¿Qué fue lo que pasó?

—¿Aún no piensas hablar? Llevas dos horas aquí y al parecer no quieres irte, pero tarde o temprano tendrás que colaborar; te dará hambre, tendrás sed, querrás ir al baño y será entonces cuando te dignes a hablar. Debes estar incómoda con esa ropa, podría pedir que te trajeran algo más apropiado, pero sólo lo haré si me respondes, ni siquiera al doctor le dirigiste la palabra. ¿Sabes? A diferencia tuya, yo si quiero irme de aquí —se levantó de su asiento—. Si te dignas a hablar, no dudes en hacerlo, recuerda que podemos estar aquí todo el tiempo que quieras —fue lo último que dijo antes de salir azotando la puerta.

Dos horas encerrada, siendo interrogada por un sujeto cuya actitud no te genera confianza, ¿pero qué quería que hiciera? No puedo hablar sobre algo que no recuerdo. Mi mente se encuentra nublada, sólo me puedo ubicar en la calle justo cuando el oficial llegó a arrestarme, no sé qué hacer, tan solo quiero despertar de esta pesadilla.

—Hola —saludó una mujer mientras entra a la habitación—. Tú debes ser Lili, ¿cierto? Soy la agente Ramírez, mucho gusto en conocerte. Me dijeron que no has querido hablar y está bien, es algo completamente normal, sin embargo no entiendo porqué dejaron que el agente Suárez te interrogara. Dime, ¿te ha ofendido?, ¿te gritó?, ¿te amenazó? Ese señor es un ser sin sentimientos, aún no sé cómo es que sigue trabajando aquí —dejó un par de carpetas sobre la mesa—. Yo no soy como él, así que puedes estar tranquila y confiar en mí, te prometo que te ayudaré, pero me gustaría que tú igual lo hicieras diciéndome qué fue exactamente lo que pasó.

No sé si realmente puedo confiar en ella, pero de alguna forma me siento más cómoda a su lado a comparación del otro agente, pero mi cuerpo no responde por más que lo intente, así que no puedo responderle, las palabras no son capaces de salir.

—Estás herida, espero y el doctor te haya vendado bien el brazo, aunque le resultó algo difícil saber con precisión si te lastimaba al hacerlo, tampoco le diste alguna señal de dolor —tomó asiento en la silla que estaba frente a mí—. Eres muy bonita, ¿sabes? Solo es cuestión de limpiarte el rímel que se corrió hacia tus mejillas y quitarte ese vestido para que te sientas más cómoda. Si quieres puedo pedir que te traigan algo de ropa y agua.

—¿Por qué hace esto? —Dije al fin en voz baja.

—Quiero ayudarte.

—Pero no sé qué pasó, no recuerdo nada.

—Es normal que sea así, cuando pasamos por un evento impresionante el subconsciente tiende a reprimir aquellos recuerdos desagradables.

—Entonces no puedo ayudarle.

—Claro que sí, hay una forma y se llama “recreación del suceso”, solamente tienes que cerrar los ojos, respirar profundamente y concentrarte en tratar de recordar.

—No puedo hacerlo.

—Sí puedes, solo es cuestión de que lo intentes.

—Tengo miedo.

—Todo estará bien, te prometo que estaré contigo en todo momento —me dijo sujetando una de mis manos—. Respira y cierra los ojos —asentí con temor—. ¿Qué ves?

—Una calle… justo cuando el policía fue a arrestarme.

—Necesitamos regresar más atrás, empecemos con algo fácil, ¿recuerdas qué fue lo que desayunaste?

—¿Qué? —Abrí los ojos—, ¿por qué...?

—Recordar esos detalles, por mínimos que sean, nos ayudan a concentrarnos mejor.

—¿Es necesario?

—De cierta forma sí. Ahora, trata de recordar, ¿de acuerdo? —Dudé un poco antes de cerrar mis ojos nuevamente haciendo todo lo posible por concentrarme—. Entonces, ¿qué es lo que comiste?

—Creo que… ¿una manzana? Sí, eso fue lo único que probé. Estaba muy nerviosa como para comer.

—¿Por qué estabas nerviosa?

—Porque era un día especial… yo iba… a casarme.

—Correcto, era el día de tu boda, así que te estabas vistiendo. Te terminaste de arreglar y después ¿a dónde fuiste?, ¿a la iglesia?

—No, yo… creo que estaba en una habitación… en un hotel. Me sobraba tiempo así que fui a la habitación de Dani.

—¿Quién es Dani?

—Mi prometido —respondí sintiendo una presión en el pecho—. Su habitación estaba a 3 del mío.

—¿Por qué fuiste a verlo?

—Quería estar con él, quería asegurarme de que no fuera un sueño.

—Estando en la habitación con él, ¿qué fue lo que ocurrió?

—Creo que íbamos de salida —fruncí el entrecejo—. No lo hicimos.

—¿Por qué?

—Tocaron la puerta.

—¿Algún familiar? ¿Un amigo?

—No, creo que no. Yo... no lo sé... no sé quién es, ¡no puedo hacerlo! —Grité abriendo los ojos y alejando mi mano del agarre de la agente.

—No tienes nada de qué preocuparte, yo estaré aquí.

—No puedo hacerlo —dije sintiendo cómo se me quebraba la voz.

—Sí puedes, Lili —tomó mi mano de nuevo y me sonrió—.  Continuemos, ¿sí? Una última vez y si no puedes te dejaré descansar, ¿de acuerdo? —Yo sólo asentí y volví a cerrar mis ojos—. Entonces tocaron la puerta, ¿tú fuiste quién la abrió?

—No, iba a hacerlo pero Dani fue más rápido.

—Entonces él fue quién abrió la puerta.

—Sí, pero antes de hacerlo observó por la mirilla para saber quién era y... se puso algo nervioso.

—¿Te dijo el motivo?

—No dijo nada, solo estaba ahí paralizado. No dejaban de tocar así que me acerqué y fui yo quien abrió.

—¿Él hizo algo?

—Reaccionó de golpe y me alejó de la puerta apenas la abrí.

—¿Alguien entró?

—Sí.

—¿Quién era? ¿Algún amigo?, ¿un familiar?

—No, en realidad era... no puede ser —susurré.

Abrí los ojos y de inmediato vinieron a mí todos los recuerdos de aquel suceso. Comencé a temblar y mis ojos se humedecieron al tiempo que un nudo se me fue formando en la garganta.

—Lili —la agente sujetó con más fuerza mi mano para calmarme—, ¿quién estaba ahí?

—Ella...

—¡¿Cómo pudiste hacerme esto?! —Gritó enfurecida aquella mujer mientras entraba a la habitación.

No entiendo nada, no sé por qué está tan molesta, tengo un mal presentimiento.

—¿Rebeca? ¿Qué estás haciendo aquí? —Preguntó Dani sorprendido a la vez que su semblante se volvía más pálido de lo normal.

—¿Quién es ella?
—Pregunté confundida ante todo esto.

—¡Eres un maldito! Ahora entiendo todo, ¿es por eso que no podías hacerte responsable? ¡¿Porque ibas a casarte?!

—Rebeca, es mejor que te vayas.

—¿Quién es ella, Dani?

—Al parecer, fui su amante —me contestó mirándome a los ojos.

—¿Qué?

—Rebeca, por favor, vete de aquí.

—Dani ¿es cierto? ¿Me engañaste con esta mujer? —Pregunté encarándolo, pero él solo bajó la mirada.

—No seas un cobarde y dile la verdad, dile que tú y yo tuvimos una relación y hace unas semanas me dejaste.

—¿Es eso cierto? —Pude sentir como mis ojos comenzaron a llenarse de lágrimas mientras pronunciaba cada palabra.

—Rebeca, vete de aquí.

—No iré a ningún lado, no hasta que te hagas responsable de tus actos.

—¿Cómo pudiste? —Le dije mientras una lágrima rodaba por mi mejilla—. Creí que me amabas...

—Lili yo… vete —se dirigió a la mujer—, ¡vete y déjanos solos!

—Dani, me hiciste mucho daño, pero jamás creí que fueras capaz de engañar a alguien más y que incluso hayas tenido el descaro de comprometerte —dijo aquella chica de cabello castaño con un tono frío en su voz—. Pero, ¿sabes? No permitiré que vuelvas a hacerlo… no dejaré que nos sigas hiriendo.

—¡Rebeca!

Aquella mujer sacó de su bolso una pistola con la que le apuntó a Daniel.

—Lili, vete de aquí.

—Dani, yo…

—¡Lili vete! —Gritó sin apartar la vista del arma.

—No te preocupes, no te haré daño. Mi venganza es con él no contigo, después de todo yo ni siquiera sabía de tu existencia.

—Rebeca —llamó Dani—, piensa muy bien lo que quieres hacer.

—¿Cómo tú lo hiciste? Después de que me usaste y me abandonaste sabiendo la condición en la que me encontraba. Esto —dijo sacando un sobre de color blanco de su bolso—, esto demuestra todo.

—¡Lili, corre!

Dani fue directo hacia esa mujer, tratando de quitarle el arma. Por más que él me dijera que me fuera, algo me impedía hacerlo; me quedé inmóvil ante aquel suceso.

—Rebeca, suelta el arma —dijo mientras forcejeaba con ella.

—¡No lo haré!

—¡Lili, sal de aquí! —Gritó volteando a verme.

Antes de que pudiera hacer algo, sólo pude escuchar un sonido que me heló la sangre y me hizo palidecer.

Entradas populares