevas.
—¿Te diste cuenta?
—¿Que tus gafas estaban rotas? —Preguntó con ironía.
—Gracias —respondió con una sonrisa—. ¿Y de dónde sacaste esto? —Preguntó observando con curiosidad el muñeco.
—Él lo hizo —mencionó Mike sorprendiendo a Hange.
—¿Tú lo...?
—No me hagas arrepentirme —dijo esquivando la mirada y Hange solo sonrió.
—Tengo una pregunta, ¿por qué hay dos pasteles?
—Lo que pasa es que nosotros compramos uno, pero el comandante y los líderes igual lo hicieron —explicó Keiji.
—Descuiden, no se va a desperdiciar —mencionó Nanaba alzando una ceja.
—Levi.
Ante la señal de Mike, Levi tomó a Hange de los brazos.
—¿Qué estás haciendo?
—Feliz cumpleaños, cuatro ojos.
—Ahora, Nanaba.
Ante las palabras de Erwin, la joven tomó el pastel que ellos compraron y se lo restregó en la cara a Hange.
—Me las van a pagar.
Con esto dio inicio a una guerra de pastel entre las autoridades y los escuadrones, ya que el segundo pastel también fue víctima de ello. Después de un rato (y de haber limpiado), todos se dirigieron a sus respectivas habitaciones a excepción de Levi que logró rescatar una rebanada de pastel.
—Hange —entró a la habitación de la joven—. Voy a matarte.
La chica se encontraba durmiendo sobre su escritorio. Tenía agarrado un lápiz y debajo de ella se encontraba su bitácora.
—Capitán Levi —mencionó Moblit sorprendido al verlo en la habitación—. ¿Qué hace aquí?
—Le traje lo que quedó de pastel a Hange, pero la tonta siguió trabajando.
—Es difícil hacerla cambiar. —Dijo acercándose hacia donde estaba Hange.
—Ve a tu habitación, yo me haré cargo —Moblit lo miró sorprendido—. Ve.
—¿E-Está seguro, capitán?
—Sí.
Aún sorprendido Moblit asintió y salió de la habitación de Hange. Levi dejó el plato con el pastel en el escritorio, con cuidado retiró el lápiz de la mano de Hange y lentamente la reincorporó en su asiento.
Fijó su vista en los apuntes que había hecho y, para su sorpresa, ese cuaderno no era su bitácora, era su diario personal. Fue tanta su curiosidad que decidió leer lo que había escrito en esa página.
Con cuidado cargó a Hange en sus brazos y la llevó a su cama para recostarla. Le quitó sus gafas y la arropó bien.
—Feliz cumpleaños, Hange —susurró.
Salió de la habitación sin poder olvidar lo que había en ese cuaderno: el dibujo de todos ellos conviviendo en esa pequeña fiesta y debajo estaban escritas las palabras que más significaron para Hange.
"Mi mejor amigo, ese enano que aprecio con el alma, me abrió los ojos de una manera tan impresionante que no me lo esperaba. Me hizo darme cuenta de lo más importante que tenía en mi vida, me hizo darme cuenta de aquella sᥱrᥱᥒdιριᥲ."


