¿Sabes quién soy?

Sujetando un termo de Xeno-Bucks con su mano derecha mientras revisaba algunos planos que se encontraban extendidos en la mesa del laboratorio del reino científico, esa fue la primera imagen del día que tuvo Ukyo y aunque ya sabía que Senku sería el primero en levantarse, aún se sorprendía de verlo trabajar desde muy temprano. Un mes había pasado ya desde el acuerdo que tuvieron con Xeno y Stanley y desde eso todos se dispusieron a trabajar de inmediato preparando los barcos con los que le darían la vuelta al mundo para ayudar a la civilización a terminar de reponerse.

Justo como el plan de la nave espacial para viajar a la luna, el reino científico fue dividido en varios equipos equilibrando las capacidades militares, científicas, artesanales y sociales para que pudieran emprender el viaje de exploración y reconstrucción de las ciudades a las que serían enviados; si bien gran parte de la civilización ya había sido despetrificada para el proyecto espacial, aún quedaban muchas personas por revivir y trabajo por hacer para que el mundo pudiera tener un completo despertar, siendo esta la nueva misión para todos y posiblemente la última también ya que Senku, con ayuda de Xeno, estaba dispuesto a restaurar todo en una sola jugada.

—Ya casi estamos listos —dijo observando el plano que tenía sobre la mesa.

—Sin embargo no te ves muy convencido de hacer este viaje —comentó Ukyo, recargando la espalda sobre el marco de entrada al laboratorio.

—¿Cuánto tiempo llevas ahí?

—Un par de minutos. No quise interrumpir tu concentración.

—Descuida, me acostumbré a estar rodeado de personas haciendo preguntas mientras trabajo bajo presión —respondió haciendo reír al contrario con su comentario—. Es extraño estar ahora en silencio, es extraño...

—¿Estar sin Gen? —Senku levantó la vista hacia él tras escuchar su pregunta—. De todos aquí, tú eres el único que pasaba gran parte del tiempo a su lado, debes extrañarlo.

—¿Extrañar a un mentiroso que no hacía más que quejarse del trabajo y en cada oportunidad que tenía me pedía que le hiciera una soda? —Llevó su termo a la boca para beber un poco del contenido antes de seguir—. Sí, supongo que hace falta su voz escandalosa en este lugar.

—No hay nadie más aquí, puedes ser sincero conmigo.

—¿Y qué es lo que esperas que te diga?

—Todo aquello que llevas reprimiendo desde el momento que lo petrificaste —se acercó a Senku colocándose a su lado izquierdo—. No estás convencido de hacer este viaje porque él no irá, cargas en la conciencia el hecho de haberlo petrificado y no te gusta emprender una nueva misión sin que esté él a tu lado, ¿cierto? —Senku permaneció en silencio—. Soy el único con el que puedes hablar sobre... —suspiró— ¿acaso ya no confías en mí para hacerlo?

—Te enteraste por accidente, de ser por mí nadie lo sabría y si tuviera que decirle a alguien, sería a Taiju.

—Eso dolió —se cruzó de brazos—, pero he mantenido el secreto todo este tiempo, así que debes agradecermelo.

—¿Agradecerte? Para empezar, ¿qué ganarías contándole a los demás?

—Demostrar que el gran Senku no es un ser sin sentimientos —respondió para dedicarle una pequeña sonrisa—. Está bien si no quieres hablar, no puedo obligarte a hacerlo. Enfoquémonos en la misión, traigamos a todos de vuelta y traigámoslo a él de vuelta.

—Ukyo —llamó al momento que el mencionado se dio la media vuelta para dirigirse a la salida—, gracias.

—¿El reino de las matemáticas? —Preguntó Sai con sorpresa y sin poder ocultar su emoción en los ojos que le brillaban con intensidad.

—Eres el único que debe hacerlo —respondió Xeno—, estando ahí podrás crear un imperio de programación y fundar la nueva cuna de las comunicaciones.

—El internet y la tecnología serán tuyos —mencionó Ryusui al tiempo que abrazaba a su hermano de medio lado—, la comunicación estable entre todo el mundo recaerá en ti.

—Tener una responsabilidad tan grande no es de mi agrado, pero como programador no puedo negarme —fijó su vista en Xeno—, crearé ese imperio y será el mejor.

—Ahora suenas igual a Xeno —comentó Senku acercándose a ellos—. Confiamos en ti, harás un buen trabajo.

—No los defraudaré.

—Entonces no perdamos más tiempo —exclamó Ryusui chasqueando los dedos—, terminemos de ajustar los últimos detalles para comenzar la restauración.

En las próximas semanas acabaron con los preparativos y cada equipo por fin estuvo listo para zarpar. Los cinco generales decidieron dividirse igual para liderar tres embarcaciones: Ukyo y Ryusui viajaría juntos acompañados de Chelsea y Sai; Tsukasa y Chrome viajarían con Hyoga y Homura; y Senku viajaría con Xeno, Stanley y Kohaku, cada equipo teniendo como objetivo un lugar estratégico del mundo para restaurar mientras las demás embarcaciones hacían lo propio con el resto de las ciudades.

—Senku —llamó Suika una noche antes de salir de viaje—, solo tú faltas en despedirte de él.

—¿Cómo sabes que aún no lo hago?

—Mirai y yo hemos sido las guardianas del refugio y sabemos quiénes han entrado a verlo. Si algo hemos aprendido es prestarle atención a todo.

—Me alegra que así haya sido. Dile a Mirai que vaya a pasar la noche con Tsukasa y tú ve a hacer lo mismo con Kohaku y Ruri, yo cuidaré el refugio esta noche.

—Pero Senku...

—Por favor —pidió a lo que la joven asintió tras soltar un suspiro.

Era la última noche que estarían todos en la aldea, así que decidieron hacer una pequeña fiesta de despedida para todos aquellos que irían a la misión y también para celebrar el cumpleaños de Senku quien bajó a celebrar con ellos por un rato ya que, pese a ser una fiesta para él, no se sentía con muchos ánimos de festejar, tan solo les agradeció el gesto y pidió disculpas por su retiro antes de ponerse de pie y dirigirse al refugio de la cascada que por esa noche Mirai y Suika no cuidarían, mismas con quiénes se sentía agradecido de haber cuidado a Gen todo ese tiempo, sobre todo Mirai quien decidió quedarse en la aldea para seguir custodiando el refugio mientras Suika y los demás partían a la misión de restauración.

Aquella cueva se sentía helada gracias a la cascada y a la brisa nocturna que la rodeaba, haciendo temblar las manos del científico quien tuvo que calentarlas con su aliento. Se adentró a ese refugio hasta que se encontró frente a frente con la estatua de Gen que aún vestía su característico manto color lila que Yuzuriha en más de una ocasión trató de sustituir por un manto más moderno, pero el mentalista se negó en todo momento a usar algo más mientras la civilización no era restaurada en su totalidad.

Dos meses y medio habían transcurrido desde la victoria contra el hombre del why y aquél juramento que Senku le hizo a Gen, el tiempo había pasado rápidamente pero para el científico aún era difícil asimilar que su compañero de trabajo, a quien llegó a considerar como un camarada, no estaba a su lado desvelándose con él mientras hacían experimentos o dibujaba nuevos planos de herramientas científicas que le terminaban impresionando.

—¿De verdad pasarás tu cumpleaños aquí? —Preguntó Taiju entrando al refugio junto con Yuzuriha.

—No soy de grandes fiestas.

—Sabemos bien que no, pero creímos que esta vez podría haber una excepción —la joven levantó la vista hacia Gen—, supongo que te hubiese gustado que estén todos.

—Pronto volverá todo el mundo, lo prometo.

Tras las palabras de Senku, ambos se acercaron a su amigo quien yacía de pie observando a Gen. Taiju le entregó una rebanada de pastel que Francois había hecho y Yuzuriha le colocó una bufanda de color verde con el diseño del cohete que había hecho para la bandera del reino científico, Senku solo se limitó a sonreír mientras los dos lo abrazaban, cada uno de un lado, agradeciéndoles por el gesto en silencio ya que para los tres ya no eran necesarias las palabras para expresar lo que sentían.

—Pide un deseo —le dijo Yuzuriha antes de alejarse de él y salir de la cueva junto con Taiju.

Senku observó el cohete que se encontraba en el lateral derecho de la bufanda que Yuzuriha le había dado, una pequeña nostalgia lo invadió al recordar cómo había iniciado toda esta aventura años atrás que, de no ser por sus dos amigos más preciados, no hubiera podido disfrutar. Fijó su vista en el trozo de pastel que le habían llevado y, aunque no creía en ese tipo de cosas, decidió hacerle caso a las palabras de su amiga, así que cerró los ojos mientras pensaba en qué pedir.

El deseo debe venir desde lo más profundo de tu corazón.”

Abrió los ojos y los posó en la estatua de Gen, el recuerdo de su voz se había sentido tan real que por un momento creyó que el mentalista había regresado, pero no era así. Tomó asiento sujetando con fuerza aquel pastel que miró con detenimiento por un par de minutos antes de cerrar los ojos una última vez.

.

—¿Disfrutando de un tiempo a solas con las estrellas? —Preguntó acercándose al joven científico quien se encontraba observando el cielo nocturno a través del telescopio del observatorio—. Hoy hace una linda noche, ¿cierto?

—Demasiadas estrellas en un cielo despejado, es algo que no me podía perder.

—Eres tal para cual con Byakuya.

—¿A qué te refieres? —Preguntó alejándose del telescopio para ver al mentalista a los ojos.

Por lo que nos contaste a todos, Byakuya tenía una gran pasión por el espacio, justo como tú, por eso luchó hasta el cansancio hasta convertirse en astronauta —se colocó junto al brazo derecho de Senku—, un ser testarudo dispuesto a todo con tal de cumplir su objetivo, justo como tú —giró la cabeza para ver al contrario—. Después de todo, eres más parecido a Byakuya de lo que crees.

—Él me crió y apoyó mi curiosidad por la ciencia —fijó su vista en el telescopio—, no fue mi padre biológico, pero...

—Para ti sí lo fue.

Nunca voy a dejar de estarle agradecido, lo único que puedo hacer es observar las estrellas por él hasta que consiga restaurar a toda la civilización.

—Lograrás hacerlo, más pronto de lo que te imaginas.

—Eso espero.

Un silencio se hizo entre ambos mientras mantenían la vista fija en el cielo, observando las estrellas que acompañaban a la luna en esa noche de tranquilidad.

—Hablemos de temas más entretenidos.

—¿Qué clase de temas son entretenidos para ti?

—La radio —respondió a lo que Senku solo permaneció viendolo con confusión—. Ahora que la modernidad está llegando a la era de piedra, los medios de entretenimiento también lo harán, como el internet, la televisión y la radio. Todos estaremos conectados.

—El entretenimiento de nuestro tiempo se echa de menos.

—Sí. Dime, ¿solías escuchar la radio, Senku-chan?

—De niño, por Byakuya. Taiju a veces solía poner una estación de música cuando me ayudaba con un proyecto, pero en lo personal me la pasaba escuchando podcasts científicos, de videojuegos y eso. A ti ni te debo preguntar.

Podrías hacerlo de cortesía —respondió con una sonrisa—. Solían invitarme a varios programas para entrevistarme, los de la radio eran divertidos, podía manipular a la gente sin necesidad de verlos y eso era interesante.

—Lo siento por todas las personas que estafaste.

—Voy a fingir que no escuché eso —suspiró—. En algún punto quise hacer mi propio programa de podcast, después de publicar mi libro ese fue el objetivo que empecé a perseguir, pero nos convertimos en piedra.

—Igual puedes perseguir esa meta una vez que todo se restaure.

—¿Y escucharías mi programa?

—Solo si hablas de algún tema científico.

—Podría hablar sobre ti.

—¿Por qué harías eso? —Preguntó frunciendo el entrecejo.

El mundo debería saber la historia de la persona que los salvó. Cuando todo se restaure, te harán entrevistas en la radio, en la televisión y en varias revistas, pero yo podría contar tu historia desde el principio, como una biografía: “Dr. Stone, el científico que despertó”, ¿el nombre te gusta?

—Suena a película de ficción.

—Entonces se queda, haré un podcast sobre ti o quizá pueda hacer un libro.

—Haz lo que quieras.

—Si saco el libro, ¿lo leerás?

—Tal vez —respondió para fijar nuevamente su vista en el cielo—. ¿Eso es...?

—Una estrella fugaz —respondió Gen con una expresión de sorpresa en su voz—, rápido, pide un deseo.

—No creo en esas cosas.

—Al menos podrías hacer una excepción esta vez, ¿no crees? —Llevó el dedo índice de su mano izquierda a la comisura de sus labios—. Si mis cálculos no fallan, oficialmente ya es cuatro de enero.

—No se te escapa nada —respondió esbozando una pequeña sonrisa—. Está bien, deseo... tener más mano de obra en la aldea.

—Eso es demasiado perverso.

—Es algo que en verdad quiero.

—Sí, pero por esta ocasión trata de pensar en algo más que esclavizar a las personas —se colocó detrás de Senku y colocó sus dos manos sobre los hombros ajenos—. El deseo debe venir desde lo más profundo de tu corazón.

—¿Eso qué significa?

—Que debes cerrar los ojos y pensar en aquello que tu ser anhela con ansias tener y que te haría la persona más feliz del mundo. Vamos, cierra los ojos.

Senku soltó un suspiro antes de obedecer al mentalista y dejarse guiar por sus palabras para encontrar aquello que su alma anhelaba con intensidad como para pedirlo en un deseo a la estrella fugaz. Muchas cosas pasaron por su mente y por un momento creyó haber sido influenciado por Ryusui al darse cuenta de que deseaba varias cosas, pero decidió concentrarse, debía haber algo que quisiese tanto como para hacerle decir “lo deseo en verdad.”

—Pide un deseo.

Susurró Gen en su oído y aquello que el corazón de Senku tanto anhelaba se hizo presente para el científico en una imagen mental. Una pequeña brisa helada recorrió el observatorio mientras los dos chicos permanecían en silencio al tiempo que el deseo de Senku se cumplía; no dijeron nada en ese momento, tan solo permanecieron viéndose a los ojos por unos segundos hasta que Gen esbozó tímidamente una sonrisa que solo al científico le pudo dedicar.

Feliz cumpleaños, Senku-chan~.

.

Abrió los ojos y una sonrisa nostálgica se dibujó en su rostro al tiempo que veía la rebanada de pastel que sujetaba con sus manos. Respiró profundamente y levantó la vista hacia el rostro petrificado de Gen para segundos después volver a mirar la torta que Francois le horneó.

—Lo deseo en verdad —susurró antes de probar un poco de pastel.

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