Dos palabras | Capítulo 07. Confesión.
—¿A dónde crees que vas? —Tomó al joven del brazo para evitar que abriera la puerta del departamento.
—A la biblioteca, me avisaron que ya está disponible el libro que necesito para mi tesis —se acomodó los tirantes de su mochila sobre su brazo derecho—. Creí que tú igual saldrías para seguir con tus experimentos en el laboratorio.
—Y lo haré, pero dentro de un par de horas, mi asesor me dijo que quería hablar conmigo sobre las correcciones que realicé.
—No olvides tu llave cuando salgas.
—Espera —volvió a detenerlo del brazo—, tú y yo tenemos qué hablar.
—¿Sobre qué?
—Tú sabes muy bien a lo que me refiero. En la fiesta de Halloween me dijiste que tus sentimientos...
—Hange, se me hace tarde, avisé a la biblioteca que no tardaría en llegar.
—No evadas el tema, Berner.
—No me hables por mi apellido, suena muy cruel.
—Entonces hazme caso —pidió sacudiendo el brazo del contrario—. Solo quiero saber a qué te estabas refiriendo, es decir, ¿acaso tú...?
—Nos vemos más tarde —se despidió rápidamente para abrir la puerta y salir corriendo del departamento.
Hange se quedó sorprendida ante la reacción precipitada de su compañero.
—¿Debería tomar eso como una respuesta? —Le preguntó a sus dos gatitos que la miraban con curiosidad.
—¡Eres un idiota! —Reclamó Levi en voz alta, siendo callado por la bibliotecaria—, esa era la oportunidad perfecta para que le hablaras con la verdad.
—Entré en pánico —respondió para dejar caer la cabeza sobre la mesa donde estaban—, no debí dejarla esperando una respuesta.
—Ella ya sabe lo que sientes, solo está esperando a que tú tomes el valor para confirmarlo —Erwin colocó su mano sobre la espalda de Moblit—, ya deja de pensarlo tanto, ambos se corresponden, solo debes decirle esas dos palabras que haz prolongado por mucho tiempo.
—Lo sé y quiero hacerlo pero...
—¿Ahora cuál es tu excusa? —Preguntó Levi, tratando de contener su ira para no volver a gritar en la biblioteca.
—No es excusa, estoy planeando cómo hacerlo y ya tengo la fecha en la que por fin me voy a declarar.
—¿Cuándo planeas hacerlo?
—En diciembre, para la graduación, ese será el día en el que le pediré que sea mi novia.
—Oh por Dios —exclamaron los dos chicos al mismo tiempo.
—¿Estás seguro? —Preguntó Erwin.
—Sí, lo he venido pensando desde nuestra cita y creo que el momento más adecuado es ese día. Será especial para ambos y ya no tendremos la presión de la tesis para entonces; quiero invitarla al baile y declararme esa noche, esta vez sin rodeos, le diré esas dos palabras que me ha costado expresar.
Noviembre fue el mes más estresante para todos, si bien ya habían presentado los exámenes finales, les restaba terminar sus trabajos de titulación que presentarían en la última semana del mes ya que a inicios de diciembre sería la ceremonia de graduación para los estudiantes. Decir que estaban nerviosos se queda corto, tenían varios sentimientos encontrados por el hecho de al fin terminar la universidad tras algunos años de sacrificios, mal sueño y una que otra lágrima derramada, sin embargo todos dieron lo mejor de sí para defender sus trabajos de titulación para alcanzar la gran meta por la que tanto habían luchado.
—¿Y bien? —Preguntó Moblit al ver salir a Hange del auditorio.
—¡Me aprobaron! —Respondió para abrazar al contrario— Me gradué, ¡aceptaron mi tesis!
Moblit abrazó a Hange con fuerza para alzarla y dar un par de vueltas con ella, celebrando el gran logro de la chica. Minutos antes de que entrara a defender su tesis, Moblit presentó el suyo y de igual forma salió aprobatorio, así que en ese momento los dos oficialmente habían terminando la universidad.
—Sawney y Bean estarán muy orgullosos de ti.
—De ambos, tú igual lo lograste, Moblit.
—Ahora solo queda la graduación.
—No, gracias, me quedaré en casa a ver una película.
—Olvídalo, tienes que ir al baile.
—¿Por qué? Todos irán en pareja, será muy incómodo ir sola.
—¿Quién dice que estarás sola? —Preguntó el chico para sacar de su mochila una rosa de papel— No es lo más romántico pero —le entendió la flor—, ¿quisieras ir al baile conmigo?
Hange miró con sorpresa al contrario sin poder creer que la haya invitado a la graduación, estaba tan impactada que ni siquiera podía moverse, aunque en el interior estaba dando brincos de alegría por aquella propuesta. Como pudo, tomó torpemente la flor de papel y se limitó a solamente asentir con la cabeza mientras ocultaba la mirada en aquella flor para disimular el vibrante color rojizo que su rostro había adquirido.
Al contarle a sus amigas, no lo pensaron dos veces para ayudarla a buscar un vestido para la fiesta y lo mismo ocurrió con Moblit al contarle a los chicos sobre lo que había hecho. La graduación se llevaría a cabo el siete de diciembre y en un abrir y cerrar de ojos la fecha tan esperada había llegado; el acuerdo fue que Hange estaría en casa de Nanaba dónde todas las chicas se arreglarían para la fiesta y verían a sus parejas de baile en el jardín donde se llevaría a cabo el evento. Siendo las ocho de la noche, todos llegaron al lugar señalado, incluyendo Levi que había sido llevado a rastras por Erwin debido a que no quería asistir y solo aceptó acompañarlo para poder presenciar cómo su tan aclamado shipp por fin se haría canon.
—Moblit —llamó la joven haciendo que el mencionado, que se encontraba esperándola en el kiosco del jardín, se diera la media vuelta para verla.
Hange llevaba todo el cabello recogido con un par de mechones sueltos a los costados de su rostro y portaba un vestido largo color morado cuyos tirantes formaban un escote en v sobre su pecho, dejando su espalda al descubierto, además de que la tela del vestido era de un color brillante como si tuviera brillantina y piedrería en él. En cuanto a Moblit, vestía con un traje de color negro con una corbata de un tono más fuerte al color del vestido de Hange, además de que en el bolsillo delantero de su saco había colocado unas florecitas moradas que combinaban a la perfección con su traje y el de la joven.
—Te ves hermosa.
—Y tú te ves muy atractivo.
Moblit se acercó a la mujer, sosteniendo una cajita transparente que adentro tenía un ramillete de color blanco y algunos detalles en lila.
—Espero que te guste —le extendió la caja.
—Me encanta —sonrió—, ¿me lo puedes poner?
El joven sacó el ramillete de aquella cajita y con mucho cuidado se lo colocó a Hange en la muñeca izquierda.
—De verdad está pasando —mencionó Levi emocionado mientras permanecía escondido a una distancia prudente de la pareja.
—¿Estás a punto de llorar? —Preguntó Nanaba en voz baja.
—No, pero si lo hago a ustedes no les importa. He estado esperando este momento por muchos años, ya era hora de que moburrito y la cuatro ojos dieran este paso.
Mientras todos sus amigos permanecían escondidos para poder presenciar la declaración de amor de la pareja, Moblit y Hange trataban de aguantar la risa ya que se habían dado cuenta de que estaban siendo vigilados por ellos.
—Hay algo que quiero... —dijeron al mismo tiempo para soltar una risa nerviosa por la coincidencia.
—Tú primero.
—No, adelante, te escucho —pidió la joven con una sonrisa.
—Te debo una respuesta desde hace un mes.
—¿Esta vez no evadirás el tema? —Preguntó alzando una ceja.
—No evadiré nada —recargó los brazos sobre el barandal del kiosco—. La luna es hermosa, ¿no crees?
—¿Hay luna llena? —Preguntó para acercarse al barandal y mirar hacia arriba—. Espera, ¿qué fue lo que dijiste? —Interrogó sorprendida al darse cuenta del verdadero mensaje que había en las palabras de Moblit.
—Creí que podría decírtelo directamente, pero al parecer me sigo poniendo nervioso para hacerlo.
—Yo... creí que solo a mí me pasaba —Moblit la miró sorprendido—, no eres el único que trató de hablar en todo este tiempo.
—Creí que el día de la cita solo fue suerte.
—Quería decirte pero, creí que el beso fue muy claro.
—¿Tan malos somos para las señales?
—Eso parece —respondió la joven para fijar nuevamente su vista en la luna—. Hay dos palabras que muero de ganas por decirte y que igual espero poder escuchar de ti.
—Tengo intención de decírtelas y de igual forma quisiera escucharlas de ti.
Ambos se vieron a los ojos y se dedicaron una sonrisa antes de hablar.
—Me gustas —dijeron al mismo tiempo para ruborizarse con la declaración del contrario.
No fue necesario decirse algo más, tan solo se abrazaron sintiendo que una gran peso de encima se les había quitado y que una inmensa felicidad los envolvía al confirmar que sus sentimientos habían sido correspondidos.
—Hay dos palabras más que quiero decirte —comentó Moblit para alejarse un poco del abrazo y ver a Hange a los ojos—. Te amo.
—¡Sí! —Exclamó Levi con tal euforia que terminó por exponerse a él y a sus amigos que miraban escondidos la escena—. Finjan que no estamos aquí y sigan en lo suyo —dijo haciendo reír a la pareja.
—Moblit —llamó la joven—, te amo.
Ambos se dedicaron una sonrisa antes de acercar sus rostros para unirse en un beso que sellaría aquella declaración de amor que habían hecho. Después de mucho tiempo, por fin habían tomado el valor suficiente para dejar salir sus sentimientos y pronunciar las dos palabras que desde el fondo de sus corazones ansiaban decir.
💖 Fin.

