Jueves

—¿Cómo me veo? —Me pregunta Emi viéndose al espejo.

—Te ves hermosa, como una princesa.

—Estoy nerviosa Hell.

—Todo saldrá bien, tan sólo debes respirar profundo y dejar que todo fluya.

—¿Estoy haciendo lo correcto?

—Mario es el amor de tu vida, claro que estás haciendo lo correcto. ¿Acaso estás dudando?

—No, lo que pasa es que los nervios me están volviendo loca.

—Emi todo saldrá bien —le digo mientras le doy un abrazo—. Estoy muy orgullosa de ti.

—Y yo de ti Hell. Siempre imaginé que este día llegaría y que mi mejor amiga estaría conmigo como mi dama de honor.

—¿Y ella no llegó?

—Muy graciosa Helena. Gracias por estar conmigo.

—Al contrario Emi, gracias a ti por no abandonarme nunca.

Hoy es el gran día, Emily y Mario se casarán finalmente. Sin embargo, como los dos planearon rápidamente su boda, la única fecha disponible era en jueves (algo completamente inusual), pero terminaron por aceptarlo y ahora aquí estamos.

Emily me pidió ser su dama de honor y Mario le pidió a Javier que sea el padrino de boda, así que los cuatro estaremos cerca en el altar.

—Te ves bellísima Emily —dice Javi entrando a la habitación.

—Muchas gracias Javi, creo que es lo más lindo que me has podido decir —le contesta Emi sonriendo.

—Helena, me gustaría hablar contigo —me dice Javi señalando la puerta.

—Claro. Nos vemos ahí —le digo a Emily dándole otro abrazo para salir de la habitación—. ¿Qué pasa Javi? —Le pregunto un poco extrañada.

—Helena, no sé si te acuerdas pero, en tu cumpleaños te hice una pregunta que nunca me contestaste.

—Javi yo, lo siento, pero no recuerdo.

—Te pregunté que si querías ser mi novia ¿recuerdas?

—Sí, ya recordé.

—Me dijiste que tenías miedo de tener una relación pero nunca me dijiste el por qué.

—¿Y eso es lo que quieres saber?

—Si no es mucha molestia.

—De acuerdo. Te dije que tenía miedo de iniciar una relación porque temía no ser lo que tú mereces.

—¿De qué hablas?

—Javi eres médico cirujano y yo una simple guía de turistas. Tienes a millones de chicas atrás de ti y mejores que yo, ¿por qué razón te fijarías en mí y más ahora con todo lo que ha pasado?

—Porque tú no eres como las demás y porque desde que te conocí no has dejado de estar en mis pensamientos y en mi corazón.

—¿De verdad? O sea que después de todo este tiempo, ¿aún sientes algo por mí?

—Nunca dejé de hacerlo y creo que nunca lo haré —me dice sonriendo.

—No sé qué decir.

—Sólo responde, ¿te gustaría ser mi novia? —Me pregunta tomándome de la mano—. Te prometo que seré un buen padre para tu hijo o hija.

—De eso no me cabe la menor duda, pero no lo sé, tengo muchas cosas que pensar y más ahora con la llegada de mi bebé.

—Lo sé y por eso quiero que me aceptes, al igual que tú, espero con muchas ansias la llegada de ese angelito y quiero ser alguien en la vida de él o ella.

—Pero ya lo eres, desde el momento en que decidiste salvarle la vida —le digo tomándolo de la mano.

—Helena, te amo.

Javi se acerca lentamente a mí, con una de sus manos acaricia mi mejilla y me da un beso en los labios, un beso que desde hace mucho tiempo nos debimos dar. Yo tan solo le sonrío y le doy un abrazo mientras una lágrima recorre mi mejilla.

—Helena, ¿te gustaría ser mi novia? —Me pregunta secando la lágrima de mi mejilla con su mano.

—Te responderé esa pregunta mañana, ¿de acuerdo?

—¿Qué? ¿Por qué? —Me pregunta sorprendido.

—Porque hay una boda que nos espera.

Emily se ve bellísima y de Mario ni hablar, se ve muy atractivo. Ambos son la pareja perfecta y me llena de mucha felicidad saber que por fin podrán estar juntos para siempre. La boda marcha bien a pesar de todos los nervios que se sentían al inicio, sin embargo, creo que los nervios que yo sentí no se comparan a los de ellos dos.

—¿Te sientes bien? —Me pregunta Javi en voz baja.

—Sí, es sólo que me duele la espalda —le respondo—. Creo que el vestido me queda un poco ajustado después de todo.

Emily Estrella, ¿aceptas a Mario Uicab como tu futuro esposo?

¿Segura que estás bien? —Me pregunta Javi insistente.

—Sí, estoy bien. Tranquilízate Javi, no pasa nada.

Mario Uicab, ¿aceptas a Emily Estrella como tu futura esposa?

—¿Helena?

—De acuerdo, tengo dolor y muchas náuseas... creo que voy a vomitar —le digo a Javi, un poco mareada.

—¿Qué? No, tranquila Hell, inhala, exhala... —me dice nervioso—. ¿Te consigo una bolsa?

—No, tan solo dame el agua que está en mi bolso, por favor.

—De acuerdo, tranquila. Ten —me dice dándome la botella de agua.

—Javier —le digo tomándolo de la mano.

—¿Sí?

—Creo que en realidad no quiero vomitar.

—¿Qué?

Por el poder que me confiere la iglesia, Emily y Mario, yo los declaro marido y...

—¡¡¡No!!!

—¿Qué está pasando? —Pregunta Emily asustada.

—¿Qué pasó? —Pregunta Mario preocupado.

—¿Helena? —Me pregunta Javi desesperado—. Helena ¿qué pasa?

Todos en la iglesia se me quedan viendo. Yo tan solo miro a Javier fijamente, con las manos temblorosas y la respiración entrecortada.

—¿Helena?

—Se me rompió la fuente...

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