Sonny

—¡Jaeger!

El grito desesperado de Erwin alertó, no solo al médico, sino a toda persona que en ese momento se encontraba en el hospital. Él y Levi llevaron a los futuros padres en su auto para internar a Moblit quien no había dejado de quejarse por el dolor de las contracciones; Mike y Nanaba los alcanzarían después ya que primero pasarían a la casa del matrimonio para recoger la maleta de emergencia que habían preparado para el gran día, mientras que el resto de sus amigos permanecieron en el hogar de Erwin para terminar de limpiar lo que quedó de la fiesta.

Con mucho cuidado colocaron a Moblit en una silla de ruedas que los ayudó a transportarlo hacia la habitación donde estaría a la espera de su cesárea. Tras una minuciosa revisión, Grisha confirmó que el profesor aún no había entrado en labor de parto, por lo que en las próximas horas los enfermeros lo estarían monitoreando hasta que llegara el momento de ayudar a Sonny a nacer.

—¿Es normal que tenga esas contracciones? —preguntó Levi al tiempo que ayudaba a Moblit a sentarse en la cama.

—Sí, aunque no esté en trabajo de parto, rompió la memebrana y el movimiento constante del bebé es lo que le está ocasionando el dolor. Es algo normal, ese pequeño ya no quiere estar en resguardo.

—¿Y si me ayudas un poco con el dolor? —pidió el futuro padre, con la voz entrecortada, a Grisha—. ¿Puedes ponerme epidural?

—Seguro, pero de una vez mentalízate para los dolores intensos que vendrán una vez que entres en labor.

—¿Y en cuánto tiempo será eso?

—Veinticuatro horas a lo mucho —respondió mientras preparaba una jeringa con la anestesia—, todo depende de qué tan rápido Sonny quiera nacer.

—¿Y si no estra en labor de parto después de ese tiempo?

La pregunta de Levi inquietó a Moblit quien de inmediato miró al médico con cierto temor ya que no había llegado a considerar esa posibilidad.

—Si ese fuera el caso, tendremos que inducir el parto.

Mientras Grisha suministraba el epidural a Moblit, en la recepción del hospital Hange se encontraba realizando el papeleo correspondiente al ingreso de su esposo, todavía no se le pasaba el shock de haberlo encontrado aferrado a Levi por el dolor y estaba segura de que su presión arterial estaba alta por el dolor de cabeza que tenía y el ardor en los ojos que le impedía ver con claridad pese a tener sus anteojos.

—Deberías dejar que Grisha te revise —comentó Erwin al colocarse a su lado, sujetando una botella de agua en sus manos.

—Estoy bien, solo necesito respirar.

—No te sobreexijas.

—Moblit me necesita, está claro que debo hacerlo.

—No servirá de nada si desfalleces antes de que llegue el momento —dijo al tiempo que la mujer le entregaba los documentos del registro a la enfermera de recepción—. Estarás aquí varias horas, no pierdes nada con hacerte un chequeo antes de entrar a la habitación.

—Pero…

—Levi está con él, eso es suficiente para saber que está en buenas manos, así que vamos, te haré compañía mientras tanto.

—¿De verdad estás preocupado por mí o solo estás evitando quedarte a solas con Levi? —preguntó Hange después de permanecer observando a Erwin fijamente por algunos segundos.

—¿Qué te hace pensar que haría eso?

—Marlene y yo nos dimos cuenta de que se molestó contigo por cómo estabas tratando a Marie en la fiesta y camino aquí ninguno de los dos cruzó palabras. —Cruzó los brazos en espera de alguna respuesta, pero en su lugar recibió solo el silencio del mayor—. Eres un cobarde, Smith.

—Tú sabes cómo es él.

—Por eso mismo deberías ir y arreglar las cosas.

—No va a prestarme atención.

—Si lo intentas, tal vez lo haga. Sé que no le gusta hablar sobre Marie, pero…

—No es por ella que no va a escucharme —aclaró para esbozar una sonrisa de medio lado—. Ha esperado con ansias la llegada de Sonny y en estos momentos no va a desviar su atención de Moblit. Aunque lo niegue, es su mejor amigo y no le hará caso a nadie más que a él y a lo que pueda necesitar hasta la llegada del bebé.

Cuatro horas habían pasado desde el ingreso de Moblit al hospital, aún no mostraba señales de entrar en labor y el efecto del epidural ya había pasado, sintiendo nuevamente el dolor de las contracciones, aunque esta vez la preocupación por no poder dar a la luz era lo que lo tenía mal; aunque aún quedaban varias horas del margen que Grisha les informó, el temor constante de que algo pudiera salir mal había conseguido robarle varias lágrimas al doncel.

—Deberías ir a dormir, Hange.

—No quiero perderme el nacimiento de nuestro bebé —respondió, acariciando con su pulgar los nudillos de la mano de su esposo que mantenía sujeta.

—¿Y si no lo logra? ¿Y si no puedo ayudarlo a nacer?

—Moblit…

—Tengo miedo, Hange.

—Yo también, pero apenas han pasado cuatro horas, todavía hay tiempo.

—No lo sé, tengo un mal presentimiento. —Bajó la mirada hacia su barriga—. No quiero que me induzcan el parto.

—Oye —tomó a su esposo del mentón para girar su cabeza con delicadeza en su dirección—, Sonny y tú estarán bien, te prometo que no será necesaria ninguna intervención.

—Disculpen la interrupción —dijo una enfermera al entrar a la habitación—, vine a revisar el estado del paciente.

Los dos asintieron para dejar a la enfermera trabajar. No volvieron a tocar el tema, en su lugar trataron de distraerse hablando de asuntos sin relevancia y escuchando una que otra anécdota de Mike quien había llegado al hospital junto a Nanaba treinta minutos después del ingreso.

Las horas fueron pasando hasta que dieron las siete de la mañana. Erwin y Mike salieron a comprar algunos cafés, dejando a Nanaba y Levi durmiendo en el pequeño sofá que se encontraba en la habitación; Moblit tenía los ojos cerrados, tratando de enfocar su atención en la música que escuchaba a través de los auriculares que Hange le había puesto, la mujer sabía que de esa manera podría distraer a su esposo para que no la escuchara hablar.

—Sonny —susurró a la barriga del ojimiel—, sé que quieres conocer el mundo, nosotros también ya queremos tenerte a nuestro lado, pero para que eso pase tienes que ayudar a tu padre. Rompiste la fuente y eso fue un gran avance, pero para que puedas salir, tienes que obligar a Moblit a entrar en labor.

Hange colocó una de sus manos sobre aquella pancita, asegurándose de que su esposo siguiera inmerso en su distracción.

—Esto es un trabajo en equipo y la única manera en la que pueda convencer a tu padre de que todo saldrá bien, es que tú lo ayudes. Por favor, titancito, yo sé que puedes nacer.

Una hora más tarde, como si el mismo Sonny hubiera hecho caso a la petición de su madre, Moblit comenzó su trabajo de parto.

・⚘๑│08:30 am│๑⚘・

Nanaba ayudó al ojimiel con sus ejercicios de respiración, ella era la única del grupo que había pasado por un parto, así que sabía exactamente lo que su amigo necesitaba basándose en su experiencia y en las expresiones que Moblit dejaba ver ante las contracciones.

・⚘๑│09:50 am│๑⚘・

Maldiciendo internamente por no haber acatado la advertencia de Grisha, el futuro padre se aferraba con fuerza de la cama ante el dolor que con cada minuto aumentaba su intensidad. En sus palabras era como si lo golpearan con un pesado bate de béisbol hecho de metal, aunque las respiraciones lo ayudaban a sobrellevarlo, pidió a todos que no se le acercaran porque estaba seguro de que las contracciones lo podrían enloquecer.

・⚘๑│10:25 am│๑⚘・

—Ponme triple dosis del maldito epidural.

—Sabes que no puedo hacer eso —respondió Grisha con calma, contrastando el estado alterado de Moblit—. Con una dosis será suficiente.

—El dolor me está matando.

—No puedo suministrarte más de lo debido, sería contraproducente para el bebé.

—¡Entonces haz algo para que pare! —Sujetó a Grisha con fuerza del brazo al tiempo que una contracción se hizo presente.

・⚘๑│10:47 am│๑⚘・

La ira de Moblit provocada por los espasmos constantes lo volvió una persona desconocida para sus amigos, pero su estado actual no se comparaba al de Hange quien parecía una científica loca con el alboroto de su cabello, producto de su estrés ante los síntomas percibidos por el síndrome de Couvade, ni siquiera Mike con su experiencia pudo hacer algo para ayudarla ya que su actitud estaba igual de insoportable que el de Moblit.

—¡Tienes que respirar para que el dolor se te pase!

—¡Estoy respirando, Hange!

—No lo parece.

—¿Y qué quieres que haga?

—¡Inhala, exhala!

—¡Inhalo, exhalo!

Los gritos de ambos por tratar de ayudarse mutuamente alarmaron a los enfermeros quien llegaban corriendo a la habitación para ver qué ocurría, siendo detenidos por Erwin y Levi quienes les explicaban pacientemente que aquel matrimonio estaba siendo víctima de la ansiedad preparto.

・⚘๑│11:18 am│๑⚘・

—Es hora.

Esas palabras fueron suficientes para que el humor de la pareja transitara del enojo al pánico. Mientras alistaban a Moblit para llevarlo al quirófano, Hange fue guiada a la sala de esterilización para que se cambiara con el traje quirúrgico que le permitiría entrar con Grisha para acompañar a su esposo en el parto.

Al recibir la noticia, Levi le pidió a uno de los enfermeros que grabara y de ser posible fotografiara el nacimiento de Sonny con la cámara profesional que Mike le hizo el favor de llevar al hospital, a su vez Nanaba y Erwin se dedicaron a llamar por teléfono al resto de sus amigos para avisarles sobre la intervención quirúrgica, ya que habían quedado con el pendiente desde la mañana.

・⚘๑│11:30 am│๑⚘・

—Hola.

—Hola.

Al ingresar a la sala de partos, Hange sujetó con fuerza la mano que Moblit le extendió. Ambos estaban nerviosos y aterrados a la vez, por fin había llegado el momento que tanto esperaban durante los últimos ocho meses y pese a haberse informado al respecto por varias fuentes, nada se comparaba con la experiencia que estaban viviendo por sí mismos.

—¿Están listos? —preguntó Grisha quien tenía los dos brazos levantados a la altura de sus ojos, cubiertos con un par de guantes esterilizados.

La pareja cruzó miradas para dedicarse una sonrisa, aunque la de Hange estaba escondida tras el cubrebocas que portaba. Aferrándose al agarre de sus manos, los dos asintieron con la cabeza para indicarle a Grisha que ya estaban listos.

・⚘๑│12:30 pm│๑⚘・

El llanto de Sonny resonó en el quirófano anunciando su llegada al mundo.

Con las manos temblándole por la emoción del suceso, Hange tomó las tijeras que una enfermera le extendió para que pudiera cortar el cordón umbilical que conectaba al bebé con su padre. Mientras Grisha se aseguraba de extraer toda la placenta de Moblit, un par de enfermeros revisaron a Sonny para tomar nota de su registro, limpiándolo de los fluidos para después envolverlo en una tela de seda para entregarlo a sus padres quienes.

—Muchas felicidades.

Con cuidado entregaron a Sonny a los brazos de Moblit, cuyo contacto fue suficiente para tranquilizar su llanto. La pareja se vio a los ojos para sonreírse y juntar sus frentes, sosteniendo entre ambos el pequeño cuerpo de su bebé.

—Te dije que todo saldría bien —mencionó Hange antes de besar la frente de su esposo.

—Ya está aquí —dijo al tiempo que la mujer le limpiaba la lágrima que resbalaba por su mejilla—. Te amo, Hange.

—Yo te amo a ti.

Ambos volvieron a juntar sus frentes para bajar la mirada hacia su bebé.

—Bienvenida al mundo, pequeña Sonny.

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