¿Qué fue lo que pasó?
—Esto no puede ser, no puede estar pasando. Todo es un sueño, todo es un sueño... esto no es real, nada de esto es real. Es solo mi imaginación, es sólo mi imaginación...
—Tenemos que irnos.
—¿De qué hablas?
—No podemos quedarnos, nadie tiene que enterarse de esto.
—¿Cómo puedes estar tan tranquilo? ¡Acabas de matarla!
—¡¿Y qué querías que hiciera?! —Me tomó de los hombros con fuerza—. Era mi vida o la de ella, como quieras verlo yo solo actúe en defensa propia.
—No es así, le quitaste el arma y le apuntaste para dispararle sin piedad.
—Nadie tiene que saberlo, así que grábate en la mente que esto fue en defensa propia.
—¿Y ahora qué piensas hacer?
—Tenemos que irnos. El sonido del disparo tuvo que haberse escuchado, no tardará en que alguien llegue y es mejor que ya no estemos aquí cuando eso pase.
—Se darán cuenta.
—No lo harán. Tus estás limpia y yo, bueno, tengo otro traje para cambiarme —acercó su rostro al mío y depositó un beso en mi frente—. Vamos a tu habitación, me cambiaré ahí y nos iremos a la iglesia.
—No iremos a ningún lado —dije alejándome de él.
—¿De qué hablas?
—No nos casaremos, me engañaste.
—Lili, no es momento para hablar de eso, ¿en serio quieres arruinar nuestra boda?
—Tú fuiste quien la arruinó.
—Bien —suspiró—, ¿qué quieres saber?
—¿Desde cuándo?
—Un año.
—Entonces, ¿por qué me pediste matrimonio?, ¿por qué seguiste conmigo?
—Porque me di cuenta de que tú eres el amor de mi vida.
—Si eso fuera cierto, jamás me hubieras mentido.
—Cometí un error, ¿de acuerdo? La conocí bajo efectos del alcohol y me dio curiosidad, eso es todo; después comprendí que tú eras la persona con la que quería pasar el resto de mis días, pero ella no lo entendió. Esto nunca más se repetirá, te lo prometo, ahora vámonos que se hace tarde.
—¡No! No iremos a ningún lado.
—Lili, no tardará en que llegue alguien y nos descubra. ¿Qué es lo que pretendes?, ¿entregarme a la policía?
—Así es, lo haré y pagarás por tus errores.
—¿Dejarás que me arresten? —Preguntó sorprendido.
—¿Por qué te ayudaría?
—Es una lástima —suspiró y se acercó al cuerpo sin vida de Rebeca—, hubieras sido una excelente esposa —se inclinó para recoger el arma.
—No lo hagas, no cometas una estupidez —dije con la voz temblorosa al ver a Dani apuntarme con el arma.
—No me dejas otra opción.
—Dani, si me matas, es más que lógico que serías el primer sospechoso.
—¿Y por qué creerían que fui yo? Puedo decir que tú fuiste quien se arrepintió de casarse, ya no querías hacerlo y entraste en pánico. Decidiste matarme y entonces ella —señaló a Rebeca—, entró para ayudarme, pero no la escuchaste y en tu desesperación le disparaste; no podías con la culpa así que decidiste quitarte la vida, y yo... no pude evitar que lo hicieras.
—Es lo más ridículo que he oído, nadie te creerá.
—Tal vez, pero es mejor intentarlo.
Los latidos de mi corazón se aceleraron, ¿será este el fin? Cierro mis ojos preparándome para el impacto pero...
—¡Mierda! No está cargada.
Abrí los ojos al escucharlo y de inmediato hago todo lo posible por llegar hasta la puerta, pero Dani logró jalarme del brazo para impedir que me vaya, sujetándome con fuerza al grado de lastimarme.
—¡Déjame ir!
—No irás a ningún lado, Lili.
Me tiró a la cama y se colocó encima de mí para golpearme, en mi desesperación le clavé las uñas en la cara hasta hacerlo sangrar, aprovechando ese momento para empujarlo y liberarme de su aprisionamiento consiguiendo bajarme de la cama, sin embargo Dani alcanzó a pisar mi velo, haciendo que me cayera cerca del cuerpo de Rebeca, justo en el charco de su sangre.
—¿Te crees más lista que yo? No sabes con quién estás tratando, yo siempre consigo lo que quiero.
Me levantó del piso, me dio una bofetada y me empujó contra la pared. Entre lágrimas trato de correr, pero me abrazó por la espalda y sólo consigo liberarme cuando él me arrancó con violencia el velo. No puedo escapar, me tiene acorralada entre la mesa y el cuerpo sin vida de Rebeca; ya no sé qué hacer.
—Se acabó, ya no hay salida.
—Déjame, ¡déjame!
De un impulso le aventé la lámpara que se encontraba en la mesa y mientras él gritaba por los vidrios rotos, lo empujé con todas mis fuerzas, de forma que él se resbaló con la sangre que había en el piso cayendo sobre la punta del armazón de la cama.
Estaba aterrada, con todo el cuerpo temblando y sin poder hablar, no podía creer lo que había sucedido, parecía una película de terror. Me miro las manos llenas de sangre por el vidrio y hago todo lo posible por limpiarlas en mi vestido, fue tanta mi desesperación que terminé por arrancar el encaje de la falda. Ya no podía seguir ahí, necesitaba salir.
—Lili —dijo mientras la sangre salía de su boca—, Lili... ayúdame...
—¿Por qué habría de hacerlo?
Me fui de la habitación dejándolo morir lentamente, con los trozos de vidrio clavados en su cara y una punta que le atravesaba.

—¿Es posible sentir tanto y a la vez nada?
—No fue tu culpa —me dijo la agente sujetando con fuerza mi mano.
—En teoría sí.
—La vida está llena de sorpresas, tanto buenas como malas. Nunca fue tu intención asesinar a nadie, y si no fuera por tu valentía, no estarías viva.
—¿Eso debe hacerme sentir mejor? —Cuestioné a la agente antes de suspirar—. Y ahora, ¿qué va a pasar conmigo?
—A diferencia de las acciones de Dani, el delito por el que a ti se te acusa sí recae en defensa propia, así que haré todo lo posible por ayudarte, lo prometo —me sonrió de medio lado y yo solo asentí—. Debo irme, tengo que levantar tu reporte. Pediré que te traigan otra ropa, ya no tienes que seguir usando ese vestido —fue lo último que dijo antes de levantarse de la silla.
—Antes de irme de aquella habitación —dije al momento que la agente abrió la puerta de la sala—, yo... tenía un sobre conmigo.
La agente cerró la puerta y se acercó a la mesa para abrir una de las carpetas que había dejado ahí.
—¿Qué hay aquí? —Me preguntó con el ceño fruncido, enseñándome el sobre de color blanco que había sacado de la carpeta.
—Creo que es la verdadera razón del por qué Dani dejó a Rebeca, y por qué ella fue a buscarlo —respondí a lo que la agente abrió el sobre y para leer el contenido de la hoja que había en su interior—. Jamás me imaginé que algo así llegara a pasar, a él no le importó disparar aún sabiendo sobre la situación en la que Rebeca estaba, y pensar que estaba a punto de casarme con él, de formar una familia... si tan sólo me hubiera dado cuenta desde antes sobre el monstruo con el que estaba —mencioné para levantar la mirada hacia la agente y observar cómo su semblante cambiaba a una de sorpresa y terror—. Pude haber sido yo... —susurré.
—Entonces ella...


