La nostalgia de la pérdida | Capítulo 02.
La promesa de un comandante
—Sin importar qué o quién...
Hange soltó un gran suspiro mientras las lágrimas comenzaban a resbalar por sus mejillas. Estaba destrozada, aquella fortaleza que había mostrado frente a los muchachos había desaparecido cuando entró a la habitación para despedirse de Erwin.
¿De verdad había muerto?
—¿Cuántas vidas sacrificaste para esto? —Dijo para sentarse en un extremo de la cama para bajar la cabeza mientras llevaba una mano sobre esta—. ¿Por qué tuviste que morir tú también?
Recuperar el muro fue la misión más trágica que habían tenido. Sabían que se estaban enfrentando a un gran enemigo, que incluso muchos de ellos no regresarían con vida al Distrito, pero esto fue más allá de lo que se hubieran imaginado; de tantos soldados que se encaminaron al muro solamente nueve habían sobrevivido.
¿Cuántas muertes había visto hasta ese momento?
Ese día perdió a lo único que le quedaba de su escuadrón y a su único confidente también. Lo había perdido, lo vio morir con sus propios ojos y no pudo hacer nada al respecto.
—¡Hange!
Tras la explosión que Bertholdt ocasionó al convertirse en el titán colosal, Moblit la había empujado para que cayera dentro de un pozo, dando su vida para que ella se salvara.
—¡Moblit!
Presenció todo en cámara lenta, cómo la única persona que le quedaba perdía la vida frente a sus ojos mientras una piedra golpeaba sus gafas cuando caía dentro del pozo. Moblit perdió la vida mientras ella sólo perdió un ojo.
¿Por qué demonios no murió también?
Con ayuda de una lanza-truenos pudo salir del pozo para toparse con todo el lugar destruido. Por más que quiso tener una luz de esperanza fue en vano, Moblit se había ido y con él sus ganas de seguir viviendo.
Entonces, ¿por qué siguió adelante?
Se guió de los golpes que escuchaba para dar con los muchachos y ayudarlos a derrotar a Reiner, pero al final Zeke apareció con el titán carreta para llevárselo.
—Entonces así terminó todo. —Dijo al ver tanto a Armin como a Erwin al borde de la muerte.
Sintió una gran tranquilidad cuando vio que Levi permanecía con vida, pero al ver a Erwin esa tranquilidad se esfumó de inmediato. Debían salvarlo, tenían el suero de titán y tenían a Bertholdt, debían actuar de inmediato.
—¡No!
Mikasa y Eren se habían puesto a la defensiva pues querían que sea Armin el que permaneciera con vida. Floch detuvo a Eren mientras ella sujetaba a Mikasa abrazándola por la espalda; no podía tranquilizarla pues estaba a punto de ver cómo dejaban que su amigo perdiera la vida frente a sus ojos.
Justo como ella también vio morir a Moblit.
—Yo también quiero que vuelvan, cada uno de ellos... —dijo abrazando con fuerza a Mikasa—. Desde que me uní a la legión, han habido cientos de despedidas. Pero lo entiendes, ¿verdad? Sin importar qué o quién, la vida y la muerte siempre nos separarán.
Los recuerdos de todas las personas que había perdido invadieron su mente. Jamás pudo perdonarse por haber perdido su escuadrón y en esos momentos se odiaba a sí misma por haber sobrevivido y no evitar que Moblit muriera. Pero, aún podían salvar a Erwin, tenían esa posibilidad en sus manos y la legión más que nunca necesitaba de su comandante, ¿verdad?
Entonces, ¿por qué no lo hicieron?
Levi se dirigió a donde todos estaban y cargaba consigo el cuerpo agonizante de Erwin. Hange permaneció en silencio, las palabras no le salían de la boca a pesar de que quería preguntarle a Levi el por qué de su decisión; más aún, quería saber si lo que había hecho era lo correcto pues la legión ahora se había quedado sin su líder.
—Ahora tú eres la comandante —dijo cubriendo el cuerpo sin vida de Erwin con su capa—. Él te había nombrado como su sucesora así que asumirás el puesto desde ahora.
—No puedo hacerlo.
—Claro que puedes, esos chicos te necesitan así que...
—Levi, no puedo hacerlo —dijo con la voz entrecortada—. No pude proteger a mi escuadrón ¿y quieres que dirija a la legión?
—Sólo son ellos siete.
—No pude proteger a cuatro —respondió mientras las lágrimas empezaban a resbalar por su mejilla.
—Hange...
—Te dejaré solo para que te despidas —dijo para salir de la habitación que los dos habían arreglado para Erwin.
¿Dejarlo morir fue lo correcto?
—¿Por qué nombraste comandante a alguien como yo? —Hange secó sus lágrimas y dejó una de sus manos sobre el vendaje que cubría el ojo que había perdido—. Creí que asumiría el puesto de la misma manera que tú lo hiciste: cuando renunciaras.
Hange se puso de pie y se dirigió hacia el pequeño mueble que había a un lado de la cama. En él había un florero que Levi y ella habían llenado con algunas flores que encontraron afuera de aquella casa.
—A pesar de las pérdidas, debemos seguir avanzando, ¿cierto? —Se volteó para ver el cuerpo sin vida de Erwin—. Cuida de mi escuadrón y dile a Moblit que lo siento —dijo para romper en llanto nuevamente—. Entregaré mi corazón... todos los sacrificios fueron para este momento.
Hange cayó de rodillas frente a la cama, completamente destrozada. Secó sus lágrimas y llevó su mano temblando hacia su corazón para hacer el saludo militar mientras soltaba un gran suspiro para poder hablar.
—Te prometo, Erwin, que voy a hacer todo lo que esté en mis manos para dirigir a la legión y ser un buen líder que cómo tú lo fuiste. Te prometo que ayudaré a la humanidad a recuperar su libertad.
Fue el juramento de un soldado que en ese momento se convirtió en comandante. Un juramento que pronunció antes de desplomarse nuevamente en un llanto inminente.

🌸 Cap. 03

