El último show | Capítulo 18. Escalera.

—Debes aprender a controlarte cuando hablas por teléfono, nunca sabes si la otra persona te contesta de forma normal o por altavoz.

—Tú nunca contestas por altavoz —respondió Helena estirando los brazos hacia arriba—, todavía no entiendo porqué lo hiciste esta vez.

—¡Porque no creí que me salieras con una estupidez!

—Sólo trataba de cuidarte.

—Me humillaste en realidad.

—Pues perdón por haber arruinado tu noche de pasión con Rodri —comentó para subir las dos piernas en el sofá, donde estaba sentada, para cruzarlas—. Aunque, ahora que lo pienso, hace unas semanas ustedes dos no se cuidaron, ¿cierto?

—¿Podemos cambiar de tema?

—Está bien —dijo mientras rodaba los ojos para después esbozar una pequeña sonrisa—. Ven, siéntate a mi lado y cuéntame cómo te fue en tu cita.

—No fue como tal una cita pero, estuvo bien —tomó asiento a lado de Helena—. La cena estuvo muy rica y, dejando a un lado tu incómoda llamada, fue una buena velada.

—¿Por qué tengo el presentimiento de que pasó algo más? —Tomó las mejillas del contrario con una de sus manos haciendo que este la mirara a los ojos—. No puede ser, se besaron.

—¡¿Qué?! —Exclamó soltándose del agarre—. ¿Cómo es que...?

—Álvaro, pusiste la misma cara cuando me dijiste que él te había besado en el piano aquella vez.

—Eso pasó hace varios meses.

—Me es difícil olvidar las expresiones de los demás. Ahora dime, ¿le robaste el beso? ¿Te correspondió?

—En realidad, él fue el que me besó.

—Él... ¿él te robó el beso?

—Yo debí hacerlo, ¿cierto?

—¡Cállate! —Exclamó haciendo que el contrario la mirara con una expresión de sorpresa y confusión—. Esto es un poco más serio de lo que imaginé.

—¿De qué estás hablando?

—Álvaro, tú y yo tenemos qué hablar.


🐾

18. Escalera.

🐾


—¿Estás adelgazando?

—¿Disculpa? —Preguntó Alex con sorpresa ante el comentario de Rodri.

—Me da la ligera impresión de que estás bajando de peso.

—Bueno, es que me metí a un entrenamiento riguroso.

—¿Entrenamiento de qué o para qué?

—Esa es una excelente pregunta que te responderé en su momento.

—Alex —Rodri se acercó a la joven para poder susurrarle— ¿en qué te metiste ahora y porqué presiento que estás involucrando a Javier?

—Eres muy perspicaz, Rodrigo Septién, pero te aseguro que no es nada de lo que te tengas qué preocupar.

—Rodri —llamó Javier llegando hacia ellos—, en ensayo salió bien, ¿quieres que den otra ronda?

—No, todos son libres por hoy.

—Ya escucharon al jefe, disfruten su día libre.

—Si fuese día libre, no hubiesen venido a ensayar —comentó Helena acercándose al escenario donde estaban los demás—. Apresúrate a cambiarte, tenemos poco tiempo —le dijo a Pascu.

—¿Poco tiempo? —Preguntó Javier.

—Tenemos trabajo por hacer.

—Y nosotros también —comentó Alex saltando del escenario con su maleta colgando del brazo.

—Qué rápido fuiste por tus cosas —comentó Ramsés sentado desde las butacas de la primera fila— y eso que los camerinos están algo alejados del escenario.

—Me he vuelto mucho más ágil y veloz, hermano —respondió chasqueando los dedos—. Como sea, vámonos.

—Últimamente los dos están pasando mucho tiempo juntos, ¿no es así?

—¿Acaso estás celosa, Helena?

—¿Por qué lo estaría, Alex?

—Tú sabes muy bien el porqué —contestó haciendo que un leve sonrojo apareciera en las mejillas de la mayor—. Vámonos —dijo jalando a Javier de una de sus muñecas.

—De acuerdo, nos vemos.

—¿Tienes idea de qué se traen esos dos? —Preguntó Rodri a Ramsés.

—Ninguno ha querido hablar.

—Ya estoy listo —anunció Pascu llegando hacia ellos con su maleta colgando del brazo.

—Bien. Nosotros igual nos vamos, muchachos.

—¿Acaso vas a sobreexplotarlo, Helena? —Preguntó Ramsés con curiosidad.

—Algo así. Le conseguí un nuevo proyecto y ahora mismo iremos a ver a los productores.

—Y tenemos el tiempo metido —añadió Pascu—. Hasta mañana.

—Adiós —respondieron ambos observando como Pascu y Helena abandonaban el teatro.

—Bueno, Rodri, ¿te parece que vayamos a comer? Yo invito. ¿Rodri? —Ramsés se levantó de la butaca para acercarse a su amigo—. ¡Hey! —Exclamó chasqueando los dedos frente a los ojos del contrario.

—¿Qué?

—Te fuiste por un momento. Te pregunté si querías ir a comer.

—Sí, claro.

—¿Y ahora qué te pasa?

—Nada, ¿por qué? —Ramsés se le quedó viendo alzando una de sus cejas—. Bueno... sólo me llamó la atención lo que dijo Helena.

—¿Sobre el proyecto que consiguió?

—Es demasiado pronto para que esté buscando otros proyectos, ¿no?

—Las temporadas teatrales terminan en un abrir y cerrar de ojos y lo sabes, es normal que ella esté buscando llenar la agenda de Pascu para que siga trabajando una vez que se terminen las funciones. A decir verdad, Helena ya se había tardado en hacerlo.

—¿Por qué lo dices?

—Cuando ocurrió todo el problema de Alex, el elenco ya tenía nuevos proyectos pero él no. Tal vez fue coincidencia o simplemente no quería tener pendientes pero ya era hora de que algo apareciera para él, después de todo su carrera despegó mucho y aún sigue creciendo, no me sorprendería que le apareciera un proyecto al otro lado del mundo.

—Necesito dormir —dijo Pascu dejándose caer sobre el sofá.

—Primero date un baño y después duermes todo lo que quieras.

—Para mamá consentidora sí estás buena.

—Cierra la boca —respondió haciendo que el contrario soltara una pequeña risa—. Oye, ¿has pensado en lo que te dije?

—En eso estoy —soltó un suspiro para reincorporarse sentándose en el sofá—. Es complicado.

—Lo sé, pero hace un par de horas hablamos con esos productores y poco a poco van a ir apareciendo más, ya deberías empezar a considerar una opción.

—Me pusiste entre la espada y la pared.

—No era mi intención hacerlo, sabes que te apoyo en todo lo que decidas, pero como tu representante necesitaba hacerte ver esto de manera objetiva, sobre todo por lo que está llegando.

—¿De verdad tengo que tomar una decisión antes de que termine la temporada?

—Es lo más recomendable, aunque igual todo depende de lo que yo logre conseguir.

—¿Qué tan segura estás de poder lograrlo?

—En estos momentos, estoy en un cincuenta por ciento. —Soltó una risa nerviosa—. No creí que estarías en este dilema ahora mismo, o bueno, estaríamos porque igual a mí me compete.

—Más a mí que a ti —suspiró para ponerse de pie—. Haré todo lo posible por tomar pronto una decisión.

—De acuerdo, ahora ve a darte un...

Helena fue interrumpida por el tono de llamada del celular de Pascu.

—Es Rodri —dijo viendo la pantalla de su teléfono para contestar—. Bueno.

¿Álvaro?

—Sí, ¿qué pasa?

Nada, es decir... quería hablar...

—Seguro, por algo llamaste —dijo esbozando una sonrisa—. A ver, dime.

Te veo mañana en la plaza comercial a las nueve de la mañana —dijo terminando con la llamada.

—¿Qué pasó? —Preguntó Helena.

—Creo que me citó.

En la entrada de la plaza comercial de la ciudad se encontraba Rodri hecho todo un caos en su mente. Había llamado a Pascu impulsivamente, las ganas de saber sobre aquél proyecto lo estaban consumiendo pero una parte de él no quería preguntarle nada al actor y ahora se estaba debatiendo sobre qué decirle respecto a aquella cita sin motivo a la que le invitó.

<<Tonterías. Es mejor irme ahora que no ha llegado e inventarle cualquier cosa por mensaje>>, pensó para darse la vuelta sin imaginar que teminaría encontrándose con el rostro del contrario.

—Buenos días, Rodri.

—Álvaro...

—¿Qué pasa? Parece como si hubieses visto a un fantasma.

—No, solo me asustaste, es decir... llegaste puntual.

—Eso creo. ¿Ya desayunaste? —El contrario negó con la cabeza—. Vayamos a comer algo entonces.

Ambos entraron a la plaza y se dirigieron a uno de los locales de comida para que pudieran desayunar y, aquella tensión que Rodri tenía, desapareció casi de inmediato pues una plática casual empezó a fluir entre los dos tranquilizándolo un poco. Sin embargo, más temprano que tarde la curiosidad nuevamente empezó a invadirlo a tal grado de que ya no se pudo resistir.

—Entonces, ya tienes un nuevo proyecto, ¿cierto?

—¿Qué?

—Con la entrevista que tuviste ayer, supongo que todo salió bien.

—Sí, algo así.

—¿Es una obra?

—No, en realidad es un comercial —respondió para tomar un poco de su bebida—. Las grabaciones se harán en Barcelona terminando la temporada de "el cielo en tu mirada."

—Ya veo. Creí que te había aparecido alguna obra o algo así.

—Tengo algunas propuestas pero, aún no estoy convencido de aceptar.

—¿Por qué? ¿No son buenas?

—No es eso —sonrió de medio lado—. Todas son en América y no sé si quiero viajar hasta ahí. —Tras su respuesta un pequeño silencio se hizo presente entre los dos—. ¿Qué hay de ti? ¿Qué tienes pensado hacer después de la temporada?

—Aún no lo sé. Javier y yo no tenemos otro proyecto así que es probable que me tome un descanso.

—¿Entonces sí me harás caso? —Preguntó sorprendido—. Creí que habías dicho que no necesitabas descansar en lo absoluto y ahora me sales con esto, eso quiere decir que tenía razón, ¿verdad?

—No —fijó su vista en su taza de café—. Bueno, puede que sí hayas tenido algo de razón —alzó la mirada hacia él para esbozar una sonrisa de medio lado—; me tomaré ese descanso que me sugeriste aquella vez.

Después de unos minutos, pidieron la cuenta y dieron una vuelta por la plaza para aprovechar y hacer unas cuantas compras, sin imaginarse la sorpresa con la que se encontrarían al salir de la misma.

—Esta lluvia no estaba pronosticada.

—Y ninguno de los dos trajo un paraguas.

—Será mejor darnos prisa antes de que aumente la intensidad —dijo Pascu para tomar el barandal de las escaleras y comenzar a bajar los escalones.

Habían logrado bajar el primer tramo cuando la lluvia arreció, por lo que ambos comenzaron a correr para bajar el siguiente tramo de escalones y, casi al final, Pascu resbaló siendo Rodri quien lo tomó del brazo para jalarlo hacia él y así evitar que cayera.

—Ten más cuidado.

—Lo siento.

Ambos se vieron fijamente dándose cuenta de que se tenían agarrados de los brazos y con un mínimo tramo de distancia entre sus cuerpos y sus rostros.

—Aléjate un poco —pidió Rodri con un leve rubor en las mejillas.

—¿Te incomoda más mi cercanía que todo el agua que nos está empapando?

—Ambos invaden mi espacio —respondió haciendo reír al contrario.

—Rodri, tengo cierta curiosidad sobre algo.

—¿No podías esperar un mejor momento?

—¿Por qué me citaste? —Rodri lo miró con cierta sorpresa—. ¿Y bien?

—Fue... por nada en específico.

Poco a poco Pascu fue acercando más su rostro al de Rodri y antes de poder besar sus labios, el contrario bajó rápidamente la mirada empujándolo para poder alejarse de él.

—¿Qué estás haciendo, idiota? Estamos en público—reclamó Rodri ruborizado.

—No creo que nos estén prestando atención con esta lluvia.

—No se trata de eso —frotó su rostro con sus manos para luego tomar el barandal—. Procura no enfermarte y no llegues tarde para la función de hoy —dijo para bajar los últimos cinco escalones que quedaban y marcharse, con el corazón latiendo a mil por hora, de aquél lugar.


🐇 Cap. 19

Entradas populares