No pude cuidar de ti.

—Eres tú...

Aún recuerdo la primera vez que di contigo. Mi abuelo había muerto así que andaba en busca de Kuchel para darle la noticia y de paso saber cómo estaba. Maldita la hora en la que entré a esa habitación para encontrarme con su cuerpo sin vida, aunque claro, no me habría percatado de no ser por tu ligera voz que me dio aviso; ni siquiera me había dado cuenta de que estabas ahí... ni siquiera sabía de tu existencia.


Cuánto tiempo te dejé sola, Kuchel.

Un mocoso sin emociones que estaba al borde de la muerte, eso fue todo lo que Kuchel dejó para mí. Constantemente me preguntaba a mí mismo si hice bien en no dejarte morir, mi alma aún no estaba tan rota cómo para hacerlo, pero siempre me cuestioné sobre la decisión que tomé y ahora veo... ahora entiendo que hice bien...

—Regresa a la base, déjame esto a mí —le dijiste al soldado que te acompañaba para que se retirara.


¿Acaso piensas matarme sin tener testigo alguno?


Lo último que esperaba era que en mis últimos momentos de vida terminara entablando una conversación contigo. Ni siquiera imaginé que en algún momento nos volveríamos a ver, ¡qué estúpida broma me ha jugado el destino! Ahora el mocoso que aprendió a usar un cuchillo gracias a mí está a punto de hacerme partir.

—No hay manera de que te quedes aquí a esperar tu muerte, ¿no tienes una mejor excusa?

Vaya pregunta que me has hecho, ¿acaso quieres seguir retrasando mi muerte? No cabe duda de que aún sigues siendo el mismo idiota sin emociones de siempre.

—¡Kenny!

—Aún no quiero morir —respondí por fin mientras los recuerdos de mi vida volvían a mí—. Ahora que lo pienso... entiendo por qué él hizo algo cómo eso.

—¿De qué estás hablando?

—Alcohol, mujeres, incluso pretender ser Dios; la familia, el rey, los sueños, los hijos, el poder... al final todos necesitamos embriagarnos de algo para salir adelante, todos somos esclavos de algo... incluso él lo fue...

Sí, Uri también fue un esclavo y su recuerdo aún sigue presente en mí. Me pregunto, si en algún momento te hubiera buscado y llevado con él, hubieras tenido una mejor vida que la que yo te pude ofrecer. Uri fue una buena persona, tal vez... tal vez hubiera sido un buen padre para ti...

—Kenny —me tomaste de los hombros haciendo que me recargará sobre el árbol que estaba detrás de mí dónde yacía sentado—. ¿Quién eras tú para mi madre?

No pude evitar sonreír, las fuerzas me faltaban para soltar una carcajada cómo se debe. ¿Qué clase de pregunta era esa? No... ahora lo recuerdo... nunca te dije la verdad, ¿cierto? Tan sólo sabías que era un conocido.


¿Nunca fuiste capaz de darte cuenta por ti mismo?


—Idiota. Ella era... yo sólo era su hermano mayor.

Me miraste con sorpresa, tal vez no era la respuesta que esperabas... o tal vez sí lo era... no lo sé, nunca pude averiguar lo que pensabas.

—Entonces por qué... ¡¿por qué me dejaste en aquél entonces?!

—Porque yo... yo era incapaz de ser un padre...

No podía ser tu padre... no podía serlo... no podía ser capaz de cuidar bien de mí mismo ¿y esperabas que lo hiciera contigo?

No podía abandonarte a tu suerte en el estado en el que te encontré pues no tenía el valor para hacerlo, además eras, o bueno, eres parte de mi familia... el único recuerdo de Kuchel que me queda.

Eras sólo un mocoso desnutrido que fácilmente hubiera muerto en el subterráneo, es por eso que decidí educarte a mi manera con lo único que podía enseñarte para que sobrevivieras a las calles y cuando vi que ya eras capaz de valerte por ti mismo fue que decidí alejarme para que tu alma no se rompiera igual que la mía.

Parece hipocresía pues hasta hace unos días te disparaba sin piedad alguna. Supongo que fue porque una parte de mí se negaba a creer que fueras aquél mocoso que una vez crié además de que era mi misión exterminar al enemigo y tú eras parte de él.

Las ganas de toser me ganaron y terminé escupiendo sangre en el proceso y sin querer lo hice manchando una de tus mejillas. No sé si la expresión que pusiste fue de asco, sorpresa o preocupación.

Antes de que dijeras algo te entregué la jeringa con el suero de titán que pretendía utilizar. Ya es demasiado tarde para mí y sé que encontrarás un mejor uso para él.

—Kenny...

Qué curioso, me pareció escuchar tu voz con el mismo tono con el que te escuché por primera vez.

—¿Kenny?

Ya no tengo fuerzas para responder. Al parecer el día de mi muerte ha llegado por fin.

—Dijiste... ¡dijiste que aún no querías morir!

Y no quiero, pero no siempre uno obtiene lo que desea y algún día lo habrás de aprender.

—¿Por qué no me lo dijiste antes? Creí... creí que en verdad eras mi padre y que hice algo mal para que me hayas abandonado. ¿Por qué no me dijiste desde el principio? —Sujetabas con fuerza mis brazos cómo si estuvieras evitando que me marchara—. Nunca... nunca te agradecí por no haberme dejado morir...

Levi... no cabe duda de que sigues siendo el mocoso de siempre.

—Adiós, Kenny...

Adiós, Levi. Estoy seguro de que en algún momento nos volveremos a reencontrar y discúlpame por no haber podido ser un padre ejemplar...


Fin.


Disponible también en:

Wattpad 

Ao3

Entradas populares